ESPECIAL 6: HERMIONE (parte 3)

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Comida y flores por todas partes y gente de aquí para allá; así está el lugar. Se podría palpar el estrés y los nervios con las manos. Y no es para menos: no todos los días se celebra una boda en el Más Allá. Una boda sin validez alguna, pero una, al fin y al cabo. Una esperada con muchas ansias, muy importante para los allí presentes y llena de emociones que apenas se pueden describir.

—¿Y si me dijo que sí para no herirme? ¿Y si dice que no? ¿Y si se arrepiente? — El chico se pasea de un lado a otro.

Una señora lo observa. La está poniendo nerviosa.

—Lucius, por favor, estate quieto de una vez; vas a acabar haciendo un hoyo en el suelo—. Dijo cansada la mujer.

«Me ha llamado Lucius, mal asunto. Será mejor que me calme», piensa el rubio.

Inhala y exhala un par de veces y consigue disminuir un poco sus nervios.

«Relájate, Draco. Hermione te quiere y no te haría una putada así. No te pondría en ridículo de esa manera, ¿verdad?», intenta convencerse en su cabeza.

—Cielo— empieza a decirle Narcissa mientras posa su mano en el hombro de él—, ¿qué te pasa? ¿A qué viene este miedo? La quieres, ¿cierto?

—Muchísimo— No puede evitar sonreír cuando piensa en ella.

—Entonces, ¿cuál es el problema, hijo?

—Mamá— la señora Malfoy sonríe ante eso; hace tiempo que dejó de llamarla «mamá» para llamarla «madre», a "petición" de su "padre"—, ahora mismo y por primera vez en mucho tiempo, estoy siendo muy feliz. Siento que no tengo preocupaciones ni nada en qué pensar. Y tengo miedo; tengo miedo de que no sea real, de que Granger se aparte otra vez de mi lado, de que desaparezca de nuevo. Tengo miedo de que esto sea una pesadilla disfrazada de sueño y de que cuando despierte siga vivo, sin Hermione.

Su madre sonríe sin poder evitarlo. Siente un gran orgullo por su hijo ahora mismo, se siente orgullosa del hombre en el que se ha convertido, en las decisiones que, al final, lo han llevado por el buen camino. Un buen camino lleno de espinas y dolor, sin embargo. Y por eso se siente orgullosa, por haber sido fuerte, porque lo haya superado. Pero por encima de todo, se siente orgullosa de que Draco haya aprendido a querer a los demás y a dejarse querer por otros.

—Cielo, no debes preocuparte por si sigues vivo o no.

—Así no me ayudas, mamá.

—Vale, debo admitir que eso sonaba mejor en mi cabeza y no esperaba que tuviese ese efecto tan mortífero—, le dice Narcissa con una risa—, pero lo que quiero decir es que dejes de preocuparte por eso. Aunque te cueste creerlo, esa felicidad que estás sintiendo ahora mismo es tan real como que me llamo Narcissa Black. Deja de dudar sobre tu final feliz, vívelo. Te lo mereces.

—Es que llevo tanto tiempo viendo espejismos de mi felicidad, que ya no se si esto es real o no. Llevo tanto tiempo sin saber qué es ser feliz, que he olvidado que ese sentimiento existe. Llevo tanto tiempo entre las sombras, que ya no sé qué es la luz.

—Esto es tu realidad, esto es tu felicidad, esto es tu luz. Persíguelas, Draco, no las dejes marchar ahora que las tienes a tu alcance. Y no temas porque se te puedan escapar, porque no lo harán. Ellas te necesitan tanto como tú las has necesitado todo este tiempo. La realidad necesita a una persona para mostrarse, la felicidad necesita a una persona para que pueda existir en su corazón, y la luz necesita a una persona para abrazarla y abrirle los ojos.

» Ve a por ello, Draco. Ellas te están esperando junto a Hermione.

Draco no contesta, solo la abraza. A su madre no le molesta, ya sabe todo lo que su hijo le quiere transmitir con ese abrazo tan simple, pero con tantos significados escondidos.

—¿Preparado?

—Más que nunca.

El rubio le tiende su brazo a Narcissa y los dos salen de la especie de cabaña donde se encuentran. Se dirigen al arco de flores improvisado para la imprevista boda que se va a celebrar, atravesando un pasadizo de manto blanco donde hay los pocos invitados sentados ya en sus sillas a lado y lado del pasillo. Delante del arco, se encuentra Dumbledore, quien los "casará". Narcissa le da un cariñoso apretón en el brazo a Draco junto con una sonrisa y se va a sentar a primera fila, junto a Luna.

Espera pacientemente, al lado de Albus.

—¿Quién iba a decir que tendría que morir para verle casarse, señor Malfoy?

—Qué casualidad que yo también lo pienso, Dumbledore. ¿Quién iba a decirme que tendría que morir para conseguir mi felicidad?

—Creo que su encantadora madre ya le ha soltado la charla, pero se la voy a recordar. Deje de lado todo pensamiento negativo y viva el presente—. Albus le sonríe.

Draco le devuelve la sonrisa.

De repente, un silencio se hace en el lugar. Todas las cabezas se dirigen al final del pasadizo que hay entre los invitados. Al otro lado se encuentra Hermione con un vestido rojo, el mismo que llevó para la boda de Bill y Fleur. Va del brazo de Sirius y lleva un ramo de orquídeas en la mano que tiene libre. Ambos avanzan lentamente hacia Draco y Albus mientras una música, de la nada, empieza a sonar. Malfoy no puede despegar los ojos de ella; está preciosa. Y no puede sentirse más feliz. Lo que siempre había soñado está a unos metros de él y está a punto de unirsele para siempre.

Después de, según Draco, una eternidad, ella llega y le toma la mano con una sonrisa que se refleja en sus ojos café

—¿De dónde has sacado este vestido?

—Estaba en el bolso con hechizo de expansión. Al parecer me lo llevé al venir aquí y ni me acordaba de que lo llevaba encima cuando todo pasó.

—Te sienta de maravilla.

—Tú tampoco estás mal, Malfoy.

—Yo siempre estoy bien, futura señora Malfoy.

Hermione rueda los ojos, divertida.

Ambos se vuelven hacia Dumbledore con una sonrisa.

—Sed bienvenidos todos a la unión de Draco Lucius Malfoy y Hermione Jean Granger. No he hecho esto en toda mi larga vida, así que me limitaré a saltarme la palabrería. Draco Lucius Malfoy, ¿quieres a Hermione Jean Granger como tu futura esposa para amarla y respetarla en la salud y en la enfermedad, en lo bueno y en lo malo, hasta la eternidad?

—Sí quiero.

—Hermione Jean Granger, ¿quieres a Draco Lucius Malfoy como tu futuro esposo para amarlo y respetarlo en la salud y en la enfermedad, en lo bueno y en lo mala, hasta la eternidad?

—Sí quiero.

—Por el poder que nadie me ha otorgado, sello vuestro juramento bajo ningún conjuro y os declaro marido y mujer. Ya os podéis besar.

No retrasan más su encuentro. Cuando sus labios se juntan, la gente empieza a vitorear y aplaudir. Aún con una de sus manos entrelazadas y la mano libre de Hermione sujetando el ramo de orquídeas, atraviesan el pasillo mientras les caen flores encima. Los invitados ven como se alejan entre flores y prados verdes, con una sonrisa en rostro. Una sonrisa de verdad. Y no pueden evitar pensar que, tras todo lo vivido, no hay duda de que su para toda la eternidad les ha llegado.

Y no podrían ser más felices.

ALA ROTA - Dramione FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora