Capítulo IV: Nadie tiene que saberlo

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"Debo estar loca sí realmente voy a hacer esto"

Pensaba Lumine mientras se dirigía de nuevo al Banco del Reino del Norte, iba muy callada pero en su interior hablaba muchísimo su inconsciente.

"¿Por qué debería deberle una disculpa? Es un fatui, ni siquiera debería de fiarme de él en cualquiera de los casos"

Paimon platicaba sobre los platillos jugozos que probó aquella noche cuando su compañera se fugó con el heraldo, pero la caballera honoraria estaba muy ocupada en sus propios asuntos como para prestarle atención a las insignificantes platicas de su amiga parlanchina.

—Por cierto, viajera. ¿Le contarás a Paimon que pasó en ese viaje con Childe?—le interrumpió los pensamientos a su compañera. Lumine paró en seco, pensó un momento y después se dirigió a Paimon, quién ya tenía una mirada curiosa.

—Nada en especial, sólo hice algunos mandados por él.

—¿Qué clase de mandados?

Lumine se sonrojó un poco, después miró hacia el frente y siguió caminando—me llevó a visitar a los Adeptus, no es lo que piensas.

—¿Adeptus?

Era cierto, como Paimon estuvo fuera del plan por un tiempo, no había escuchado ni siquiera de ese término. Mientras llegaban al lugar, Lumine la puso al corriente sobre la misión, sobre los adeptus, sobre Xiao, sobre todo el trabajo que tuvo que hacer ella mientras Childe se quedaba mirando... sólo excluyo los detalles sobre la "relación" que había estado estableciendo con el heraldo, sabía que Paimon no apoyaría la idea y sobretodo que era demasiado habladora para guardar el secreto. Aún así, se sintió triste por no poder contarle toda la verdad sobre él y lo que le hacía sentir. En estos momentos, lo que necesitaba Lumine era en alguien en quien confiar para que le pudiera aconsejar, ¿qué demonios estaba pasando?

Cuando llegaron al Banco, directamente fueron con la recepcionista.

—Bienvenida caballera Lumine, los fatui estamos encantados de trabajar contigo—habló la recepcionista.

—¿¡Eh!?—Paimon y Lumine se sorprendieron al mismo tiempo.

—Childe me comentó que...

—No, no, no, no—Paimon interrumpió a la recepcionista mientras hacia un gesto de negación con ambas manos—nada de colaboraciones, estamos aquí por negocios, Paimon no piensa unirse a los fatui.

—Es una pena que tomen esa decisión... pero Childe me comentó que estaría esperandolas en el pabellón Liuli. 

—¿Pabellón Liuli? ¿Por qué nos estaría esperando? —preguntó Paimon.

—Creo que es una sorpresa para la caballera Lumine, le he escuchado decir su nombre un par de veces cuando pasaba por la recepción. Aunque no les sabría decir exactamente, ya que me mencionó a ambas cuando me encargó el recado, podrían ir y averiguarlo.

—A Paimon le parece muy... extraño—Paimon tardó en terminar la frase porque estaba buscando los ojos de Lumine, tratando de preguntarle con la mirada ¿qué significaba eso? Lumine se limitó a mirar a otro lado sin decir nada.—Esta bien, tendremos que ir.

Ambas dejaron el Banco atrás y bajaron rapidamente las escaleras para llegar al pabellón. De frente, encontraron al heraldo con los brazos cruzados afuera de un restaurante, apoyaba su pie en la misma puerta en la que se recargaba, parecía un local muy caro.

"¿Es qué este hombre no le importa quedarse sin una sola mora?"

Pensó Lumine.

Cuando estuvieron frente a Childe, este les recibió con una hermosa sonrisa, cómo si Lumine y él no hubieran discutido la última vez que se vieron. Aún así, Lumine se sentía terriblemente mal por lo que ocurrió, aunque tal vez a él ni se le haya pasado por la cabeza.

Viviendo el infierno contigo | CHILUMI | Tartaglia x Lumine | FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora