6._Hartarse

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Mary se sentó a la mesa y escuchaba a todos hablar mientras, como si de una máquina se tratase, subía y bajaba el tenedor del plato a su boca lentamente. Muchos comentaban que sacarían algunas escenas. Otros decían que el vídeo era un tanto anticuado. El problema es que aquello fue demasiado improvisado, pues la idea de un vídeo para la canción ganadora no fue contemplada al principio. La disquera al ver el éxito que estaban teniendo organizo todo el asunto. Y como nadie pareció tomar en serio la idea, a excepción de Whiss, las cosas procedieron de esa forma tan burda. Mary oía, pero nada de eso le importaba. Ella solo quería salir de ahí y llorar a gusto en la soledad de algún rincón, aunque minuto a minuto aquella sensación sofocante fue desapareciendo.

Bills se equivocó. Ella pudo decírselo. Mary nunca esperó que él fuera amable con ella más allá de lo necesario para al teatro que se estaban montando. Tampoco albergaba esperanzas de que la mirará de otra forma. Por supuesto fantaseo con eso muchas veces, pero la realidad se anteponía a sus sueños ilusos. Sin embargo, las palabras de Bills le dolieron profundamente. Estaba herida y le dolía al punto de llevarla a la insensibilidad. Cuando él fue a sentarse del otro lado de la mesa, Mary lo miró. Él le sostuvo los ojos con los suyos, que derramaban indiferencia, logrando que ella bajará la vista. Pese a lo incómodo de la situación, Mary no se apresuró en abandonar la mesa. Ella quería arrancarse el amor que sentía por Bills y estaba en el camino correcto. Al acabar la hora que se tomaron para comer todos retomaron sus ocupaciones. Bills estaba al borde del fastidio y no era el único.

La noche los atrapó grabando unas tomas en el pasillo de piedra del hotel. Los miembros de la banda tenían que tocar allí y estaban cansados para eso, así que se les dió un nuevo descanzo. Mary los miraba desde lejos. Se pasó la tarde sentada en el borde de la fuente oyendo música, perdida en un vacío de sus pensamientos.

-Señorita...-la llamó un hombre a su costado.

La muchacha tuvo que levantar la mirada para enfrentar unos ojos duros y negros en un rostro serio, medio dulzón rodeado de un pelo tieso y azabache. Pocas veces, Mary había visto un hombre tan alto como ese. No era de extrañar que hiciera parte del equipo de escolta de la banda. Llevaba una camiseta negra con la palabra: "Seguridad" en letras blancas.

-¿Qué quieres?-le preguntó Mary que dejó su lado amable tirado por ahí.

-El señor Whiss me pidió que le dijera que puede retirarse si quiere-le dijo aquel sujeto.

-Okey-exclamo la muchacha, pero no se movió de su lugar.

-Quién diría que detrás de tan empalagosa canción había alguien aún más dulce-comentó Diecisiete que se sentó al costado de la mujer, sonriendo de forma medio cansada y medio burlona.

-Tal vez las mismas personas que esperaban algo de talento en quien toca esa guitarra-le respondió Mary.

Diecisiete se sonrió.

-Casi me dolió...-le dijo mientras descansaba la guitarra en sus piernas para acomodarse el pañuelo que llevaba al cuello-¿Qué pasó? ¿Te peleaste con tu novio? Tu verdadero novio... Aunque con tu nivel de sarcasmos me sorprendería tuvieras uno.

-Tú te casaste...Eres la materialización de mi esperanza- le dijo Mary sonriendo con todo el sarcásmo en sus labios y mirada.

-Qué suerte que tu "romance" con Bills no sea real. Pobre de nuestro líder en tus manos-le dijo sonriendo, pero aquella mueca se esfumó cuando los ojos de Mary se posaron en los suyos-No te enfades. Solo intentaba liberar tensión. Grabar en tan molesto-le dijo mirando al cielo.

-Así veo-murmuró Mary igual de fría y molesta que antes.

-Ten-le dijo Diecisiete al ofrecerle su guitarra- Tomala. Es un regalo para que me perdones, después de todo tu canción es un hit. La más oida en Spotify y todo eso ¿No la quieres?

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