Capítulo I: El rito de descenso

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Al pisar la tierra amarillenta y ver las rocas firmes que adornaban el paisaje, Lumine supo exactamente que ya no estaban ni cerca de Mondstatd. Paimon comía una que otra brocheta que empacaron para el camino, pero la viajera solo pensaba en porqué el nombre le resonaba.

Liyue, la ciudad del Arconte Geo.

¿Qué podría depararle? Cuando escuchó a Venti decir aquel último comentario ella se tomo un tiempo para mirarlo, y en su mirada pudo sentir que algo estaba apunto de suceder, y en Liyue. Sintió una sensación que la dominó por completo, no sabía a lo que se dirigía y le daba algo de inquietud, pero tenía el presentimiento que era una exploración completamente nueva. Tal vez sobre ella misma, quizá.

Cuando llegaron a la ciudad, ella y Paimon preguntaron sobre el rito de descenso que les había comentado Venti. ¡Estaban de suerte! La ceremonia sería esa misma tarde. Ambas subieron a lo más alto de la ciudad de los contratos y cuando se unieron entre la multitud, un poco después comenzó el rito.

Ningguang, una de las Siete Estrellas, quién apareció de entre la multitud se dirigió al centro, se podía apreciar el respeto y admiración que los habitantes de Liyue le tenían, era la encargada del ritual. Una vez que inspeccionó que todo estuviera en su lugar, procedió a dar inició al rito de descenso.

El olor a incienso, los deliciosos manjares que prepararon y el silencio inundaron el lugar, la señorita Ningguang se concentró cerrando los ojos, y con un movimiento de manos mediante su visión Geo comenzó a llamar a Rex Lápis, el Arconte Geo. Sin embargo, el ritual fue algo inesperado, de repente bajó un dragón inconsciente de las nubes y antes de que Paimon pudiera decir algo, Ningguang anunció: Rex Lápis ha muerto.

Velozmente, la geoarmada cerró toda salida y empezó a interrogar el suceso. Paimon, atónita por el suceso, le preguntó a Lumine casi sin voz:

 —Si estabamos cerca del ritual ¿significa que somos sospechosas? 

Lumine lo pensó un poco, sus antecedentes no son muy exactos que digamos, y puede que ella sea la primera sospechosa en toda la ciudad a la que arresten gracias a ello.

—No podemos dejar que nos lleven—le respondió con una mirada desiciva.

Mientras trataron de huir, en un mal paso, la viajera hizo un poco de ruido y sintió su corazón acelerandose al instante, pues gracias a esto la Geoarmada las había visto. Ambas bajaron a toda velocidad y casi sin aliento, pero terminaron por ser acorraladas.

—¡No tienen escapatoria!—gritó uno de los guerreros.

Lumine casi sin fuerzas, y aparentemente sin opciones, hizo un intento desesperado por empuñar la espada, cuando de repente escuchó una voz detrás de ella.

—Quedese quieta, señorita.

Con inseguridad miró un poco por el rabillo del ojo y de su lado izquierdo salieron flechas disparadas, las cuales cayeron directamente sobre la geoarmada, y mientras la aventurera procesaba lo que estaba sucediendo, una persona saltó directamente enfrente de ella, y con unas cuchillas azules en menos de un parpadeo ya había derrotado a los hombres que la acorralaban. Cuando por fin pudo ver quién era esa persona observó con atención, era un chico alto de cabello rojizo y piel blanca, llevaba una máscara del lado izquierdo lo que le llamó un poco la atención, su ropa no parecía de aquella ciudad de Liyue, él no pertenecía a la tierra de los contratos, ni ella tampoco. ¿Qué venía a buscar y porqué le había brindado su ayuda?

El pelirrojo miró hacia arriba y vió a más hombres armados venir a por ellos.

—Ven conmigo—dijo con una sonrisa coqueta mirando a Lumine y saliendo corriendo de la escena.

Lumine miró a Paimon, y sin más remedio siguieron a tal chico.

-

Cuando por fin estuvieron lejos del rito, pararon en seco y casi sin aliento.

—Estará bien sí nos quedamos aquí por un momento—comentó el chico mirando hacia atrás.

