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A las 17.30h, Eda cerró la floristeria, ya habia mandado aquellos pedidos de la mañana, y que le habia llevado un par de dias hacerlo.

Por suerte tenia a sus amigas que le echaban una mano cuando habia varios pedidos a la vez, y que ademas, podian tomar un descanso de vez en cuando para charlar en la misma tienda, puesto que en el mismo recinto, tenian una pequeña cafetería.

Ya en casa, Semiha estaba tomando un té en el salon, Eda se quitó los zapatos y se fue a saludarla, preguntando por su tia.

- Ha salido con esa amiga tan rara, esa...Aydan, mira, yo respeto que salgais con quien querais, pero ya te digo yo, que esa Aydan está tocada. -al decir la ultima palabra se llevó la mano a la cabeza y comenzo a mover varios dedos alrededor.

Eda río divertida, si que era cierto que un poco loca era pero la mujer se veia agradable, ademas, hacia tiempo que no veia a su tia disfrutar asi, ya que con las vecinas, ninguna de ellas se podia denominar AMIGA, asi con esas letras.

- Voy a ducharme, en un rato tengo que ir al catering.

- Muy bien cielo, pero hazme caso y sal mas a menudo con tus amigas, y buscate novio, no todo en la vida es trabajar.

La joven puso los ojos en blanco y sonrió, viendo como su abuela le guiñaba el ojo.

Ya duchada, la chica se puso unas mallas negras, y una sudadera roja, con una tira en blanco en el centro de esta, se hizo un moño, y se puso unas convers blancas con dibujos negros.

- Vale, lista, ahora vamos a coger el uniforme.

Abrió otro armario y de este sacó el uniforme, asegurandose que estuviera limpio, aunque cada vez que le daba uso lo echaba para el lavado, estuviera manchado o no.

Volvió a salir, pero antes, miró la foto de la mesita y suspiró, era evidente que Serkan la habia olvidado y ella deberia seguir con su vida, ¿por que esperar a algo que despues de tantos años, no iba a pasar?

Entró de nuevo al salón, y vio que su abuela estaba viendo una serie, era la de Kiralik Ask, trataba de una chica pobre que se tenia que encargar de enamorar al chico rico para que el abuelo de este, pudiera dejarles la mansion a los tios. Era un poco enrevesado pero estaba entretenida.

- Abuela, a ver si salimos mas y dejamos de ver telenovelas.

Semiha la miró de arriba abajo, con un gesto de: ¿pero que dices niña, si cuando puedes verla, estas mas enganchada que yo?

- He quedado mas tarde, y no critiques que te he visto hasta en YouTube ese como se llame, viéndola.

Eda río y la besó, despidiendose después.

Ya en el hotel, buscó a Balca, y en cuanto la encontró, se fueron a uno de las salas para cambiarse, aunque Balca ya estaba lista.

- Me han dicho que son como una treintena o cuarenta personas, y que hay uno, especialmente que es muy critico.

Mientras se cambiaba Eda se quedó mirando a su compañera, sin entender bien.

- ¿Critico? ¿En qué sentido?

Balca se apoyó en la puerta quedando frente la chica y suspiró.

- Que es muy exigente, no sé, supongo que si quiere algo, lo querrá ya.

- ¿Y por que tiene que ser uno? Hay muchos asi, y no siempre son hombres.

Balca se separó de la puerta y se agachó, como si alguien estuviera espiandolas, susurró.

- Si, pero esta persona es...

De repente, se abrió la puerta, era Deniz, el encargado.

- ¿Estáis listas? Pues ir ya preparando las cosas que en nada los tenemos aqui, de hecho, ya hay varios empresarios merodeando.

Rapidamente salieron y fueron a otra sala mas amplia, mas iluminada, e incluso había unos ventanales donde se podia divisar un jardín precioso.

Eda saludó a algunos compañeros y fue a preparar todo, mientras de vez en cuando, miraba como algunos empresarios entraban y como el DJ comenzaba a preparar la música.

Al poco rato, cogió una bandeja y comenzó a salir de la barra para pasearse por la sala. Varios aceptaron lo que traia, otros pedían si tenia x bebida y algo de picoteo. Eda lo fue trayendo con una amplia sonrisa.

- Espero que tengais buena velada. -decia con una amplia sonrisa a un grupo. Estos asintieron con una sonrisa.

- Nadie te ha pedido tu opinión, deberias centrarte en servir.

Una voz la hizo ponerse seria y quizas un tanto nerviosa.
Al fijar la vista en donde podía provenir esa voz, salió entre ese grupito, un hombre serio, muy serio, que conseguía congelar hasta la mas dura de las flores.

Lo que la mente olvida, el corazon mantieneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora