Oneѕнoтѕ Dιaвolιĸ Loverѕ

Regalo sorpresa

POV (Tn)

Lunes, 22 de marzo. Normalmente estaría quejándome de que el día lunes existiera mientras trago toda una sesión de clases horrible, pero gracias a Dios y a todos sus santos no fue el caso, no mientras fuera el cumpleaños de uno de mis compañeros de clase, Ayato.
Fue una fiesta tan grande que alquilaron todo el lobby de un hotel de renombre como salón y a algunos invitados especiales entre los que se encontraban los seis hermanos Sakamaki y la "perrita" de Laito, Dayana tuvieron acceso a sus propias habitaciones . Me encontraba conversando con los últimos nombrados sobre el regalo que quería darle a Ayato. Si me preguntaras ahora, diría que era un obsequio bastante peculiar.

-Nfu~ (Tn)-chan, tienes bastante valor como para hacerle eso a mi hermanito.

-No creo tenerlo tampoco, pero quiero intentarlo. Tampoco es que pierda mucho.

-Pero en serio, sempai. -Dayana estaba curiosa del por qué de esa acción tan descabellada.- ¿Crees lograrlo si apenas se conocen?

-Precisamente por eso es que mi regalo tiene posibilidades de ser del agrado de Ayato por no decir que le encantará.

-Tengo mucha curiosidad, (Tn). ¿De qué se trata?

-Eso sólo lo deberá conocer el cumpleañero.

Aunque ella estaba decidida a permanecer en suspenso sabía perfectamente que Ayato estaría encantado de aceptarlo.

ਊFlashbackਊ

Mi estatura me permitió entrar a base de mentiras al bar. De inmediato el olor a perfume barato y a alcohol cosquilleó mi nariz para no poder deshacerme de él. Fui directamente a la barra y pedí un daiquiri de cereza. Mientras lo esperaba eché un vistazo a mi alrededor. Era la primera vez que iba a un lugar de estos y más con 16 años. Al menos evitaría cualquier reconocimiento indeseado debido a mi peluca roja.
Jugaba con mi copa moviéndola de un lado a otro atontada hasta que un indeseable se me acercó. Mierda.

-Hola, guapa. ¿Estás sola?

-Eh...yo....

-Si quieres, te puedo hacer compañía. -su brazo procuró rodear mi asiento. Como era de esperarse, la empujé con desprecio.- Conque eres ruda, ¿eh? Así me gustan...

Estaba a punto de propiciarle un buem puñetazo en la cara, pero un muchacho de unos años mayor que yo se interpuso entre nosotros para mi fortuna.

-Lamentablemente no podrá gustarte, viejo. Ella está conmigo.

Lo reconocí al instante por sus cabellos rojizos. Era Ayato, uno de los trillizos de mi escuela.

-¿Tú? ¿Quién eres, mierdita pelirroja?

-Alguien con quien no te convendría meterte a menos que lleves el apellido Sakamaki.

No entendí muy bien porque no lo conocía de nada, pero el acosador palideció y se alejó en un parpadeo.

-¿Se sobrepasó contigo?

-No...no llegó a hacerlo. Llegaste a tiempo.

-Lo sé. Te estuve vigilando desde allá. -apuntó hacia una esquina del bar.- Nunca te había visto por aquí.

Perfecto, él también me vigiló. Parece que las estadísticas de mi suerte apuntaban hacia abajo.

-Y bien, ya que te he salvado de ese sujeto... -se sentó a mi lado, pidiendo un tequila sunrise.- ¿Puedo hacerte compañía?

No tenía nada que perder y no parecía querer malas intenciones conmigo. Nos pasamos la noche entre risas y conversaciones que llevaban a historias graciosas. Incluso perdimos la noción del tiempo y nos fuimos juntos cuando lo cerraron.