Mi "sobrina" favorita

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POV (Tn)

La limosina se detuvo y me dejó delante de un castillo de aspecto contemporánea pero se veía a leguas que estaba muy bien cuidado.

-Este es el castillo donde te quedarás, (Tn). -dijo el hombre de blancos cabellos e iris ambarinos.- Te iba a proponer que te quedases en mi casa pero conociendo a mis hijos hay grandes probabilidades de que no salgas ilesa de allí.

-No hay problema, Heinz. -Voltea hacia el castillo.- No estoy en condiciones de quejarme. Aunque me dejases en una pocilga, el cual dudo que fuese tu primera opción, estaría mejor que el infierno de donde me sacaste.

El hombre sonrió y tomándola de la mano con gentileza la llevó hasta la puerta y se quedó quieto como una estaca. Ni siquiera tocó la puerta pero en unos minutos se abrió, dejando ver a mayordomo vestido de negro con una pajarita verde pantano. Nuevamente y sin decir media palabra el hombre se apartó de la puerta para que nos adentrásemos al salón principal.

-Toma asiento, (Tn). Prefiero quedarme de pie.

Asentí obedeciendo su sugerencia, acomodando la extensa cola de mi vestido rojo y en cuanto iba a preguntar por quién iba a ser mi responsable ahí estaba: era un hombre con casi la misma altura con ojos rojizos y un cabello verde largo que se escurría por dentro de su vestimenta totammente negra.

-No has envejecido nada, Ritcher.

¿Ritcher? ¿Ese era su nombre?

-¿Qué sucedió...? -su voz fue achicándose cuando sus ojos se posaron en mí. Estoy segura que miró más de una vez mi escote...Y no lo culpaba.- ¿Quién es ella?

-Es una chica que rescaté cerca de la residencia de los Tsukinamis y a cambio de que me respondiese unas cuantas preguntas la volví mi protegida.

-Ya veo... ¿Y vas a dejármela como si fuese su tío? Perdona la referencia pero creo que con los sobrinos que tengo me es suficiente.

-Pues conociendo a tus sobrinos ellos seguro se meterán con ella y no quiero que beban ni una sóla gota de su sangre. ¿Vas a dejarla a su suerte?

Se detuvo a pensarlo por un buen tiempo y suspiró. La respuesta era obvia.

-¿No tengo alternativa, verdad?

Si no fuese porque en este tipo de situaciones prefería quedarme lo más callada y quieta posible me hubiese ido, pero sabía que no me lo iban a permitir. Karl se quedó bastante callado y su rostro no daba indicios de respuesta.

-Bueno, supongo que debo hacerlo. -dijo rascando su nuca.- Dejala en mis manos. La cuidaré lo mejor que pueda.

Por un instante nos miramos y por alguna razón le sonreí, sonrisa que me devolvió al instante.

-Bueno, te dejo con mi hermano. Si ocurre algo dile que me llame.

-De acuerdo.

Acarició mi cabeza en forma de despedida y se fue, dejándonos solos. Por los primeros cinco minutos fue un silencio incómodo hasta que habló.

-No hay mucho que pueda contarte pues mi hermano lo dijo todo.

Me quedé helada cuando se acercó a mí, se arrodilló y besó el torso de mi mano izquierda con gentileza.

-Espero que nuestra convivencia mutua sea lo más amena posible, (Tn).

Me puse un poco nerviosa con eso y mi barriga comenzó a engendrar mariposas.

-Yo también lo espero Ritcher.

Once meses después...

Ritcher y yo nos llevábamos bastante bien: nunca faltaba a una cena conmigo en el comedor principal, pasábamos tiempo juntos y a veces tocaba el piano para él. Con el tiempo ví que no era la persona que me había descrito Karl e incluso logré sentir un poco de...atracción íntima. Todo estaba bien, hasta que...

   Oneѕнoтѕ Dιaвolιĸ Loverѕ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora