ESPECIAL 5: THEODORE NOTT

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12 de febrero de 2001

Querida Luna:

¡Feliz cumpleaños! Bueno, teóricamente todavía quedan unos minutos, pero para cuando te llegue la carta ya será día 13, y por tanto cumplirás 20 años.

¿Cómo estás? ¿Te trata bien Draco ahí arriba? ¿Y Hermione; está contigo? Espero que estéis todos bien. Aquí las cosas tampoco nos van mal. Os echamos de menos, pero intentamos ser felices, tal y como a vosotros os gustaría.

Ojalá poder celebrarlo todos juntos. Espero que, estés donde estés, me sigas recordando tal y como hago yo cada día desde que te fuiste. No quiero ponerme sentimental, para eso ya están las últimas 20 cartas que te mandé aunque, claro, eso no lo sabes porque nunca te las he llegado a mandar (ahora mismo me estoy riendo).

Debo dejar de escribirte ya, sino no te mandaré la carta a las 00.00 exactas. Sí, a pesar de todo, mi perfeccionismo no ha cambiado (Me estoy riendo de nuevo. Qué lamentable soy)

Te deseo un feliz cumpleaños de nuevo.

Te quiere,

Theo

Luna dobla la carta y sonríe. No quiere escribirle una respuesta donde le conteste a todas sus preguntas, eso sería demasiado doloroso y le crearía un espejismo del que no querría salir. En su lugar, decide no devolver la carta al cementerio y dejarle un pequeño trozo de papel con solo dos palabras. Dos palabras con demasiado significado.

13 de diciembre de 2004

La Navidad se acerca y el el fin del año también. Aunque eso último no le importa lo más mínimo a Theodore Nott. Solo le recuerda que se suma otro año más de las pérdidas de Draco y Luna. Su Luna. Puede que ya no doliese, que la herida había sanado. Sin embargo, una herida de tal gravedad siempre deja una cicatriz que, por mucho que uno o una quiera, no se puede borrar. No cuando se trata de una herida del corazón.

El chico está recostado en uno de los sillones de la mansión, con los ojos cerrados y escuchando las chispas del fuego. A parte de eso y el sonido de su propia respiración, no se oye nada. Un profundo y tranquilo silencio.

Le sigue escribiendo cartas, pero no tan seguido como durante el primer año de su fallecimiento. Ahora solo le escribe en Navidad, su cumpleaños y en ocasiones especiales en las que le ha sucedido algo importante, aunque no por ello malo. Las cartas de los primeros dos años nunca se las llegó a mandar. No le veía el sentido. Un día se iluminó y decidió dejarle la felicitación de su cumpleaños en la tumba del Valle de Godric. Al día siguiente, el trozo de papel no estaba. Primero pensó que alguien lo había robado, pero enseguida su vista detectó un trozo de pergamino que ahora ocupaba el lugar de la carta.

Te quiero

Dos simples palabras que hicieron que el corazón de Nott diera un vuelco. No sabía muy bien cómo, pero estaba seguro de que había sido Ella. Desde entonces, las cartas ya no se las queda, sino que las deja en el cementerio. Al día siguiente se aparece por allí de nuevo y una sonrisa se dibuja en su rostro cada vez que ve que su escrito ha desaparecido. Luna no le ha vuelto a responder, pero no necesita que lo haga. Le basta con conservar la única respuesta que le mandó y saber que ella lee sus pensamientos.

Ding-dong. Theodore se sobresalta. Se estaba quedando medio frito en el sillón, con el calorcito de la chimenea. No está esperando a nadie, así que se extraña por la visita a esas horas. Con la varita en la mano por si las moscas, abre despacio la puerta. Se lleva una sorpresa mayor al ver lo que se encuentra delante suyo.

«¿Pero qué narices...?», piensa.

Se esperaba de todo menos eso. Una cesta con mantas de entre las cuales se asoma una cabecita. Si, un bebé. Bueno, una bebé.

ALA ROTA - Dramione FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora