Visita familiar (Incesto)

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POV (Tn)

-¡Hija, tus tíos llegaron! ¡Baja a saludarlos!

-¡Ya voy!

Bajé las escaleras corriendo casi al borde de tropezarme y me abalanzé corriendo a los brazos de mis tíos.

-¡Vaya, no sabía que (Tn) tenía tantas ganas de vernos!

-¿De qué hablas, tía? Yo siempre quiero verlos.

Siendo sincera estaba mintiendo. Sí los quería pero el motivo de mi alegría era mi primo Ayato, el cual se llevó un abrazo enterito para él sólo.

-No pongas esa cara. A tí también te extrañé.

Frunció el seño de forma infantil y chasqueó la lengua, gesto muy característico de él.

-Me da igual. No es como si de todas formas me muriese por ver tu cara infantil.

-Sí sí... lo que digas.

Estuvimos un rato conversando en la sala y luego mi madre y yo les ayudamos a subir las maletas al segundo piso. Vivían en otra ciudad muy lejos de aquí y a veces dudaba si traían ropa para el fin de semana o para todo un mes. ¿Acaso se pensaban que no teníamos ni acondiciondor?

Ah, verdad. Es que yo me gastaba la mitad entre lavado y lavado.

Bueno, ayudar a desempacar a nuestros tíos nos tomó tanto tiempo que ya era la hora de cenar. Como mi mamá no tenía nada preparado me dejaron la tarea de desempacar junto a mi primo mientras ellos cocinaban. Cuando ya llegamos a su cuarto él lanzó su mochila hacia la cama y antes de que pudiera cerrar la puerta me arrinconó con la misma empujádome para cerrarla con mi espalda.

-Entonces tengo cara infantil.

-Cállate, ¿quieres?

Besó mis labios con rudeza, apenas podía reaccionar a los movimientos de su lengua en mi paladar y cuando lo hice tomé posesión de su nuca moviéndome al ritmo de nuestro beso. No había venido hace dos semanas por cuestiones de trabajo de sus padres y simples videollamadas no iban a calmarlo. Además estaba lejos de su radar. ¿Qué pasaba si su primita era agredida por un don nadie? Pensarlo hacía que se le revolvieran las tripas.

Seguimos así por un rato más hasta que me atrajo hasta la cama.

Sabía que estaba necesitado, pero...

-No me darás descanso, ¿no?

No respondió, sólo siguió besándome pasando sus manos por toda mi espalda, descenciendo hasta mi cadera. Gemí en sus labios cuando tomó mi trasero sin piedad, apretujádolo con ganas de marcarlo. Besó mi cuello repetidas veces y antes de poder bajar más la voz de mi madre me trajo a la realidad.

-¡(Tn), la cena está lista! ¡Bajen antes de que se te enfríe!

Nunca creí que la comida podría traerme tal desventura.

-Maldita sea...

-Justo en la mejor parte. -me levanté de él con cara de decepción.- Tendremos que dejarlo para después.

-No no no, no lo entiendes, tonta. No puedo salir de este cuarto, no ahora.

Creí entender a lo que se refería, pero una miradita a sus pantalones firmó con cuña y letra que no podía bajar.

-Mierda...

-Diles que me estoy duchando. Tal vez así tenga tiempo.

-No creo que sea sufi-

-¡Vamos!

-Vale. Suerte~.

Bajé a comer enseguida porque ciertamente tenía hambre. Cuando preguntaron por mi primo les dije que se estaba dando una ducha y que me dijo que le iba a ayudar a desempacar más tarde.

   Oneѕнoтѕ Dιaвolιĸ Loverѕ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora