CAPÍTULO 2

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Su elfina doméstica le está esperando. Quiso conservar su elfina porque, en el fondo, le tenía cariño, pero decidió pagarle un sueldo, tal y como Hermione hubiese querido.

—Buenas tardes, joven Malfoy. Le he preparado un almuerzo—. Le dice la elfina.

—Gracias Tiffy. ¿Qué tal tu mañana? ¿Has desayunado ya?

—No, señor. He preferido esperarlo a usted.

Draco le sonríe a modo de gratitud. Ambos se dirigen al comedor para desayunar. Al rato, la elfina le pregunta con cautela:

—Joven Malfoy, ¿puedo hacerle una pregunta?

—Adelante.

—Verá, he estado limpiando sus aposentos y he encontrado una foto debajo de la cama. Salían usted y una joven castaña en ella. ¿Puedo preguntar quién es la chica? — Draco para en seco de comerse sus tostadas. Al ver tal reacción, la elfina agrega rápidamente—. No debe usted responder si le incomoda, señor. Tiffy no pretendía ser una fisgona—. Finaliza mientras baja la mirada.

Le vuelven a salpicar los recuerdos del pasado.

Flashback

Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, 1996. Sala de los Menesteres. Año 6

Se encontraba un rubio platinado vestido con una túnica de gala con un ramo de orquídeas en la mano. Una gran sonrisa y una mirada brillante adornaban su rostro mientras esperaba. Estaba nervioso, muy nervioso. Se había esforzado mucho en que aquella noche fuese perfecta. Minutos después, entró en la sala una muchacha castaña con un bonito vestido granate. Le sonrió al chico.

—Vaya, vaya. Desconocía su lado romántico, señor Malfoy. Me sorprende usted—. Bromeó ella para liberar nervios y tensiones.

—Es mi intención sorprenderla, señorita Granger—. Ambos soltaron una risa.

—Draco, no deberías haberte tomado tantas molestias por mi cumpleaños. Solo me hago un año más vieja—. Rio ella.

—No me digas eso, Hermione. Me ha costado mucho trabajo hacer esto, no me hagas creer que ha sido un esfuerzo inútil—. Hizo un puchero y su platinada mirada se transformó en una de escarbato triste.

Hermione rió ante la reacción del chico y dijo:

—Vale, vale. No diré nada más. Sorpréndeme más, querido Malfoy.

—A sus órdenes, mi leona. Sígueme—. Le ofreció el brazo y ella lo aceptó con una sonrisa.

La pareja se adentró en la sala donde había una mesa redonda iluminada con cálidas velas que el Slytherin había preparado para ella. Draco retiró la silla para que Hermione se sentara y luego lo hizo él. Al instante apareció ante ellos un plato con canelones. Canelones que estaban bastante chamuscados. La serpiente habló:

—Te pido perdón con antelación porque la comida esté un poco quemada. No había cocinado en mi vida—. Dijo con un leve sonrojo.

Hermione sonrió, enternecida y lo calmó.

—No te preocupes, seguro que está todo delicioso.

—Si no te gusta, no te lo comas. Que no te sepa mal decírmelo. De verdad, no me voy a ofender.

La chica empezó a comer y un rato después de masticar, hizo una mueca rara.

—A ver cómo te lo digo, cielo, ¿esto es siquiera comestible? — Le preguntó entre risas.

— Sabía que poner los canelones al horno 45 minutos era demasiado tiempo. Tendría que haberle hecho caso a mi olfato y retirarlos en cuanto la cocina empezó a oler a quemado—. Explicó entristecido.

—Draco, no te enfades contigo mismo. Solo están un poco quemados.

—¿Solo? — Preguntó con ironía.

—Bueno, puede que eso haya estropeado el plato entero, pero de no ser por eso, seguro que estarían deliciosos. Venga, no te desanimes—. Le cogió la mano por encima de la mesa y le regaló otra de sus hermosas sonrisas.

Draco le devolvió el gesto apretándole la mano cariñosamente junto una sonrisa.

Fin del flashback

—¿Señor? — Tiffy pregunta preocupada.

Draco siente sus ojos aguados mientras una sonrisa fugaz cruza su rostro.

—Esa chica era la mujer de mi vida, con la que me tendría que haber casado y la que tendría que haber sido la madre de mis hijos. Mi pequeña leona—. Una lágrima rebelde se escapa de sus ojos.

—Señor, si usted se siente incómodo con este tema, Tiffy no preguntará más.

—No te preocupes. A veces va bien hablar con alguien que no sea tu conciencia. Necesito purgar toda la ira, todo el odio y toda la tristeza que me carcomen por dentro—. Suelta un llanto.

La elfina salta de su silla y se dirige hacia Malfoy. Cuando llega a su lado, le abraza la pierna y le dice.

—Llore, señor, no es ningún delito hacerlo. Las lágrimas purifican el alma. Si necesita unas orejas que le escuchen, Tiffy estará agradecida de ayudarlo.

Malfoy le acaricia la cabeza y se lo agradece interiormente mientras empieza a llorar en silencio.

ALA ROTA - Dramione FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora