IV

130 15 9
                                    

No. Por favor.
No quiero volver a la misma
mierda una vez más. Estoy cansada
de eso. Y eso que todo iba bien.. Por favor...

Los chicos se enteraron sobre lo de Emporio por Jolyne. Ella los había llamado en la noche de ese mismo día, llorando como nunca, nuevamente. Ellos en parte nada podían hacer, solo esperar.

Jolyne no tuvo opción. Tenía que asistir a su trabajo ese mismo martes. No quería quedar desempleada. Josuke entendería si algo le salía mal en esos días.

Ese mismo martes, a la noche, le llega una llamada a Jotaro. Fueron notificados que Emporio no pudo lograrlo. Había fallecido hace una hora.

Los ojos de Jolyne se llenaron de lágrimas. Le costaba respirar. Estaba sentada en el sillón cuando su padre le contó. Se quedó allí por dos horas, frente a su padre.

— ¿Qué hago con el dolor? ¿No se supone que todo estaba bien? ¿Que ya lo había superado?

— ¿Tú crees que he superado todo lo que me ocurrió? ¿Crees que nada me afecta? Claro que no. Pero aprendí a pedir ayuda.

Jolyne lo miró extrañada.

— ¿Me dices que necesito visitar un psicólogo?

— A veces ayuda demasiado. Créeme.

— Buenas noches papá. Mañana debo trabajar temprano. Te quiero— se dirigió directamente a su cuarto.

Cerró la puerta y siguió llorando. Escondió su cara en la almohada. Maldiciendo. Odiandose una vez más. Luego miró de nuevo su cuarto, estaba un poco más oscuro.

Se sintió perseguida, como si alguien más estuviera allí. Decidió taparse completa. Se quedó dormida.

Fue... horrible.
Me quedé dormida. Hubiera deseado no hacerlo. Tuve una pesadilla.
Estaba allí. Él. Ese maldito...
Ya había hasta olvidado su rostro. No quería volver a recordarlo. Era una completa pesadilla, por Dios. Maldito imbécil. Si tan solo... no hubieras conocido a Dio. Si tan solo... Si tan solo no hubiera sido estúpida...

Se acercó a mí. Tomó mis hombros y comenzó a rezar. Quise hablarle pero no podía.

— Así que has ganado, eh. El niño sí que fue valiente— me dijo mientras se acercaba demasiado a mi rostro—. ¿Por qué no eres valiente tú ahora? ¿Dejarás que muera en vano? ¿Acaso sabes que él fue el único valiente que se atrevió a herirme hasta matarme? Eres una inútil.

Y comencé a gritar. A gritar del miedo. Del odio. Lo odiaba. Lo odio demasiado. Quería que me deje de tocar, que me deje de ver. Quería que se muriera y que se pudra en el maldito infierno. Qué hombre más enfermo.
Intenté manifestar mi stand, pero me sentía más rota que nunca. En cambio, Pucci manifestó su Made in Heaven. ¿Por qué? ¿Por qué me seguía haciendo esas cosas? ¿No ha sido suficiente ya? Estoy cansada. Déjame en paz, por favor...

Jolyne se despertó a los gritos. Jotaro entró rápido a su habitación. Eran las cuatro de la mañana.

— ¡¿Jolyne?!

— Papá, estoy cansada. Quiero dejar de verlo... ¡Quiero dejar de verlo, por el amor de Dios!

Jolyne tenía la cara colorada y llena de lágrimas. Su cuerpo estaba temblando y estaba transpirando. En ese momento, solo quería que su padre y Anasui estén a su lado. Los necesitaba más que nunca.

Jotaro se acercó y la abrazó. No podía hacer más que eso en ese momento.

better than before ? - analyneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora