La noche estaba sobre el mundo para cuando llegaron al pueblo. No había luna, solo un bello cielo estrellado bajo el cual había un montón de casas apretadas, entorno a calles que subían por algunas empinadas cuestas y otras descendían al mar. No mucha gente andaba a esa hora en el exterior. Uno que otro turista o pescador. Nadie dispuesto a llevar a dos forasteros sin dinero al continente. La barcaza salía por la mañana y al patrón no le importaron las amenazas, gritos y protestas de una estrella del rock molesta. La barcaza salía a las seis de la mañana y a menos que hubiera una emergencia no se hacían excepciones.Mientras Bills hacia su escándalo, Mary se apartó y se quedó parada a orillas del mar. El océano en la noche siempre se le hizo como tinta que intentaba pintar la tierra. El continente podía verse como una delgada franja de tierra salpicada de luces a varios kilómetros más allá de esa masa oscura de agua. La luminosidad le permitía a Mary ver bastante bien y encontró una concha entre la arena. La tomó y arrojo sobre al mar logrando que rebotará dos veces sobre la superficie del agua. Cuando Bills fue hacia ella, la muchacha, iba en su cuarto intento por superar su marca de dos rebotes. Sin decirle nada, Bills tomó una piedra y la imitó logrando que su lanzamiento hiciera siete rebotes. Aquello hizo que la mujer volteara a verlo.
-La barcaza sale mañana a las seis-le dijo como si ella no hubiera escuchado sus gritos.
Mary miró arriba, al pueblo, y después al continente con desazón.
-Supongo que...
-Ven...sé dónde podemos pasar la noche- la interrumpió Bills y lanzo la última piedra rompiendo su marca, logrando nueve rebotes lo que le saco un sonrisa.
Sin mucho ánimo Mary fue tras él manteniéndose a dos pasos de distancia. A ratos Bills la miraba de reojo descubriendo que la mirada de esa mujer estaba puesta en el camino y no en él, aunque cuando la veía, ella le respondía la mirada un breve instante, luego la regresaba al camino. Era difícil saber en qué pensaba aquella muchacha. Después de un rato llegaron a una casa grande, de dos niveles, donde parecía haber una fiesta en la parte posterior.
-¿Dónde estamos?-le preguntó Mary al mirar aquel edificio.
-En la casa del alcalde-le contestó Bills apartando una mano de su espalda para tocar el timbre-Puede que en este pueblo nadie sepa quién soy, pero ten por seguro que el alcalde si lo sabe.
Era bastante obvio que el edil lo sabria, después de todo era una de las personas con las que se coordinó la llegada del grupo a la isla. No tardaron mucho en ser recibidos por el alcalde en persona, a quien Bills le explicó brevemente lo que sucedió y lo que requería. Para Mary fue un tanto extraño presenciar ese lado diplomático de Bills. No era algo que destacarán mucho en los medios. La imagen del líder de Resurrección era vendida de un modo más llamativo.
El alcalde los invitó a quedarse en la fiesta de cumpleaños de su hija, mientras les preparaban una habitación para que descansarán. Mary no escuchó esa parte, pues se distrajo con un show en la fiesta. Bills encajo rápido allí. Había mucha buena comida y bebida. El ambiente era muy agradable también. La cumpleañera era fan de la banda y aunque Bills no era su favorito, le emocionó mucho que estuviera allí. Lo mismo pasó con los amigos más cercanos de la chica. En menos de media hora Bills estaba colmado de toda clase de atenciones y las comodidades que tanto disfrutaba. Definitivamente él pertenecia a otra realidad.
Mary lo observó de lejos un rato y le pareció que entre los dos había un abismo colosal. Desde muy niña Mary entendió que el mundo era uno, pero dentro de él habían un sin fin de realidades. La de Bills era totalmente diferente a la suya. Él fue con el alcalde y sin esfuerzo se rodeo de lo que quería y necesitaba, ella hubiera sido expulsada de aquella casa de haber ido ahí a pedir ayuda. Claro que Mary sabía cómo conseguir un poco de abrigo y comida. Si la suerte la favorecía, hubiera pasado una buena noche. De no haber sido así hubiera tenido que esperar hasta el otro día. Él era un tipo famoso a quien muchos estaban dispuestos a rendirle pleitesía. Ella era nadie. Tenía que luchar por conseguir menos de la mitad de lo que Bills obtenía chasquiando los dedos. Mary se quedó en la fiesta con un único propósito: distraerse y para eso comenzó a beber. No hacia falta que lo hiciera demasiado. Su resistencia al alcohol era baja. Un par de copas sería suficiente. Quería dejar de sentir que Bills estaba escarbando sin clemencia en su carne, buscando arrancarle el corazón.
ESTÁS LEYENDO
Ídolo.
FanfictionUna fan gana un concurso para conocer a su artista favorito ¿Qué crees que puede salir mal?