Carta 4: Honestidad

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Aquí una nueva carta, mama. Aunque en este momento, comienzo a dudar ¿Si realmente es una buena idea, seguir enviándote cartas? Aun no he obtenido, correspondencia de tu parte. En respuesta a, alguna de mis cartas anteriores. Lo que es verdaderamente preocupante. Y me pone a pensar. Que tal vez, no estas recibiendo mi correspondencia. Creo que hablare con la Dra. Lilith, esta vez. Y le pediré que envié esta carta, desde un centro postal. Imagino que será mucho mas efectivo, que enviarlo a través del buzón del internado. Tal vez de esta manera. Quizá logré obtener una respuesta, antes de que envié la siguiente carta.

Pues bien. Te pondré al tanto, de lo que ocurrido durante los últimos días. Para comenzar. Esta semana, tuve mi cuarta sesión de terapia con la Dra. Lilith. Sin embargo. En su opinión personal. No logramos, grandes avances. Al parecer. Mi mente, sigue resistiéndose al psicoanálisis. Por lo que la doctora consideró, cambiar la estrategia. A un enfoco, más agresivo. Por lo que, a partir de la siguiente sesión. Trabajaremos, en terapia de regresiones. Algo, para lo que no se si estoy preparaba. No obstante. La doctora afirmo, que no sería un procedimiento peligroso. Ya que había realizado, docenas de regresiones antes. Y estaba, completamente segura. Que dicha terapia, seria bastante beneficiosa para mí. Sin mencionar, que nos permitirá descubrir. La verdadera raíz de mis problemas.

Además de informarme, sobre la terapia de regresión. La doctora inspecciono mi condición, con el nuevo medicamento. Algo que agradecí. Ya que sentía, que no estaba funcionando. Al menos, no como los anteriores. Si bien. Ya no sentía el dolor, que oprimía constantemente mi pecho. Este me mantenía en un estado constante de desaliento, y melancolía. Algo que la doctora, tomo en consideración. Antes de cambiarme nuevamente, el medicamento. Esta vez por algo, ligeramente más potente. No obstante. Me advirtió. Que, darme esa nueva prescripción. Conllevaba, algunos requisitos especiales. Primero, ella tendría que informar al internado sobre ello. Y segundo, debía informar a mi compañera de habitación; tanta mi condición, como el medicamento que estaba tomando. Esto último, con la finalidad. De que mi compañera de habitación, no entrara en pánico. Si llegaba a sufrir algún efecto secundario, por los medicamentos.

Francamente. Hubiera preferido, no tener que hablar de mi condición con Amity. Sin embargo, la doctora fue clara. No iba a entregarme, las nuevas pastillas. Hasta que Amity, fuera a verla. Y le informar, que estaba al tanto de mi situación. Lo que me dejaba, con pocas opciones. Al final, no me quedo de otra. Mas que hablar cara a cara, con ella. Ni siquiera, puedo imaginar. Lo que ella pensó, de mí. Cuando le revele, mis problemas de depresión. Y mucho menos, la impresión que tubo. Cuando le solicite, que fuera a ver a la Dra. Lilith. Para que pudiera entregarme, mis nuevos medicamentos. Debe pensar, que soy una adicta o, algo parecido ¡Dios, porque las cosas terminaron así!

Al final. Amity, no dijo mucho. Solo asintió ante mis palabras, y guardo silencio; un incómodo silencio. Para luego poner, un extraño rostro de confusión. Escapando de la habitación, cual conejo asustado. He de imaginar. Que no se lo tomo, para nada bien. Pese a esto. Mas tarde la Dra. Lilith, me llamo. Entregándome, el nuevo medicamento. Al parecer Amity, fue a verla. Pero ninguna de las dos, ha hablado del tema. 

 

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Cartas de Luz a Casa • LumityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora