Mi primer orgasmo

Jack, ¿Dónde estás?

Mi pies dolían y mi mente no dejaba de reproducir aquella escena del cajón con mi nombre.

Mi cuerpo cayó sobre la cama cansado mientras mis ojos observaban aquella nota que no tenía una hora a la que debía asistir, luego pensé en algo.

Jack no había mencionado nada sobre mañana, eso era extraño.

Agarre mi celular y le escribí un mensaje de texto.

“ALICE: ¿Tienes planes para mañana?”

Pasaron solo unos segundos cuando el celular vibró.

“Jack: Mañana nuestro curso tiene una excursión de anatomía, pero podemos vernos en la noche. Paso por ti a las 7:39 y comemos algo”.

Sonreí por su mensaje, pero caí en cuenta que el no había sido la persona que me había citado, eso significaba que quien me había citado había sido Henry.

Mi estómago tuvo una sensación extraña.

Coloque mi mano en mi vientre y sentí como mi bebé se movía, dándome patadas suaves que lograron que mis ojos se humedecieran.

Tal vez esto no era tan malo como creía.

Marque el número de Jack quien al contarle pude sentir su voz entrecortada, mientras decía lo feliz que se sentía.

Mis padres aún no sabían. Temía de su reacción y de que quisieran hacer cualquier cosa por hacerme ver las cosas a su manera, o de la forma que es realista.

No sabía a que hora debía ir a la fuente de los deseos, pero pensé en algo. Tal vez si voy en la mañana el no sabrá que voy a esa hora y podre decir que nunca asistió, aunque era el diablo, aquel hombre lo sabía todo y tenía el presentimiento de que estaba al tanto de cada uno de mis movimientos.

  La alarma sonó tan fuerte que sentí que mis tímpanos explotarían, provocando que mi cuerpo se exaltara.

Eran las 6 am.

Me cambie colocandome solo un sweater muy, pero muy holgado y unos vaqueros con unos tenis, deje mi cabello suelto y así mismo me fui directo a la fuente de los deseos.

Tuve que ir en bus.

El Lugar estaba en una completa soledad, la brisa estaba tan fuerte que lograba mover mis cabellos a un lado y al otro, el mar estaba enojado, el sonido de las olas retumbaban en todo el lugar, el olor a la arena húmeda entraba por mi nariz.

Amaba ese olor.

Mis ojos se abrieron cuando lo ví de espalda, estaba recostado en la gran fuente, observando detenidamente el mar.

Esta vez no lucia con elegancia, esta vez había frescura en sus aura, esta vez llevaba una chaqueta marrón, de aquellas que usamos en Navidad para el frío, tenía unos vaqueros y unos zapatos deportivo, y sus cabellos............. bueno, sus cabellos siempre estaban bien peinados.

Era muy atractivo joder!!!.

Me acerqué lentamente, colocandome al lado de el, sentándome en el borde de la fuente, escuchando su respiración, siguiendo su mirada.

—Aquí estoy—Le dije con timidez

—Lo sé. Te ví cuando te ibas a bajar del bus, pero te caíste—Dijo posando una sonrisa en sus labios.

Joder!!!! Este hombre era arte.

No, no puedes pensar eso, es tu suegro

Alice, bueno, un suegro que te desea.