CAPÍTULO 1

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1 semana después

Lo ha conseguido, después de pasar por una infinidad de interrogatorios, hacer varias pruebas y un juramento inquebrantable de por medio en el cual promete no traicionar al Ministerio, ha entrado en el cuerpo de aurores del Ministerio de Magia. La noticia se ha extendido por todos los periódicos en menos que se dice quidditch. Lo que no saben es que tiene sus propios intereses. ¿Quién mejor que nadie sabrá dónde se esconden toda esa panda de asquerosos mortífagos? Harry Potter. Después de haber hecho buenas migas con él y la Comadreja, se siente mal usándolos de esa manera; pero no tiene alternativa. Hizo una promesa que tiene que cumplir. Nunca ha incumplido una y esta, más que nunca, no será excepción.

Ese día se levanta temprano. No quiere llegar tarde a su nuevo trabajo. Se ducha y se viste. De negro, evidentemente. Se ha acostumbrado a ese color, refleja el pésimo estado de ánimo que constantemente tiene. Después de eso, desayuna y, a través de la Red Flu, se dirige al Ministerio de Magia. Una vez allí, se reúne con Potter y Weasley, que le esperan en la oficina del primero.

—Malfoy— Dice Ron a modo de saludo.

—Potter, Weasley. ¿Qué tal todo? ¿Alguna novedad?

—Sí. Una testigo nos ha informado de que le ha parecido ver a Marcus Flint deambulando por el callejón Knockturn, aunque no parecía convencida porque nos ha contado que el sospechoso llevaba una capa negra y una máscara-. Esta vez, es Harry el que habla.

—Deberíamos mandar un grupo de aurores para que busquen algún rastro mágico y pregunten a la gente que frecuenta en el callejón Knockturn.

—Bien. Como esta maravillosa idea ha sido tuya, liderarás el grupo de aurores— Le dice el pelirrojo con un tono un poco burlón. Draco pone los ojos en blanco y luego asiente.

Aunque se podría decir que Ron y Draco ya no se llevan mal, sigue habiendo cierta tensión entre ellos, pues cuando Hermione fue asesinada, el Weasley lo culpo de su muerte. Mucha razón no le faltó en su momento, según Draco; pero con el tiempo acabó comprendiendo que la culpa fue realmente de El-que-no-debía-ser-nombrado. Sí, en pasado; porque ese hijo de Umbridge ya estaba muerto.

Después de esa conversación, el rubio sale del Ministerio acompañado de un grupo de aurores y se dirigen al callejón Knockturn. Al llegar, le entran arcadas del asco y los malos recuerdos que le trae ese lugar. Recuerda la primera misión que tenía que hacer para Él, el miedo que sintió. Recuerda las amenazas constantes no solo hacia su vida, sino que también hacia su leona. Recuerda todo el infierno por el que pasó por culpa de su padre y sus estúpidas ideas sobre el estatus de sangre y su queridísimo Señor Tenebroso. En ese momento se alegra de haber matado a su progenitor con su propia varita durante la Batalla de Hogwarts. En cambio, no puede sentir lo mismo por su madre. Aquella mujer tan buena y que sufrió un calvario por culpa, nuevamente, de Lucius Malfoy y sus putos principios. Narcissa Malfoy siempre había estado allí para él. Lo apoyó en sus momentos más difíciles, incluso cuando le dijo que se había enamorado de una Sangre sucia. Su madre, en lugar de pegarle una hostia como lo hizo su padre (si es que se le podía llamar así) cuando se enteró, se alegró por él. Cómo la echa de menos... Interiormente, le agradece a Molly Weasley que matara a la loca de su tía Bellatrix Lestrange; pues fue ella quien había matado a su madre. Sí, su propia hermana la había asesinado en mitad de la Batalla de Hogwarts por Traidora a la Sangre; ¿por qué? Por ayudar a Draco a salvar la Sangre sucia. Aunque sus esfuerzos habían sido en vano, claro está.

Después de aquel pequeño lapsus mental, vuelve a recuperar la concentración y les dice a sus hombres:

—Dividiros en parejas y preguntad en todos y cada una de los locales por un hombre enmascarado con capa negra Nos reuniremos aquí en una hora.

ALA ROTA - Dramione FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora