No pierdas la cuenta

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POV (tn)

Tensión.Nervios. Eran las palabras exactas para describir mi situación actual. Estaba sentada en frente de mi pareja Ruki Mukami, el cual tenía un semblante de pocas entendederas: seño fruncido, labios apretados y ojos enfadados.

¿Qué acción debí cometer para que me mirase con tales ojos?

Pues si dijera que simplemente desacaté una de sus indecentes órdenes como dejar mis bragas en su pupitre estaría mintiendo. Lo hice tal y como me pidió, si no fuese porque la coloqué en el asiento equivocado debido a que se lo habían cambiado. Ver que otro mozo se burlaba de mi ropa interior girándola en su dedo corazón a lo lejos era más que suficiente para saber que su chica cometió un error.

-¿Sabes lo que recibirás ahora, no?

-Pero si no fue mi culpa, no lo sabía.

-Dejé mi libro incluso para que estuvieses al tanto, pero no sé que esperaba de un ganado. Eres verdaderamente tonta.

Su vista estaba fija al suelo porque ya tenía suficiente con pensar en los azotes cuando llegásemos a la mansión. ¿Justo teníamos que reunirnos antes de la salida?

-V-Vale. Fui mala.

-¿Y qué se le hace a quienes son malos?

-Se les castiga sin remordimiento. -Tragué saliva, podía sentir claramente las gotas de sudor correr por mi mentón.- ¿Me castigarás aquí?

Por toda respuesta, me tomó del brazo y prácticamente arrastrándome me llevó con brusquedad al antiguo salón de clásicos, donde cerró con seguro y me empujó hacia la puerta, acorralándome con ambos brazos. Nos miramos fijamente por unos segundos hasta que decidió actuar: con su mano izquierda tomó mi barbilla y se acercaba lentamente a mis labios. Involuntariamente mordí mi labio inferior, a lo cual tomó como una insinuación. Insinuación a la cual respondería.

-Abre la boca y no intentes besarme o será más doloroso para tí. Sólo respira y espera a que yo los tome -me ordenó mientras acariciaba con su pulgar mis labios, asintiendo sin dejar de mirarle.

Obedecí, expandiendo mis labios. A medida que se aproximaba, mi respiración se templaba y mis ojos irradiaban súplica. Creció más cuando estuvo a menos de un centímetro de mis labios sin besarme, sin contacto con nuestras lenguas y sin ninguna caricia. Sólo roces que no llevaban a más. Al menos eso pensaba...
No pasaron ni cinco minutos y estábamos mordiéndonos mutuamente, acariciando sobre las telas y forzando a tomar más de la boca ajena. Los roces de lenguas parecían no acabarse ni satisfacer el deseo de ambos, pues ya me había cortado las comisuras de mis labios por la rudeza de sus mordiscos, asegurándose de beber las gotitas que saliesen. Luego, tomándome de la cintura, me atrajo hacia un mueble que él se encargó de traer antes de buscarme.

-Siéntate aquí, preciosa. Me aseguraré de castigarte. -dijo dando unas cuantas palmadas en sus muslos- Y recuerda las reglas....

-"No pierdas la cuenta".

-Exacto.

Con temor a lo que me haría, me recosté en sus muslos dejando mi trasero lo más cerca de él que pudiese. Me aparté la falda y vi de reojo si complacencia: al menos no tenía nada y el hecho de que mis contramuslos estuviesen mojados por la falta de prendas le encendió un tanto.

-Ahora dime, ¿Cuántos azotes mereces por cederle tu ropa interior a alguien que no soy yo?

Mi voz tiritaba y estoy segura de que él sentía mi temblor. No tenía miedo, al contrario. Era como una especie de preparación para los golpes. Ruki era consiente de eso y me daba un poco más de calma, pues me había preguntado acerca de ello.

   Oneѕнoтѕ Dιaвolιĸ Loverѕ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora