El secreto de la nieve roja (+18) ©

Introducción: Isobel G. Hunt

Datos generales

*Nombre: Isobel Hunt

*Apodo: Izzie, Bel, Iso.

*Edad: 28 años.

*Raza: Humana / Nephilim.

*Lugar de nacimiento: Edimburgo, Escocia.

*Lugar de residencia: Nueva York, EE.UU.

*Ocupación/estudios: Izzie realizó sus estudios elementales hasta los 18 años en The Royal High School de Edimburgo para luego trasladarse a Nueva York y especializarse en Historia del Arte en la New York Academy of Art. Actualmente dirige su propia galería de arte en el Soho.

*Nombre de su galería: Gowdie's Gallery Art.

*Orientación sexual: Heterosexual.

Rasgos físicos

*Avatar: Deborah Ann Woll.

*Constitución: Delgada atlética.

*Color de cabello: Pelirrojo.

*Color de piel: Muy clara.

*Color de ojos: Azules.

Orígenes y vida familiar

*Padre: Ronald Hunt.

*Madre: Meribeth Gowdie de Hunt.

*Mascotas: Un border collie llamado Ciro.

Aficiones

Le encanta todo lo relacionado con el arte: la fotografía, la pintura, la escultura y la arquitectura. Adora viajar y conocer nuevos lugares a través de su cultura y patrimonio artístico y siempre le ha llamado la atención el tema de los ángeles y la iglesia en el arte.

Habilidades

Como humana no posee ninguna habilidad destacable fuera de lo normal, siempre ha sido una muchacha bastante torpe y negada para las actividades físicas en general.

Como nephilim posee fuerza sobrehumana, velocidad, los sentidos muy desarrollados, la inmortalidad y la curación. Puede hipnotizar a los humanos para obligarles a hacer cosas que no son conscientes que hacen e incluso, modificar recuerdos.

Posee una conexión especial con los demás seres sobrenaturales y se siente atraída por el poder, tratando siempre de no dejar que la domine por completo.

Biografía

Isobel fue criada en una familia cristiana estricta y devota en Edimburgo. Sus padres, procedentes de notables y adineradas familias escocesas, apenas la dejaban salir de su entorno y le exigían demasiado para cualquier niña de su edad. La hacían estudiar rigurosamente, la obligaban a tener buenas notas y la fe en Jesús era el pan de cada día.

Sus padres tardaron mucho tiempo en concebirla, un secreto a voces dentro de su propia familia, por eso Isobel no entendía que su padre la castigará tanto por sus fallos o imprudencias que cualquier chica de su edad hacía. Lo que más le dolía no eran los golpes de su padre por cualquier falta que él considerase castigable, sino la indiferencia y la ceguera de su madre ante tal desagradable abuso. Pero siempre eran sus manos las que le consolaban, presentía que su madre se sentía culpable por todo el dolor que sufría pero algo de fuerza mayor evitaba que la ayudase.

Isobel se resentía de las restricciones de su vida y pronto empezó a desarrollar una actitud rebelde hacia sus progenitores. Cada privilegio se ganaba a través de las tareas y las buenas notas en los estudios.

Por eso, cuando descubrió en el arte una forma de evadirse, no se lo pensó dos veces y escapó de su casa para estudiar Historia del Arte en la prestigiosa New York Academy of Art, en Nueva York.

Comenzó a explorar diferentes sentimientos y se hizo más abierta al mundo a su alrededor, sin miedo a las represalias de su padre. Resultó ser una alumna profundamente perspicaz, a veces, mientras que por otro lado, seguía siendo esa niña ingenua que apenas estaba comenzando a vivir. Madurez y fascinación en una misma combinación.

A pesar del dinero de sus padres, ella nunca les pidió nada y cuando al fin se graduó, consiguió abrir su propia Galería de Arte en pleno corazón de la ciudad, lo que le dio cierto prestigio y renombre por sus particulares exposiciones y las muestras que le gustaba exponer: ángeles sobre todo y su obras en el mundo.

Con el paso del tiempo, Isobel se convirtió en una mujer independiente que no volvió a ver a sus padres desde el día que se graduó pero no les echaba en falta, era como si su vida comenzará a cobrar sentido por sí sola.

A los 25 años, su padre sufrió una grave enfermedad y tenían que hacerle un trasplante de médula ósea y la única compatible debía de ser Isobel por ser su hija, pero las cosas no salieron como esperaban.

Las pruebas dieron negativo en compatibilidad e Isobel resultó que no era hija de Ronald Hunt, que acabó falleciendo después de varios meses. Al final, una carta de su madre Meribeth le contaba que como con su padre tardaban tanto tiempo en engendrar un hijo, años y años desperdiciados, ella tuvo una aventura donde el fruto de dicha infidelidad fue ella.

Su padre siempre lo supo y por eso la golpeaba y la exigía más de lo que podía para su edad, era su manera de castigar el pecado de su esposa: haciendo daño a su hija.

Desde entonces, Isobel no ha parado de investigar sobre quien era su padre. Su madre no ayudaba mucho porque decía que apenas lo recordaba, que fue como un flechazo y una atracción a la que no podía negarse y que su amante era como un descendiente del cielo.

A Isobel se le pasó por la cabeza la palabra "ángel caído" que junto con los humanos, concibieron a los "nephilim"... pero era del todo imposible, ¿o no?

Solo eran mitos, leyendas: criaturas con la apariencia de los humanos pero con el poder de los ángeles. Pero algo en su interior gritaba por salir, revelarse como la verdad que era aunque Isobel se esforzaba por aferrarse a su humanidad.

Nunca imaginó que el saber la verdad sobre su ascendencia traería consigo un sinfín de aventuras que la harían abrir los ojos a un mundo que creía inexistente, a un mundo sobrenatural. Todas las personas que aparecerían en su camino, tendrían algo que enseñarle, para bien o para mal.

Y tampoco habría imaginado que un policía de Nueva York le afectaría de tal manera que conseguiría romper su barrera de autocontrol, la que durante tantos años había aprendido a mantener para hacerse fuerte ante los golpes de su padre.

El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos. Saber la verdad no te exime de las responsabilidades, así como lo qué eres no te convierte en quién eres.

Gàidhlig (amén).