Tu Elección [PAUSADA]

·15·

— ¿Esperas a alguien? –le pregunté a mi padre quien vestía un traje negro y estaba sentado en el comedor.
— Se puede decir que sí. ¿Quieres comer? –dijo él.
— No, he comido hace un rato… espagueti. ¿Es por trabajo?
— Para nada, necesito descansar un día.
— Es raro oírte decir eso. Me voy a acosar temprano.
— Haces bien… ¿“Dr. Jekyll and Mr. Hyde”? –preguntó refiriéndose al libro que traía en mis manos.
— Sí.
— Soy un gran admirador de Robert Louis Stevenson, y esa es mi obra favorita, al igual que “The Black Arrow: A tale of two roses”.
— Creo que puedo decir que tenemos gustos parecidos en cuanto a la literatura… voy a subir ya.
— Ten buenas noches, Kristen.
— Tú también, papá, disfruta la tuya.
Subí a mi habitación y cerré la puerta con seguro. Caminé hacia mi armario de donde tomé la ropa de dormir: una blusa de tirantes color salmón y un short blanco. Me senté en la cama y comencé a leer un capítulo de la novela de Robert.
No podía dormir, daba vueltas de un lado a otro, me quedaba tranquila, ya había contado decenas de rebaños completos y nada, no podía dormir. Di dos toques ligeros sobre la pantalla de mi teléfono y este se encendió. “11:58 PM”.
— 11:58… 11:59… 1, 2, 3, 4…. 25, 26, 27… 58, 59… 12:00 –contaba en voz alta.
Decidí tomar algo, así que bajé a la cocina, abrí el refrigerador y tomé una caja de leche. Me serví en una taza y la puse en el microondas. Me entretuve un rato mirando como mi bebida daba vueltas al calentarse hasta que noté una figura en la puerta de cristal. La luz estaba apagada, y yo no traía mi teléfono conmigo, así que no podía usar la linterna. Caminé hasta que aquella imagen estuvo lo suficientemente clara.
— Pero, ¿qué haces aquí? –le pregunté en voz baja mientras abría la puerta.
— Recuerdo haberme despedido con un “Kris, nos vemos esta noche”, así que aquí estoy, ¿vas a ir en pijamas?
— ¿A ir? Recuerdo haberte dicho que me quedaría en casa.
— ¿Y qué haces? ¿Calentando algo?
— Leche –saqué mi taza del microondas y me di un primer sorbo, estaba demasiado caliente.
— Ten cuidado, no te vayas a quemar. ¡Oh! Es porque tienes problemas para dormir ¿verdad? Por eso una bebida caliente. No tienes sueño, Kristen, podemos ir a la fiesta entonces.
— ¿Por qué quieres que vaya?
— ¿Por qué quiero que vayas? Siendo sincero, no lo sé, creo que me da lo mismo que vayas o no, emm… supongo que nos vemos.
— Espera, no, no voy a poder dormir, pero no me gustan las fiestas.
— Ah, eres de ese tipo de chicas… –abrió el refrigerador, sacó la caja de leche, se sirvió en un vaso y también lo puso en el microondas.
— ¿Para ti? –pregunté confundida.
— ¿Qué? No creerás que te iba a servir otra taza de leche, por supuesto que es para mí, quiero ver si esto ayuda a dormir bien.
— ¿No te vas a la fiesta?
— Lo iba a hacer, pero me detuviste, así que, espero que me tengas un lugar cómodo donde descansar.
— ¡¿Dónde descansar?!
— Shhh, baja la voz –tomó su taza del microondas, subió las escaleras y caminó exactamente hacia mi habitación, yo le seguí– Apuesto que es aquí –abrió la puerta y entró– Bingo.
— No puedes quedarte aquí.
— A ver, ¿cómo te explico? Me he quedado sin gasolina. ¿entiendes lo que quiere decir eso?
— Supongo que sí. Pero podría haber otra solución, tal vez. Mi padre, por ejemplo, tiene dos autos, le pides uno, se lo devuelves mañana, todo resuelto ¿no?
— Ah, claro, ¿y cómo le explico a tu padre mi presencia aquí a las 12:00 AM?
— No había pensado en eso.
— Por supuesto que no. No es tan difícil escaparse de aquí temprano, venga, me sé casi toda la casa de memoria.
— Esto no está bien...
— Por favor.
— ¿Cómo le vas a explicar a mi padre que tu auto esté aquí?
— Ya lo tengo todo planeado, solo tienes que prepararme un sitio para dormir.
— Joder... suerte que tengo un sofá aquí, no es tan grande, pero al menos no tendrás que dormir en el piso –caminé hacia mi armario y busqué unas sábanas que tenía guardadas. Acomodé el mueble y al terminar Alan sonrió complacido.
— Prometo no darte más problemas de ahora en adelante – habló mientras tomaba asiento a mi lado en la cama.
— ¿Qué haces? ¿Para qué te preparé un sitio?
— Allá abajo dijiste que no tenías sueño, bueno, yo tampoco lo tengo, así que supondré que tendrás algún tipo de diversión planeada para la noche ¿cierto?
— ¿Diversión dices? ¿Qué tipo de "diversión"?
— Eso lo sabrás tú... tú planeas la noche... así que adelante sorpréndeme...
— Emmm –¿diversión? ¿a qué se refiere con eso? ¿acaso quiere que...? No, simplemente no me imagino que quiera eso de ese modo... ¿o sí? – Creo que deberíamos dormir.
— ¿Esa es la diversión que me ofreces? –¿qué se esperaba? – Wow, pues bueno, que remedio, ten buenas noches.
— Si... –apagué las luces y me metí corriendo en la cama nuevamente. Alan se acomodó en el sofá. Revisé la hora en mi teléfono 12:35 AM. Supuse que ya en cinco o diez minutos estaría dormida, así evitaría conversaciones incómodas y en la mañana solo tendría que ayudarlo a irse.
Cinco minutos pasaron, diez minutos pasaron, quince, y hasta veinte, esta noche realmente no sabía lo que pasaba con mi organismo que de ninguna forma me dejaba dormir. Busqué con mi mirada la figura de Alan que permanecía con los ojos abiertos mirando hacia arriba.
— A que tampoco puedes dormir –habló sin apartar su mirada del techo– Sabía que iba a pasar... y pensabas que con una taza de leche se arreglaría... Te propuse divertirnos de algún modo, y estoy totalmente seguro de que pensaste algo completamente erróneo de mí.
— ¿A qué te referías con "diversión"?
— ¿Por qué me tenía que referir a algo en específico? ¿Qué se yo...? ¿Una película, un juego? Algo, lo que se te ocurriera.
— Ah...
— Apuesto a que pensaste que me refería a...
— Podemos ver una película, sí –lo interrumpí antes de que pudiera mencionar lo que había estado imaginándome hace unos minutos. Me levanté de la cama, caminé hacia el escritorio y cogí la laptop. Como siempre la conexión estaba excelente. Le propuse descargar una película, con lo cual él estuvo de acuerdo.