—¿Y tú eres?—preguntó Paimon

—Mi nombre es Childe—respondió con una sonrisa el pelirrojo y después desvió su mirada hacia Lumine—pero tú puedes llamarme cuando quieras.

—¿eh?—lo miraron con una ceja arriba.

—Cierto, estoy en hora de trabajo. Ambas pueden llamarme Childe, te he estado observando desde que llegaste, bueno, a ti y a tu amiga. Vaya forma de llegar en el momento menos inoportuno a Liyue ¿eh? Parece que la suerte te persigue pero tú eres más rápida ¡Haha!

—Vaya chiste, Paimon no le ve ninguna gracia, ni a eso ni a tu nombre, ¿qué significa eso?

—Oh ¿mi nombre? es sólo una clave dónde trabajo ¿recuerdan algún nombre parecido como "Signora"?

—¿Signora?

A Lumine la invadieron los recuerdos de aquel último día en Mondstadt y velozmente tomó posición para tomar su espada.

—¡Eres un fatui!—asertó Paimon.

—Vaya que eres rápida amiga, y es correcto— dijo mientras se detenía un poco y para mirar a la viajera un poco desafiante—Oh vaya, señorita, no querrá desafiarme. Si lo que buscas es una pelea, no estoy en condición de ofrecerte alguna, sólo por el momento, porque me han dicho lo fuerte que eres y sería una lastima dejar pasar la oportunidad. Pero mientras esa pelea llega, me gustaría salir contigo hoy por la noche.

—¿Sa-salir?—preguntó confundida Lumine.

—¿Es su primera vez, señorita?—preguntó Childe mientras se acercaba un poco a la aventurera, esto hizo que Lumine tuviera que contener la respiración caliente excesiva que exhalaba. Su boca medio abierta y sus ojos mirando la profundidad de las palabras de Childe, hicieron que él se riera un poco, pues sabía que había entendido su doble sentido.

Paimon sobresaltó y se interpuso entre ambos para defender a su compañera.

—Lumine no va a ningún lado si Paimon no está para cuidarla de gente como tú que podría lastimarla—le dijo muy enojada.

—Oh, está bien—dijo mientras se alejaba, una vez que adaptó su postura normal, Childe cerró los ojos, soltó un suspiro y se encogió en hombros—las veré entonces en el Banco del Reino del Norte.

Les afirmó mientras caminó un poco lejos de ellas, pero luego se detuvo un poco para mirar a Lumine—al fin y al cabo, apenas y empieza este juego, espero pronto divertirme contigo—le dijo y soltó una risa mientras por fin se alejaba de ellas.

—Paimon cree que ese tipo solo nos traerá problemas—dijo al fin Paimon, dirigiendose a Lumine, pero ella no la escuchaba, pues miraba a Childe perdiendose entre la multitud de Liyue.

¿Era "esto" lo que sentía que acababa de empezar? y peor aún, ¿Era esto de lo que Venti le hablaba?

Cuando sintió a Childe de cerca, era inevitable exteriorizar lo que estaba sintiendo, aunque trataba de no verse tan vulnerable, ella sabía que él era consiente de su fortaleza, pero no que tanto sabía de ella. Aun así, ella no sabía nada de él más que era un heraldo de los fatui y su nombre "Childe". El sentir cosas por él realmente no significaban nada porqué, ni siquiera sabía exactamente que era lo que sentía ¿odio? ¿repugnancia? ¿escalofrios? ¿todo junto? Su agitada respiración después de correr junto a él tampoco la dejó pensar friamente o tan siquiera responderle, y eso hacia más confusa la situación.

Sea cual sea el sentimiento, Lumine no pensaba indagar en sus emociones, sabía el objetivo con el que había llegado a Liyue, pero si Rex Lápis había muerto, su unica salida segura de un pueblo donde podrían detenerla era Childe. Así que, esa misma noche se reunieron.

Canción del capítulo:

Publicado: 27 Noviembre, 2021

Editado: 18 Abril, 2022

Viviendo el infierno contigo | CHILUMI | Tartaglia x Lumine | FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora