Almas.
Zeus.
— Señor aquí podríamos...— no presto atención a lo que dice, ¿Por qué no puedes salir de mi cabeza? tremenda loca de cabellera azabache y tez morena.
«Necesito volver a verte»
Necesitaba volver a verla, cuando estaba cerca de ella un calor recorría mi cuerpo, ella era como frenesí me hacía sentir idiota, tenía muchos deseos con ella y uno de ellos era tenerla ante mí.
En nuestro último encuentro me comporté como un imbécil, verla estás noches bailando me volvía loco, cada baile, cada paso, cada vestuario se le veía increíble, a pesar de ser delgada tenía cuerpo y un trasero que eran dignos de ella, me estaba volviendo loco por llevarla a la cama, pero no era tan fácil esa chica, todas habían caído ante mí y ella no sería la excepción.
El problema ahora era que teníamos un estúpido trato, no podía acercarme a ella, porque dejaría de bailar y no quiero que se vaya de aquí, tenía que ver la forma de acercarme. Hace más de media hora que terminaron de bailar y no la veo por ningún lado.
— Retirate de mi vista — le espeté con soberbia.
— Señor pe...
— Dije que te retires— masajee mi cien con la yema de mis dedos, que irritable sujeto.
Fije mi mirada hacía los juegos, tenía la esperanza de verla montada en alguno de ellos, ayer estaba lanzando dardos con el imbécil de su noviecito, ni siquiera se que le ve, pero estaban muy abrazados y dándose besos. Yo también tengo buena puntería y no me las doy de bueno, pero reconozco que tiene una buena puntería y que me encantaba cada que le hacía perder al pendejo.
Unas manos rodean mi cuello y el aroma a vainilla invade mis fosas nasales, mierda que asco, no soportó la vainilla, el olor me da dolor de cabeza es muy dulce.
— ¿Me extrañaste guapo?— esboza la chica con una sonrisa.
— ¿Y tú quién mierda eres?— pasa delante de mí tapando todo mi campo de visión, ahora no puedo ver sí está la morena por ahí.
— ¿No te acuerdas de mí?— pregunta sentándose en la silla vacía frente a mí.
— No, ni puta idea de quien seas— dije mientras me colocaba los lentes de sol.
— Soy Jimena.
— Ah — dí bostezo.
—¿Solo un ah y ya?— agacha la mirada, y juega con sus dedos, que desesperante era está chica.
— Hola Jimena, puedes irte, adiós— hable con brusquedad.
— Anoche hicimos el amor— solté una risa con amargura, que cómica era.
— Yo no hago el amor, yo solo follo— debo dejar de meterme con varias en una sola noche, no las recuerdo.
— Pero yo creí que querías verme hoy— me mira atravesado con sus ojos mis lentes.
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𝗔𝗧𝗢𝗥𝗠𝗘𝗡𝗧𝗔𝗗𝗢
Teen Fiction¿Cómo alguien tan hermoso podría ser tan horrible? Preguntemos a Zeus. El solo quería sexo y placer sin ningún tipo de compromiso, no estaba dispuesto a arriesgarse de nuevo por alguien. Su vida era tan normal, tan metido en su rutina de pasar la no...