1._Premio

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Todo inició con un concurso organizado por la disquera como uno de tantos intentos de sostener a Resurrección, la banda de rock más popular de los últimos años, pero que estaba al borde de un colapso total. Para los expertos y lo detractores del grupo, aquello era crónica de una muerte anunciada. Es que los miembros de la banda eran famosos no solo por su música, sino también por sus fuertes temperamentos. El más célebre por eso era Bills el baterista y líder del grupo. El artífice de la banda era conocido por su carácter fuerte, caprichoso y de poca paciencia. Más de una vez protagonizó un escándalo con algún fan impertinente, un mesero y demás. La lista de sus desmanes era larga. Pero el vocalista, Black no se quedaba atrás y a diferencia de Bills, muchas veces no tuvo ni una pizca de tolerancia ni con las fans más gentiles. Era popular entre las mujeres y el más admirado entre los hombres, por lo que era el más querido del grupo y aquello se le solía subir a la cabeza. Muchas veces esa fama desencadenó fuertes peleas con Bills. Los otros miembros eran menos escandalosos. El guitarrista a quien todos llamaban Diecisiete, rara vez era protagonista de un escándalo y en cuanto al bajista, un joven de nombre Trukns sucedía lo mismo. Este último era embajador de varias causas sociales.

La música de Resurrección era muy buena y las letras gustaban a mucha gente. Tenían el equilibrio, entre lo comercial y contestarío, perfecto. En solo siete años se apoderaron del mercado nacional y en el extranjero también gozaban de bastante popularidad. Ni su mánager, ni la disquera, ni las decenas de marcas de las que eran rostro, querían que se separan. Por eso después de la última gira se les ordenó tomarse un descanso, pero antes tenían que cumplir con lo anunciado durante sus espectáculos. El concurso consistía en escribir una canción para el grupo. El ganador no solo escucharía su composición interpretada por Resurrección sino que también se le concedería todo un día en compañía de su miembro de la banda favorito. Se hizo de esta forma para evitar cualquier conflicto entre los integrantes.

La ganadora del concurso fue una muchacha llamada Mary, aunque sentada ante su escritorio, en su cómodo cuarto, no terminaba de creer que así era. Leía el correo electrónico y lo leía otra vez. Tal vez otra persona hubiera estado saltando por la habitación, Mary solo estaba quieta ante la pantalla, con los ojos abiertos a más no poder y susurrando el contenido del comunicado, como si hubiera estado orando en una iglesia. Tenía que responder, en cuarenta y ocho horas, con cuál de los cuatro miembros de la banda quería compartir por todo un día. No tenía que meditarlo. El elegido era Bills.

La gira de Resurrección había pasado por su pueblo, hace hacían dos meses. Estuvo ahorran medio año para comprar una entrada que le permitiera estar entre las primeras filas y poder ver a Bills, que estaba detrás de aquella batería de color negro y azul. La música, en realidad, no le llamaba la atención. Ni el sonido, ni la voz de Black, ni nada de lo que para ella hacia buena a una canción, estaba presente en aquel grupo. Lo que le gustaba era el líder de la banda. Lo conoció por casualidad. Una amiga tenía un DVD con una de las primeras presentaciones del grupo. Al final había una entrevista y fue allí que Bills se ganó su atención, por un instante. Pasaría un año antes de notar el motivo por el que, de tanto en tanto, se sorprendía oyendo una de aquellas canciones. Después fue ver algún vídeo en Youtube. Más tarde comenzó a indagar en la historia del grupo y pronto terminó con una fotografía de aquel sujeto de penetrante mirada, pegada en un rincón de su cuarto. La puso en un punto en que no tuviera que verlo demasiado, pues cuando se encontraba con esos ojos ambarinos no podía evitar sentir que la estaba viendo y todavía peor, que sabía lo que ella por él estaba sintiendo. Hasta tenía el hábito idiota de arreglarse el cabello si se quedaba en una posición que la dejara en el rango de visión de esa imagen inanimada.

Era tonto tener el cuidado de lucir bien solo para una fotografía, pero era todavía peor alimentar la fantasía ilusa de que si se llegarán a conocer él se fijaría en ella. Que sueño ridículo, pensaba Mary cuando se sorprendía fantaseando con él. Es que era absurdo pensar en que pudiendo tener a cualquier mujer, Bills fuera a poner su atención en ella. Había féminas mucho más lindas que ella. Hermosas de verdad. Con figuras sensuales, con mejores modales, con más mundo, más cultas, más listas, más dulces y dóciles que ella. Y a estás últimas era a quienes más le temía, porque suponía, en base a su experiencia, eran las mujeres que Bills prefería.

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