Capitulo #4

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Dicen que cuando ves por primera vez la cara de tu bebé, sientes un amor tan profundo que tu corazón podría estallar. Que cuando miras a tu bebé a los ojos por primera vez, es cuando te conviertes en madre.
Isabelle lo comprobó, ver el rostro de su pequeña niña le hizo llorar inevitablemente.

Verla, era hacer tangible el amor que una vez había existido entre ella y Angelo, aunque era un accidente, ver el color miel de los ojos de la bebé, era ver los ojos del amor de su vida y recordar que era más que un hombre conectado a tubos, había sido el amor más intenso que había vivido y ahora había una prueba tangible de ello.

Gisselle era una niña bastante pacífica, no lloraba más que estrictamente lo necesario, si tenía mucha hambre o si a su madre se le olvidaba darle el pecho a una hora específica. Ambas, tanto Isabelle como Gisselle se adaptaron rápidamente a la rutina de existir en la vida de la otra y antes de darse cuenta ya habían pasado seis meses y era tiempo de volver a la Universidad nuevamente.

La pequeña Gisselle aprendía a sentarse y hacer algunos gestos de gateo cuando Isabelle decidió que era el momento de retomar sus estudios, ella necesitaba una vida normal junto a su niña y eso tendría.

Isabelle volvía de realizar el proceso de inscripción cuando se detuvo en un super cercano a su casa, compraría algunas cosas para la cena y también alguna botanas para ver películas con Sarah ese fin de semana. Pero se detuvo frente al departamento de cosméticos, específicamente frente a las cajas de tintes para el cabello, quizás había llegado el momento de hacer un cambio radical, y así lo hizo.

No tenía que pensarlo mucho o de lo contrario no lo haría así que apenas llegó a casa se dirigió al baño y un par de horas más tarde, salió con el cabello mas corto y en otro color.

Isabelle, era rubia de nacimiento, su cabello era lacio. Aunque a veces se ondulaba por lo que su madre siempre le decía que su cabello tenía vida propia. Jamás se había hecho algún cambio de look y mucho menos había usado algún tinte permanente.

La ex rubia se miró al espejo y casi no se reconoció, su cabello, ahora rojizo le hacia resaltar muy bien su color de piel, se recordó a su mejor amiga, cuyo rojizo era similar, pero completamente natural.

Y nuevamente la invadió la nostalgia, Josephine se había perdido de tanto y ella se sentía tan irremediablemente culpable que a veces tenía pesadillas debido a ello.

En más de una oportunidad, desde que vivía sola, se había despertado sobresaltada recordando a su amiga envuelta en un charco de sangre mientras sus ojos iban perdiendo su brillo lentamente, aquello le mataba por dentro. Le dolía, le recordaba que ella tenía una dosis de culpa, sin embargo, seguía adelante porque ya no había nada que hacer, al igual que de su fortaleza ya no dependía solo ella, debía ser fuerte por ella y por Gisselle.

Maya quedó bastante sorprendida al ver a Isabelle, pasar de una melena larga y rubia, al cabello por los hombros y rojizo, era un cambio bastante radical.

- Tes ves hermosa - añadió con ternura la mujer - Te queda muy lindo ese color.

Isabelle, que se sentía bastante cercana a la mujer que ahora era su cuidadora, le dio un abrazo.

- Gracias - le abrazo - De verdad tenía miedo de no verme bien.

- Oh no - Maya le acaricio la cabeza - nada de eso, te ves muy bien.

- Mañana inicio clases nuevamente, así que...

El llanto que había demorado en llegar, les interrumpió.

Isabelle se dirigió hasta su habitación y sacó a una Gisselle recién levantada de la cuna.

- Hola mi amor - dijo mientras la veía removerse con pesadez aún - ¿Pensabas dormir toda la tarde? Ya luego no quieres dormir por la noche.

No Tan Culpable ~ 🔞 ~ ( No Tan Inocente II) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora