— ¿Puedo pasar? —preguntó mi padre desde el otro lado de la puerta.
— Sí —le contesté. Aún traía su traje y sus zapatos costosos pero su rostro se veía deteriorado—. Ya me iba a dormir.
— ¿Crees que podamos hablar antes?
— Ya que estás aquí sí.
— Bien… —se sentó en la cama, a una distancia prudente de mí–. Esto hubiera sido más fácil si tu madre te lo hubiera dicho.
— La culpa no es de ella. Tú me lo podías haber dicho, no es tan difícil. Quizás era pequeña para entender el género al que te dedicas, pero me podías haber dicho que eras escritor, al menos, y con el paso del tiempo decirme que te dedicabas a las novelas eróticas ¿no? pero bueno, preferiste huir y hacer las cosas a tu modo sin que nadie te importara. ¿Tanto mal te causaba tener una hija?
— No quería perder mi libertad.
— Claro, así que solo te fuiste como si nada hubiera pasado. De todas formas, ¿por qué es que me recogiste? “No quería perder mi libertad”, acabas de decir ¿entonces?
— Era una forma de compensación por todo el tiempo que estuve lejos.
— No necesitaba de ti, mamá y yo estábamos perfectamente bien.
— No es cierto, y lo sabes, tu madre tiene muchos problemas.
— ¿Ahora también te preocupas por su bien? Pues parece que vamos progresando ¿no?
— La semana próxima comienzas a ir a la Universidad.
— No contaste conmigo para tomar esa decisión. No quiero ir.
— Aún eres menor, puedo tomar las decisiones por ti.
— La carrera.
— Literatura. Ya lo había hablado con tu madre.
— ¿Ella sabía que tú me traerías para acá?
— Sí, desde hace años lo sabía. Tengo que irme —dijo mirando su reloj de pulsera— Reunión.
— ¿Ahora?
— Sí, nos vemos mañana.
Se levantó de la cama y salió de mi habitación. Me levanté a ponerle el seguro a la puerta y luego busqué mi teléfono para llamar a mi madre.
— ¿Mamá?
— ¿Hola? —respondió un hombre. Miré la pantalla para rectificar el número y sí, estaba llamando a mi mamá, ¿qué pasa?
— Es el teléfono de Linda ¿cierto?
— Sí. Ella está ocupada ahora mismo.
— Perdón, pero ¿usted es?
— Patrick, ¿y tú eres?
— No me conoce, así que es “usted”. Soy Kristen, la hija de Linda.
— No sabía que tenía hija.
— ¿Desde cuándo la conoce y por qué contesta su teléfono?
— Ayer, la vi en un bar, por primera vez, y ya le dije que estaba ocupada.
— Pero podía haberle llevado el teléfono ¿no?
— Sí… entonces, ¿quiere algo?
— Hablar con ella.
— Que está ocupada.
— ¿Qué coño está haciendo?
— Está trabajando.
— ¿Cómo que trabajando? Hoy es su día libre.
— Ya no, yo soy su jefe.
— Su jefe se llama Jordan, y es mucho más agradable que usted, sin ofender.
— Por favor, que la despidieron hace semanas. La contraté ayer y ahora trabaja para mí.
— ¿En qué exactamente?
— Creo que deberías arreglar tus problemas con ella.
Cortó la llamada. Estaba bastante enojada, había muchas cosas que mi madre, la persona con la que he pasado toda mi vida me estaba ocultado, no entiendo por qué, pero pienso que debe haber un motivo. ¿Un hombre tenía el teléfono de mi madre, cosa que ella nunca habría permitido, la habían despedido y ni siquiera me había dicho nada, planeó con mi padre enviarme para acá y no fue capaz de contarme nada? Definitivamente algo pasaba con ella, algo había cambiado de repente. La perfecta vida que pretendía llevar poco llegaba a su fin.
— Necesito pasar —volvía a hablarme el chico que siempre voy a recordar como “el que se follaba a la rubia”.
— Mi padre no está ahora mismo —le dije. Sólo eran las siete y ya mi padre tenía otra reunión— ¿Y por qué tan temprano? ¿No podías al menos esperar una o dos horas más para venir?
— Oye, que te quede claro que tengo una vida, también yo tengo cosas que hacer. Más tarde no puedo venir, estoy en clases.
— ¿Estudias?
— Sí… me gradúo este año de la Universidad. Lo de actor es algo así como un hobby, no es algo a lo que me quiera dedicar, pero mientras pueda lo haré.
— Está bien, te podías haber ahorrado todo eso. No sé a qué hora a regresar mi padre así que lo mejor es que te vayas y regreses en la tarde.
— Tal vez tengas razón, nos vemos luego.
Continuaba despidiéndose así, como si estuviera seguro de que nos íbamos a ver nuevamente. Sólo me lleva unos pocos años, pero a diferencia de mí él es mayor de edad, puede hacer lo que quiera, cosa que yo aún no. Dos, dos meses son los que faltan para mi cumpleaños. Tanto tiempo esperando alcanzar la mayoría de edad y solo estaba a dos meses. Dos meses y ya no dependía de nadie, sólo de mí, y aquí estaba completamente perdida.

ESTÁS LEYENDO
Tu Elección [PAUSADA]
RomanceEl amor es una enfermedad que no tiene cura. No hay pastilla, cirugía, ni terapia que acabe con ella... Agradecimientos: @hxydey