Desayuno.

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Ella quería responder todos los twees que pudiera, pero prefirió no hacerlo, porque seguramente iba a terminar diciendo la sorpresa tan bonita que le había hecho Manuel, ya que seguía demasiado emocionada, así que bloqueó su celular, lo puso a cargar y se acostó a dormir.

Al día siguiente:

El reloj marcaba las 8:00 de la mañana en punto, un rayo de sol que entraba por la ventana hizo despertar a Lucero, los rayos de sol lastimaban sus ojitos adormilados, se echo las cobijas en la cara, para cubrirse del sol, y en cuestión de segundos hizo a un lado las cobijas y se sentó a un costado de la cama, al pensar en que hoy compartiría un desayuno con Manuel y sonrió. Se paró y fue directamente a darse un baño, al salir buscó en su maleta su ropa, para armar su outfit. Escogió un outfit muy casual, una chamarra de mezclilla, unos jeans, una blusa blanca y unos tenis color rosas. Se cepillo y secó el pelo, se rocío de bastante perfume, se maquilló y vistió:

Lucero ya estaba lista, miró la hora en su iPhone y marcaba las 9:30 de la mañana, buscó su bolsa de mano y salió, únicamente camino un paso, pues el cuarto de Manuel estaba a un lado, tocó la puerta, él abrió inmediatamente

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Lucero ya estaba lista, miró la hora en su iPhone y marcaba las 9:30 de la mañana, buscó su bolsa de mano y salió, únicamente camino un paso, pues el cuarto de Manuel estaba a un lado, tocó la puerta, él abrió inmediatamente.

-¡Buenos días, Manuelito!- lo saludo de beso en la mejilla, dejándole la marca de su brillo labial. -Dejame te limpió el brillo de mi labial que se quedó en tu mejilla- Con su dedo pulgar haciendo una caricia, retiró el brillo labial de la mejilla de Manuel, estaban tan cerca, que sus miradas se cruzaron, los dos sintieron una conexión muy especial, que no se podían explicar.

-Qué bueno que ahora si me abriste la puerta- Dijo Lucero.

-Bueno, es que ahora si tocaste a una hora decente- los dos rieron.

-¡Ya estoy listo-

Manuel salió al fin de su cuarto, y cerró la puerta.

-¡Vámonos!- Dijo Manuel, haciendo señas a Lucero, para indicarle que avanzaran.

Mientras caminaban, iban platicando.

-¿Qué se antoja para desayunar?-

-¡Unos chilaquiles verdes, con pollo... sin cebolla-

Manuel sonrió de verla a ella tan emocionada, al mencionar su platillo favorito.

-¡Es tu comida favorita, Lucerito!-

-¡Exacto Manuelits! Vamos al restaurante de aquí mismo del hotel, ¿No?-

Manuel asintió con la cabeza.

En el restaurante del hotel:

-¿Te parece bien este lugar?-

-¡Me encanta, Manuelito, por la ventana, podemos ver la vista tan hermosa que tenemos!-

Manuel sacó una silla para que Lucero se sentará, y después la acercó a la mesa y después se sentó el.

Llegó a su mesa un mesero preguntando, qué iban a ordenar.

-¡Unos chilaquiles verdes con pollo...-

-Y sin cebolla!- Dijeron Lucero y Manuel al mismo tiempo y ambos se miraron fijamente y rieron.

-¡Me debes un chocolate, por haber dicho lo mismo!- Le dijo Lucero a Manuel, el río y asintió con la cabeza.

El mesero también río, ante lo que acababa de presenciar.

-¿Y de bebidas tenemos café, té, leche y jugo de naranja, ¿O gusta otra bebida?- Preguntó el mesero.

-Un café y un jugo de naranja, por favor- Respondió Lucero.

-¿Y a usted, qué va a ordenar?- Preguntó el mesero a Manuel.

-Yo quiero exactamente lo mismo que la bella dama-

Lucero sonrió.

-¡Enseguida!- Dijo el mesero y se retiró.

Lucero y Manuel conversaban muy amenamente sobre lo bien que les había ido en el concierto que dieron la noche anterior, y lo maravilloso que había sido, mientras llegaba su desayuno.

Al fin estaba listo lo que habían ordenado.

Lucero se llevó a la boca un bocado muy grande de chilaquiles.

-¡Qué delicia Manuelito, estos chilaquiles están buenísimos!-

Manuel se llevó a la boca un bocado de chilaquiles.

-Confirmo, están buenísimos estos chilaquiles y lo que le sigue... ¡Exquisitos!-

-¡Estos chilaquiles ameritan tomarles una foto, Manuelito!-

-Si, si, si, si- Dijo Manuel.

Lucero tomó su iPhone y le tomó una foto a sus chilaquiles verdes con pollo y sin cebolla, ella se sentía tan feliz, no tanto por los chilaquiles, más que nada, por la compañía que tenía a su lado, tenía ganas de gritarle al mundo que estaba desayunando con Manuel Mijares Morán, aquél hombre que le había robado el corazón desde que ella era una joven de 17 años, aquél hombre con el que estuvo casada durante 14 años, el padre de sus hijos y el gran amor de su vida... Pero sabía que no era la mejor idea hacerlo publico, pues aunque no tenía nada de malo, la prensa iba a sacar de contexto esa situación, así que una vez más, se contuvo y únicamente subió a twitter el platillo de sus deliciosos chilaquiles verdes sin pollo y sin cebolla.

  Pero sabía que no era la mejor idea hacerlo publico, pues aunque no tenía nada de malo, la prensa iba a sacar de contexto esa situación, así que una vez más, se contuvo y únicamente subió a twitter el platillo de sus deliciosos chilaquiles verde...

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Ellos compartieron una mañana muy agradable con un desayuno delicioso y una plática muy amena, entre bromas, estaban disfrutando mucho esos momentos juntos, sentían como si los años nunca hubieran pasado, y siguieran juntos, compartiendo sus vidas...

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Ellos compartieron una mañana muy agradable con un desayuno delicioso y una plática muy amena, entre bromas, estaban disfrutando mucho esos momentos juntos, sentían como si los años nunca hubieran pasado, y siguieran juntos, compartiendo sus vidas juntos como pareja, y disfrutando de algo tan bonito como la compañía del ser amado, disfrutando de un desayuno.

Continuará...

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