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Presente - Illinois (Chicago)

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Presente - Illinois (Chicago)

El labial rojo se desliza por mis labios. Cuanto termino, levanto la mirada y me observo en el espejo del baño del pequeño apartamento de Chicago  que llevo alquilando por siete meses.

Guardé el labial dentro del pequeño estuche de maquillaje y salí hacia la salita.
Tomé mi bolso y salí hacia la calle.

Los tacones de mis botas hacían ruido contra el pavimento.
En menos de 10 minutos me encontraba entrando en el edificio.

Me había convertido en profesora de historia. Mi parte favorita era enseñar sobre las antiguas civilizaciones en centro América. Me traía viejos recuerdos.

-Entonces, ¿No piensas darle una segunda oportunidad al chico que te presenté la otra noche?- Preguntó Sophia, mi compañera.

-No creo que esté lista para conocer a alguien nuevo- Dije- Me parece que es algo muy pronto.

Muy pronto para alguien que no veía a su esposo hacia mas de 500 años.

-¿Y que hay de John?- Preguntó mi amiga abriendo la puerta de la institución.

-Me sigue llamando y las citas estuvieron bien, pero no lo sé - Respondí con una mueca.

-¿Sigues pensando en tu ex?- Preguntó Sophia ladeando un poco la cabeza- ¿Como dijiste que se llamaba? ¿David?

-S-si, asi se llama- Menti- Yo, simplemente necesito un poco de tiempo, nada más.

Apreté mis labios, pensando. No podía ser que en años no hubiera encontrado a alguien. Luego de dejar a Druig, fui a Francia y viví alli 40 años, luego, durante 5 años visité Asia y Rusia.
En 1920, decidí quedarme por un tiempo en Londres, hasta que en los 50s estuve un tiempo por Brasil.

A principios de los 70s, me fui a los Angeles y me quedé allí hasta 1993 y finalmente me mudé a Chicago.

-Bueno, John podría ser un buen comienzo, una nueva vida- Puntualizó Sophia- Deberias darle una oportunidad.

-Eso creo.

Dejé mis cosas en el salón de profesores, cuando un ruido se hizo presente. Era como si una estampida se encontrara corriendo por la calle.

-Un terremoto- Susurre al instante. Mis compañeros me observaron un tanto confundidos, pero al instante el edificio entero comenzó a temblar.

Varios profesores corrieron hacia fuera, buscando proteger a los estudiantes. Varias lámparas explotaron, dejando la habitación en oscuridad.

Ilumine mis ojos para poder ver a mi alrededor, ayude a mis compañeros a meterse debajo de las mesas. El temblor se detuvo casi a los segundos.

Salimos a gatas debajo de las mesas, mientras que mis compañeros encendían sus teléfonos para poder ver en la oscuridad.
Yo hice un movimiento con mi mano, logrando que las lámparas volvieran a brillar. Sophia miraba a su alrededor un tanto confundida y asustada.

Mire a mi alrededor, buscando algún herido, pero mis compañeros parecían encontrarse ilesos.
Corrí al pasillo para ayudar en todo lo que pudiera.

Después de todo ese era mi trabajo.

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Me deslice dentro de la bañera, dejando que el agua caliente relajará mis músculos.
Cerré los ojos, y al instante los recuerdos azotaron mi mente.

Sus manos en mi cintura, su sonrisa, nuestros alientos mezclándose.

Abrí los ojos al escuchar un golpe fuera del edificio. Me levanté con rapidez, secando mi cuerpo lo mejor que pude para luego colocarme una bata encima.

Abrí la puerta que daba hacia el balcón y observé la calle. Entonces lo vi, observándome.
Ahogue un grito de sorpresa cuando soltó un rugido hacia mí.

Levanté las manos generando un rayo de luz que dio directo a la cara del Desviante. Aprovechando la distracción,  salté del balcón hacia la calle. Comencé a correr lo más rápido que mis piernas me permitían; en esos momento deseaba poder tener los mismos poderes que mi amiga Makkari y poder escapar de esa situación.

Me detuve a medio camino y moví mis manos delante de mi, tomando la luz de una farola y creando con ella un arco y carcaj. Eso tenía que funcionar, siempre funcionaba. Me colgué el carcaj lleno de flechas creadas a partir de la luz y me puse en posición.

 No esperé a que el Desviante estuviera cerca para comenzar a disparar,  de ese modo cuando estuvo lo suficientemente cerca de mi, se derrumbó y con la luz que había utilizado para crear el arco y el carcaj, cegué al Desviante. Utilicé tanto poder que la luz quemó en mis manos, pero sabía que no iba a lastimarme.

Cuando el Desviante cayó muerto, solté todo el aire que había estado conteniendo.  Al instante lo supe. Teníamos que reunirnos y si alguien podía lograr eso era Ajak, nuestra líder.

𝒢𝑜𝓁𝒹𝑒𝓃  ⁽ᴱᵗᵉʳⁿᵃˡˢ⁾ ~ 𝐃𝐫𝐮𝐢𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora