Terreno Peligroso

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Amir

Abro los ojos con sueño para mirar la hora en el móvil. Estoy recostado en el duro sofá del camerino, tratando de alcanzarlo sin despertar a la fiera que tengo durmiendo prácticamente encima de mí. No es agradable tener que comenzar una discusión a esta hora, por cualquier tontería, sí, porque sea cual sea el detonante siempre terminamos en pelea.

Estiro el brazo lo más que puedo y logro tomarlo con la punta de los dedos. Enciendo la pantalla, 5 am, hace solo un par de horas que terminamos de follar exhaustos. Dentro de poco deberán llegar los de la limpieza y no sería conveniente que nos pillen aquí.

—Gia— la remuevo un poco por los hombros —Fierecilla.

Se mueve acomodándose mejor encima de mí y hace un pequeño puchero. Aún tiene los labios hinchados, las mejillas sonrojadas y la mata de pelo corto y oscuro cubre parte de su rostro  denotando tranquilidad, se ve preciosa, hasta parece inofensiva cuando duerme.

—Gia, despiertaaaa.

—Umm...

—Despierta, joder— da un respingo y le tapo la boca para que no vaya a gritar —tenemos que irnos.

Me levanto dejándola estirarse sobre el sofá, me duele todo, además de la intensa sesión de sexo, dormir en ese sofá con ella encima, a pesar de que solo fue un par de horas, me ha dejado entumecido y con tortícolis, aunque no diría que me arrepiento.

Cuando termino de vestirme se levanta con pereza tratando de cubrirse no se qué, con la bata de seda.

—Voltéate, voy a vestirme.

—¿Es en serio?

—Sí — espetó soberbia como siempre.

—Vale. Pero... por si no recuerdas, he visto, besado y chupado todo lo que hay debajo de esa bata hace apenas un par de horas.

Me fulmina con la mirada quedándose en silencio y decido cumplir su demanda para no entrar contiendas.

—Ya estoy— lleva unos vaqueros y una camiseta de tirantes sencilla en color azul claro.

—Mandé a llamar un taxi— le digo calmado mientras me asomo a la puerta para verificar que todavía no haya llegado nadie y que el guardia aún duerma en su puesto.

—Que caballeroso de tu parte. ¿Haces eso con todas las que te follas a escondidas de la Barbie?— sonrío con ironía.

—Sabes que es peligroso que alguien nos vea llegar juntos a estas horas.

—Entiendo, si la princesa se entera que te revolcaste anoche con esta plebeya, seguramente moriría de un infarto— joder como odio estos monentos post-follada y lo peor de todo es que no voy a decirle, de ningún modo, que no me follo a nadie más.

Comienza a vibrar el móvil en mi bolsillo y lo saco con agilidad contestando antes que suene y despierte al guardia. La tomo de brazo y nos meto en un pequeño pasillo semioscuro y estrecho, con sus pechos  estrellándose contra mi torso.

—¿Quién rayos llama a esta hora? — susurro al que está al otro lado de la línea.

Es así como tratas a un amigo, definitivamente alguien no durmió bien— «si supiera que casi no dormí» escuchar su voz me tensa todo el cuerpo y me asquea, no pensé que fuera a llamar tan pronto.

—¿Qué quieres?

Ya que estás de ese humor no pierdo el tiempo contigo he iré directo al grano— escucho una exhalación— quiero a tu hermana lista en una semana, la llevaras a la dirección que te voy a enviar todos los días que restan, a las 4 pm.

TODO LO QUE NO QUERÍA (+18) Libro I [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora