La mañana siguiente transcurrió normalmente. En esa ocasión Rengoku no fue por mí a casa, ya que los martes debía llegar un poco más temprano.
Aun así, llegué a tiempo ese día, contenta de poder platicar, como antes, con Tomioka.
Fue hasta el descanso que noté algo raro en Rengoku. Otra vez nos reuniríamos para almorzar juntos, así que ya estaba esperándonos en el mismo sitio del día anterior. Cuando nos vio, nos saludó como siempre:
—¡Dai! ¡Chicos! ¡Muy buenas tardes!
Pero no le respondimos, yo me acerqué a él, tocando su rostro y notando varios golpes y pequeñas heridas que tenía:
—Kyojuro... ¿qué te pasó?
—¡Maestro! ¿Qué sucedió? ¿Está bien? —preguntó Tanjiro con preocupación.
—¿Esto? —respondió Kyojuro señalando su cara—. No es nada, todo está bien.
—Kyojuro —cortó Tomioka, con seriedad—. No es momento de hacerse el fuerte, ¿quién te hizo esto?
Rengoku reflexionó un momento, con una cara animada:
—Bueno, me reencontré con un conocido que ya no me tiene nada de estima y me lanzó a sus amigos; creo que esperaba que siete pudieran conmigo, pero... se llevará una gran decepción.
—¡¿Siete?! ¡¿Entre siete te golpearon?! —me exalté, sin soltar su rostro.
Rengoku rio, para abrazarme, viendo a los demás:
—Pude contra ellos, no me hicieron nada de gravedad, en serio. Solo fueron algunos golpes.
—Kyojuro, tu pecho está lastimado aún —agregó Tomioka.
—Pero no fue una desventaja, me cubrí bien y aquí estoy, no pasó a mayores.
—¿Por qué alguien te haría esto? Kyojuro, tienes que cuidarte —dije, nerviosa.
—Eso haré, lo que menos quiero es que te preocupes por mí —dijo Rengoku, besando el dorso de mi mano—. Les di una lección. Todo estará bien.
Todo estará bien...
A partir de ahí me daba cuenta que Rengoku seguía inquieto, y era a causa de ese tipo. Trataba, por todos los medios, estar conmigo el mayor tiempo posible: pasaba por mí hasta mi casa y me regresaba al salir de la escuela.
Al inicio no entendía bien el porqué de esta actitud, hasta días después.
Una tarde, especialmente fría, Rengoku me llevó hasta mi hogar. Se despidió de mí con un beso tierno y se fue hasta su casa.
Ya solo quedaba cenar con mi mamá, para luego ir a descansar, aunque ese día en específico no tenía sueño, así que me quedé despierta, leyendo un rato. Entonces sonidos extraños sonaron afuera, como golpes secos. Me levanté para asomarme en mi ventana y ver si descubría el origen del sonido.
No había nadie. Solo creí vislumbrar, a lo lejos, una sombra que se ocultó en una esquina, rápidamente. Esto me puso nerviosa, así que decidí tomar mi espada de entrenamiento, para luego bajar a revisar si habíamos echado el pestillo. Por suerte sí, todo estaba bien. Debía tranquilizarme.
De nuevo sonaron los golpes secos, más cercanos ahora. ¿Qué sería eso? ¿Era en la cocina? Caminé con lentitud, siguiendo el sonido.
Un crujido me asustó, obligándome a desenvainar mi espada.
—¿Mamá? —pregunté con nerviosismo. No obtuve respuesta.
Seguí caminando por la cocina, ahí había una puerta que daba a nuestro patio y estaba abierta...
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Encontrándome entre las llamas
Fiksi Penggemar¿Cómo sería el mundo de Demon Slayer en otros tiempos? ¿Qué pasaría si...? Quizá exista otro lugar, otro tiempo distinto, donde las cosas se desarrollen diferente. ¿Quién sabe? Podemos imaginar esa posibilidad, donde la muerte no sea constante y la...