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Las niñas tomaban largos mechones de mi cabello y lo trenzaban

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Las niñas tomaban largos mechones de mi cabello y lo trenzaban. En unos minutos tuve una larga trenza cayendo por mi hombro izquierdo. Levanté la mirada y observé a Druig, quien se encontraba recostado contra un árbol. Me mostró una sonrisa que logró que mi corazón comenzara a latir más fuerte.

Druig y yo caminamos por los campos, supervisando los cultivos de los lugareños. Levanté mis manos, emitiendo luz a las cosechas para que crecieran con más fuerza.

-No vayas a matarlas, Rayito de Luz- Advirtió Druig- Si no tendré que comenzar a llamarte la asesina de Desviantes y de plantas.

Yo le di un pequeño golpe en el hombro. Algunas estrellas comenzaban ya a aparecer en el horizonte. 

-Esto es justo lo que quería. Ven, te mostraré algo.- Tomé a Druig de la mano y lo jalé conmigo para guiarlo a través de algunas casas hasta llegar a las afueras de la ciudad. Nos metimos en un pequeño valle que estaba rodeado por rocas. Si se prestaba la atención suficiente, se podía escuchar los pequeños animalitos nocturnos que correteaban por el desierto.

-Bien, ¿Qué querías mostrarme?- Druig me observó con curiosidad.

-¿Ves las estrellas? Observa- Levanté mi mano, sintiendo un leve hormigueo en mis dedos y pronto, unos pequeños orbes plateados salieron de mis dedos. Druig me miró con sorpresa, yo sonreí- Eso no es todo, mira.- Los pequeños orbes plateados se desprendieron de mis dedos y flotaron un poco en el aire. Yo cerré mi mano alrededor de ellos los apreté en mi palma y luego lentamente la abrí.

-Polvo de luz de estrella- Susurró Druig- ¿Cómo lo hiciste?

-No lo sé- Respondí con sinceridad- Lo descubrí la otra noche. Creo que significa que mi poder es más grande de lo que pensé.

-Entonces, ¿Puedes manipular todo tipo de luz?- Druig sopesó mi mano sobre la de él. Yo soplé el polvo y Druig parpadeó para apartarlo.

-La luz que emanan tus ojos no creo que pueda manipularla- Respondí, parándome de puntitas para rodear su cuello con mis manos- Tienes ese brillo en tu mirada que me encanta.

-A mi me encantas tú, todo de ti- Dijo Druig. Una de sus mano fue a parar a mi cintura, mientras que la otra se posó en mi mejilla, dando leves caricias- Te quiero, Nirelle.

-Y yo te quiero a ti.

Nuestros labios se encontraron con ternura. Era como si desde que despertamos en la nave, hubiéramos estado esperando por ese momento. Como si todo lo que importara fuera nosotros. Y mientras yo dejaba caer mi cuerpo sobre el suelo, mientras ambos nos deshacíamos de nuestras vestimentas, mientras los labios de Druig recorrían mi piel, dejándola caliente al tacto, supe que eso era lo que necesitaría siempre. A él junto a mi. Nuestras manos entrelazadas a un lado, sus labios sobre los míos. Mi mano acariciando su rostro, nuestras frentes unidas.

Solo Druig y yo.

-Solo somos tu y yo- Susurró y yo sentí que podria escucharlo decir eso por siempre.

400 d. C Imperio Gupta.

Viajar no era algo agotador y mucho menos para nosotros que éramos inmortales. Vimos vidas que apenas comenzaban y otras que se acababan, pero siempre nos teníamos los unos a los otros.

Siempre podía sostener la mano de Druig si me sentía impotente por no poder ayudar de ninguna manera. 

" Puedo, pero no debo intervenir" Siempre me repetía a mi misma y a veces me odiaba por tener que hacerlo.

Trajes típicos del lugar nos adornaban mientras observábamos la boda entre Ikaris y Sersi. Me permití derramar algunas lagrimas por mis amigos.

-Que los dioses los acompañen- Recitó el hombre- Felicidades.

Ikaris y Sersi compartieron un beso. Por instinto miré a Druig y ambos sonreímos, mientras el contrario tomaba mi mano.

𝒢𝑜𝓁𝒹𝑒𝓃  ⁽ᴱᵗᵉʳⁿᵃˡˢ⁾ ~ 𝐃𝐫𝐮𝐢𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora