Capitulo 3

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Recuerdos.

Es difícil concentrarme en la chica que está encima mío, mientras yo solo pienso en la morena, lo único en lo que pienso es en sus caderas moviéndose, sus manos tocando su cuerpo y su sonrisa.

Su puta sonrisa, ni siquiera puedo o me siento capaz de tocar a la chica porque no estoy sintiendo nada mi única opción es dejar de pensar en la morena.

— ¿Puedes moverte más rápido?, tengo prisa — la chica me mira extrañada pero no me molesto en verla, clavo mi mirada hacia el techo.

Se que es grosero de mi parte pero en estos momentos el techo me parece algo más interesante que ver a la rubia, es muy linda pero en la única que estoy pensado es en Annya.

Ella no me conoce, ella no sabe que cada noche la veo bailar, ella no sabe que haré todo para tenerla conmigo, esa chica hace que mi mundo de vueltas y si, al rededor de ella, Annya es tan hermosa y esa pizca de ternura que tiene en sus ojos es preciosa, la note la primera vez que nuestras miradas se conectaron.

El vaivén de sus caderas es lo que me tenía tan mal, empezaba a creer que me estoy obsesionado con ella, deje que el placer del momento me envolviera y quise disfrutar de los movimientos de aquella chica que estaba encima mío, mi mente empezó a imaginar a la morena por más que trato de olvidarla no puedo, yo solo quiero disfrutar pero esa chica no deja de meterse en mis pensamientos me urge estar con ella, tal vez estando con ella logré olvidarla.

— ¿Te gusta? — la pregunta de... Ni idea del nombre me saca de mis pensamientos y asiento con la cabeza para que acabe de una vez.

Joder a mí me encanta el sexo pero justo ahora no lo estoy diafrutando y no es por la chica, es por mí porque no puedo dejar de pensar en Annya. Justo cuando ya estaba harta de esto el placer es intenso y no aguanto más termino de una vez por todas y exhaló aliviando.

La chica se acuesta a lado mío y me paro al instante caminando hacia el baño para quitarme el condón, lo quito y hago lo habitual para desecharlo, camino de nuevo a la habitación y me pongo los boxers y mi pantalón.

— ¿Me dejas tu camisa?

— No — respondo seco y le quito mi camisa de sus manos, me la coloco y la abotono.

— ¿Ya te vas? — pregunta la rubia.

— Si.

— Creí que te quedarías.

— Creíste mal, gracias y adiós.

— Llámame después.

Le doy la espalda y salgo con prisa de aquella habitación, yo creo que ya no la volveré a llamar. Me adentro al auto y busco una botella de alcohol, comenzaba a estresarme y no sabía cómo liberarme, Gala seguro ahora estaba dormida y no quería ir con ella.

Comencé a manejar hasta mi departamento, tan pronto como me acercaba solo quería marcharme porque de nuevo los pensamientos rondaban en mi cabeza, la llamada y el recuerdo que creía muerto, no está muerta pero yo mismo hice creerme eso, su recuerdo duele y es algo que jamás he hablado con nadie, ni siquiera con Gala y es a la que más le tengo confianza, será porque es mi única amiga y probablemente la única que me entienda.

Realmente me entiende o finge hacerlo, realmente es mi amiga o no? No tenía respuesta a eso pero yo creí que si, realmente no me importa es mi amiga pero no me importa si me quiere o no, me da exactamente igual ya una persona que ame demostró no hacerlo y la otra solo me engañó con varios y mi "amigo", así que no me interesa.

Pero realmente creo que sería bueno tener una persona que me entienda y que no huya, de cierta forma nadie conoce en realidad a Zeus, nadie me conoce y no creo que alguien quiera correr ese riesgo.

𝗔𝗧𝗢𝗥𝗠𝗘𝗡𝗧𝗔𝗗𝗢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora