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No sabía lo que pasaba entre Amber y yo exactamente, pero me gustaba tanto todo lo que imploraba en mi.
   
Mordió su labio inferior, sabía lo que quería, y si, se lo iba a dar.

Me tire hacía el piso, y comencé a tocar con la yema de mis dedos sus pies, subiendo por sus rodillas hasta llegar a sus muslos, los apreté fuertemente y ella suspiraba con tanto deseo.

Alzó mi rostro y nos envolvió en un beso.

Mis manos entraron por su bata y comencé a bajar sus panties. Ella se erizo y solo decía mi nombre una y otra, y otra vez, tratando de decir que debíamos parar.

Acerque sus caderas más hacía mi rostro y comencé a tocar su clitoris con mi dedo, estaba tan mojada.
Acerque mi lengua y empecé a jugar en su vagina, tan mojada mientras ella se movía y gemía. Dando circulos dentro de ella, como si yo fuera un pincel y pintaba en ella una hermosa obra de arte.

  Acercó más mi cabeza hacía ella, no quería que parará. Quité su bata y comencé a besar todo su cuerpo desnudo, hasta llegar a su cuello, ella apresuró sus manos para quitar mi vestido y luego mis panties. Me tire hacía la alfombra y ella se subió encima de mi besándome, haciendo movimientos sublimes.

   Al girar ví su rostro, lo ví.

El estaba detrás de ella y se acercaba cada vez más, sus ojos parecían representar la furia, y fue ahí cuando ví que sus manos negras se acercaban hacía el cuello de Amber.

  Ella se tocaba el cuello y trataba de decir que no podía respirar, el la estaba ahorcando. La aparte rápido y aquella sombra comenzó a alejarse de nosotras. Ella me miró confundida, se levantó, se colocó su bata y entró a su habitación con lágrimas en sus ojos.

 ¿Por qué querría hacerle daño a ella?.

Deje mi vestido en el piso y me dirigí a mi habitación desnuda. Esta noche no tenía intenciones de intentar llegar a tener un orgasmo, aunque después de aquellos besos con Jack y aquella escena con Amber me han dejado como un horno encendido.

 Al abrir la puerta lo encontré a el.

Estaba de pie junto a mi escritorio de escribir, sus ojos bajan y suben por mi cuerpo, visualizando todo. Era sexy su forma de mirarme, aunque tal vez cualquiera pensaría que tengo problemas mentales.

Probablemente si los tengo.

—¿Tienes nombre?
—Uno que jamás conocerás si quiero—Me dijo y me pidió que me acercara. No se porque, pero obedecí.

Al estar enfrente de él y mirar sus ojos que tenían un brillo que se me hacía un poco familiar, no sabía que pensar, o tal vez todo era producto de mi imaginación.

Subió su mano tocando mi hombro y luego bajo a mis pechos, apretandolos, aquello provocó que me excitara un poco.

Colocó su mano en mi cabeza para que me arrodillara.

¿Esta cosa querría asesinarme?.

Paso su mano por mis ojos y todo comenzó a verse borroso, sentía que me empezaba a marear.  
 
      Al abrir mis ojos me encontré en mi cama, con pijama. Lo último que recordaba era verme arrodillada ante aquella entidad desconocida con deseos sexuales tal vez traumatizados, en busca de una joven con ansias de conocer un “Orgasmo".

 Por otra parte también recuerdo lo sucedido con Amber y con Jack.
 
Jack y yo éramos amigos desde hace 1 mes y medio, pero siempre ha sido muy raro, tiene una vibra que no le figura del todo, es algo raro, como un ambiente pesado, pero que a la vez también me encanta.

—¿Cómo estás?—Le pregunté a Amber mientras posaba un beso en su mejilla.
—Bien, solo un poco confundida por lo de ayer, todo fue tan extraño.

Me sonrió.

—Solo estabas ebria. Yo sentí la noche de maravilla
—¿Cómo no? Si besaste a el guapo de Jacky—Me dijo haciendo un guiñó.
—Pues tienes razón, con el siento algo extraño, pero tan excitante, como aquello que comes y quieres más y más y más—Ella no paraba de sonreír.

Esto era lo bueno de nuestra amistad. A pesar que entre nosotras algunas veces pasara algo, nuestra amistad estaba por encima de cualquier deseo o necesidad sexual.

—Voy tarde a clases—Le dije y ella sujeto mi brazo girandome hacía ella.

Sujeto mi cintura y me dio un beso en los labios, un beso suave.
Nuestra amistad era rara lo sé, pero me gustaba.
 
   Tenía muchas dudas sobre la entidad que aparece en mi cuarto y la que quizo asesinar a mi amiga. Ayer podía ser un intento, pero hoy podría ser un hecho. Debía investigar o averiguar qué era exactamente esa cosa que es jodidamente sexy,(soy rara, lo sé)
   
Mientras veía los carteles que habían colocado en la pared, sentí una respiración cerca de mi. Al voltear ya mis labios estaban besando los labios de Jack con tanta pasión, mientras el me apretaba más hacía su cuerpo.

—Te veo en el apartamento después de clases—Me dijo sonriendo y marchándose, sin poder haberle contestado.
 
En el había algo, no sabía exactamente qué era, pero si que había algo.

  Estaba ya en mi última clase de el día. Era literatura griega.

Unos golpes en el armario de libros comienza a sonar fuertemente, miró a mi alrededor, pero todos parecen omitirlos, miro a mi maestra quien tiene los ojos puestos en su carpeta, mientras que por mis oídos se escuchan los fuertes golpes. Giré mi rostro hacía aquel armario y comenzó abrirse un poco.

Todo se veía oscuro. Solo veía su ojo verde que resaltaba en aquel armario. El armario parecía alejarse de una forma extraña, como si el salón de clases se extendiera cada segundo que pasaba.

—Llega a mi—Decía una, otra, y otra vez, provocandome irritación.
—Señorita Wellis!!—grito mi maestra un poco sofocada.
—Discúlpeme!!!—Le dije varias veces hasta que me pidió que me acercara para decirme que había bajado mis notas. 
  Lo único que pensé en ese momento era que mis padres me matarían, pero existe otra cosa que me carcome.
Jale del brazo a Amber hasta la biblioteca.
—¿Sabes que odio leer no?—Me dijo entre risas
—¿Crees en los demonios?—arqueo sus cejas y luego de unos segundos comenzó a reír.

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Mi primer orgasmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora