Secuestro

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Hola holaa , sorpresa capítulo un poco más largo, creo que el más hasta ahora para mí querida luciariosdelgado7  como le prometí, no sé si será lindo como ella quería, espero que el largo lo compense, también para mis niñas de Leyalovers que no me abandonan, nos vemos al final.

Gia

Me dediqué a dormir lo que restaba del día, tenía todo listo para regresar a la academia después de dos meses que pasaron rápido. Aunque extraño ya, mi zona de confort, echo de menos hasta a Peluche, le compré un juguete para que tenga con qué divertirse y bueno también para que deje mis zapatos en paz.

Allen se tuvo que quedar un par de días más para resolver algunos asuntos legales de la gira, así que tuve que venir sola. Cuando llegué al aeropuerto se suponía que alguien vendría a recogerme aunque luego recordé que no había avisado a nadie y quise golpearme por estúpida.

Traigo más maletas de las que puedo cargar, trato de volverme un pulpo y camino por el pasillo hasta la salida. Miro hacia todos lados en busca de un taxi pero la carga me lo pone un poco difícil. Me sobrepasa un vehículo a alta velocidad que hace a mi pelo desordenarse en toda mi cara y no tengo brazos libres así que camino unos pasos hasta un lugar más seguro y suelto las maletas para ordenarme un poco el pelo y atar los cordones de mis zapatillas.

Maldigo la hora en que olvidé llamar a Abril o a mis hermanos para que vinieran por mí, hasta es posible que ni sepan que he llegado. Me meto el pelo detrás de la oreja y me agacho a los cordones. Cuando he terminado y me incorporo siento que me agarran por detrás colocándome algo en la cabeza que no me deja ver nada. Siento que esto ya lo he vivido antes, en Paradise cuando los gorilas de André me agarraron husmeando en la entrada del club.

Presiento que está vez no va a ser tan bonito, no me encontraré a mis hermanos. ¿Será André? Por dios, no se si falta algo por pagar de la deuda o que he echo yo al mundo para estar siempre envuelta en algo. Me suben a un auto o eso creo.

—Suban también las maletas— escucho a alguien decir, supongo que son más de uno.

Caigo en cuenta que tengo una sensación extraña, estos secuestradores no son tan violentos y confieso que tengo una calma que preocupa, además no siento miedo, debo estar mal de la cabeza.

Me sientan en el interior del auto y suben las maletas a mi lado. El tipo que está dentro me sujeta.

—Muy considerado de su parte dejarme traer mis maletas, señor secuestrador— escucho que suelta una sonrisa por la nariz. Pero no habla —¿Sería tan amable de decirme cuál es el motivo de su abordaje inesperado a mi persona?— ironizo.

Tampoco dicen nada, el auto se pone en marcha, no  escuché que se subiera más nadie. El tipo me sujeta de las manos con una de las suyas, aunque no he echo demasiada fuerza, de todas maneras ya me tiene, es peor que intente escapar y me golpeen o algo, tengo que ser inteligente.

Cuando pasan unos minutos y supongo que nos hemos alejado un poco del aeropuerto el secuestrador me suelta y se sienta en el sitio frente a mí. Se acerca bastante, puedo escuchar sus exalaciones, pero no habla. ¿Me habrá secuestrado un mudo? Joder con la suerte que me cargo de seguro que sí. ¿Y entonces como va a llamar para pedir mi rescate? No, eso no es lo importante. ¿Quién va a pagarlo?

Mierda, si no lo paga alguien seguramente me venderán a un puticlub o un mafioso para que me prostituya, mejor no pienso en eso. El hombre se mantiene ahí, ya me está asustando cuando agarra la capucha de mi cabeza y la levanta un poco hasta dejar al descubierto mi nariz y labios.

Pone una mano sobre mi hombro y puedo sentir sus dedos como ¿Acaricia? mi brazo mientras la otra mano toca mis labios con ¿Delicadeza? Su tacto no es rudo, ni mucho menos se me hace repugnante, al contrario, tiene los dedos suaves y un agradable olor a colonia masculina.

TODO LO QUE NO QUERÍA (+18) Libro I [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora