Sentada en un asiento bastante cómodo de la famosa Universidad de Harvard reviso una y otra vez mi teléfono con la esperanza de recibir alguna noticia por parte de mi madre. Miro nuevamente a mi alrededor. Chicos y profesores pasan aparentemente preocupados delante de mí. Conozco la presión que lleva esta universidad, ya que es una de la mejores del país. Mi madre sale finalmente de la dirección. Su semblante no mostraba la alegría que esperaba ver, sino todo lo contrario. Pasó por mi lado sin ni siquiera decir una palabra. Vi como caminaba lentamente hasta la salida. La seguí hasta nuestro taxi. En todo el camino no dijo ni una palabra. Me sentía mal por ella. Sí, quería estudiar ahí, pero podía comprender perfectamente que el dinero que teníamos no era suficiente. Tal vez podía empezar el año entrante. Trabajaría con todas mis fuerzas hasta que obtuviera el dinero que me hacía falta, sólo para asegurarme de que ella se sintiera feliz.
Al bajarme del auto noté que algunas gotas comenzaban a caer por lo que rápidamente entré a casa. Estaba confundida aún, se suponía que mi padre me había mandado todo el dinero que necesitaba, pero al parecer algo se salió de control.
- ¿Qué... qué haces aquí -habló por fin mi madre-. Tu vuelo no era hasta el viernes.
- Lo adelanté -le respondió mi padre-. Me llevo a Kristen.
-¡¿Qué?! -di un salto sorprendida.
-Ya lo he decidido -continuó hablando el hombre que me abandonó y ahora quería llevarme consigo-. Comprendo que tienes muchas cosas que hacer. ¿No es cierto, Linda? Te ahorraré el trabajo de tener una boca más que alimentar.
-Ve arriba, Kristen -ordenó mi madre.
-Ya no soy una niña. ¡Ustedes no pueden seguir decidiendo mi vida! -les grité.
-¡Que vayas arriba!
Esta vez las lágrimas caían por todo el rostro de mi madre, así que decidí obedecerla. Me tiré en la cama esperando hallar alguna respuesta en las figuras que formaban las manchas de humedad del techo. Hace años que mis padres se separaron. Nunca llegaron a casarse, pero aun así pensaban que podían vivir una vida normal y tranquila sin ningún tipo de compromisos. Eso hasta que mi madre anunció que estaba embarazada. Al parecer eso estaba completamente fuera de los planes de mi padre. Él no quería estar amarrado a nadie, y yo sólo sería como dijo: "una boca más que alimentar". Sólo sería esa persona que siempre está en el medio de todo, por la cual se tienen que preocupar, a la que tienen que cuidar, enseñar, y mi padre no soportaba esa situación. Al parecer él tenía la certeza que no iban a haber problemas, que una vez que todo se terminara con mi madre volvería a su vida normal, sin preocupaciones. Aunque de cierta forma lo hizo. Siempre vivió como si no tuviera hija, nunca me ayudó en nada, hasta ahora, que, por alguna razón, la cual desconozco, decidió mostrarse un poco "caritativo" y darme dinero para mi Universidad. Pero ¿por qué me quiere con él si nunca antes mostró algún tipo de interés?
- ¡Kristen! -me llamó mi madre, todavía se oía agitada.
Me reuní con ellos lo más rápido que pude. Mi madre caminaba de un lado a otro de la sala, mientras mi padre estaba tranquilamente sentado en uno de los asientos.
- ¿Qué pasa? -logré preguntar.
- Recoge tus cosas... te vas con tu padre -dijo conteniendo las lágrimas.
- ¿Por qué? ¿Qué es lo que está pasando? -comenzaba a alterarme, esto ya no era un capricho de mi padre, era algo serio, por alguna razón me quería llevar.
- En unas horas te irás con tu padre a California, ya lo hemos decidido. Lo siento, cariño, pero no tienes opción, si no vas será más dinero desperdiciado.
- No lo entiendo. ¿Por qué me quieres llevar, papá, si nunca te he interesado? ¿Y tú, mamá, por qué estás de acuerdo?
- Algún día iba a pasar, Kristen, recoge tus cosas, por favor.
- No, no me voy.
- No me importa si quieres o no, el caso es que tenemos un vuelo en dos horas y que si no vamos perderé mucho dinero -interrumpió mi padre.
- Pues para ti solo es una cuestión de dinero, así que ya lo superarás.
- Tienes mejores condiciones con tu padre que conmigo.
- Mamá, ¿por qué me haces esto?
- Perdón... -fue la última vez que escuché su voz antes de subirme al avión y llegar a la capital.
ESTÁS LEYENDO
Tu Elección [PAUSADA]
RomansaEl amor es una enfermedad que no tiene cura. No hay pastilla, cirugía, ni terapia que acabe con ella... Agradecimientos: @hxydey