La llamada de su pequeña rubia lo había dejado fuera de sí, nuevamente, saber de ella tan poco no bastaba. Había estado tenso desde el fin de semana, Y la información que André enviaba no era suficiente. Parecía que algo estaba pasando, sentía que André le ocultaba algo, pero decidió desechar el pensamiento haciéndo lo posible por respetar las peticiones de Elisabeth.
Decir que la chica estaba bien, estudiaba, trabajaba y hacía su vida, era quedarse corto, por eso estaba empezando a sospechar. ¿Acaso Elisabeth llevaba una vida tan tranquila? ¿Una mujer tan bella y en plena flor de la juventud?
Vincent sentía ansiedad, una muy similar a la que había sentido cuando Lisa había desaparecido con Theo.
Maldito Theo - gruñó para si mismo.
La envidia de quien había considerado su hermano, era la verdadera causa, la razón por la que sus dos mujeres lo habían dejado. Primero Lisa y ahora Elisabeth. Él y su envidia eran los culpables.
Ahora Lisa era una especie de cascarón vacío, hablaba poco, sonreía poco, trataba de mantenerse activa haciendo ejercicio o trabajando como secretaria de Vincent, pero no era suficiente. Por las noches, cuando intentaban tener sexo, ella parecía una muñeca inflable, en ocasiones ni siquiera mostraba sentimientos, deseo o placer.
Eso lo estaba enloqueciendo y con el paso de los días, empeoraba.
Ese día prefirió no ir a trabajar, siempre que Elisabeth lo llamaba, deseaba salir a correr, como si eso fuese suficiente para alcanzarla, para su desgracia Angelo, Alice y Camila aparecieron en su entrada.
El muchacho se veía diferente, se notaba que haber estado en coma le había dejado secuelas.
Alice por su parte usaba el cabello corto, a la altura de los hombros, y como siempre y como todas las veces que había ido a visitarlo para preguntar por Elisabeth, lo miraba con odio, desprecio, cómo si él fuese el culpable de su huida.
Y si, en cierta forma lo era, él se había condenado el día que le dio a Elisabeth su nueva identidad y dinero para hacer su vida.
Camila, sin embargo, parecía estar permanentemente molesta, pero siempre había sido la más madura, hasta donde Vincent recordaba haber escuchado a Elisabeth, Camila siempre fue su consejera. Por eso, en cierta forma, la ausencia de la rubia le pegaba aún más fuerte que a Alice.
Luego de entregarle la carta para Angelo, completamente lleno de dudas, Vincent los vio marcharse y aunque estaba listo para salir a correr, cerró la puerta y se fue escaleras arriba hasta su habitación.
Estaba cansado, lo que realmente quería era tomar un avión, buscar a Elisabeth y morir en sus labios, derretirse en sus brazos y olvidar todo lo malo que en algún momento pasó. Pero no podía, no podía hacerle eso a Lisa, no ahora que estaban iniciando terapia de pareja y trabajaban en recuperar los cinco años que habían perdido.
Vincent resopló dejándose caer en la cama, había pasado tanto tiempo aferrado a su amor por Lisa, que eso le nubló el juicio y terminó arrastrando a Elisabeth. Por eso no la buscaba, porque era egoísta, si ella decidía volver, que fuese porque así lo deseaba, sin embargo en cada llamada él lo intentaba.
Se sentó en la cama y abrió el cajón de su mesa de noche, en él se veía un libro, pastillas y un par de condones. Levantó las cosas y llevó su mano hasta el fondo de la gaveta. Allí deslizó suavemente el fondo y se abrió lo que era un fondo falso, de allí sacó el último recuerdo que le quedaba de su pequeña rubia.
La carta que ella había dejado bajo su almohada el día que se había marchado. De vez en cuando la leía, aunque sentía pinchazos en su corazón cada vez que lo hacía.
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No Tan Culpable ~ 🔞 ~ ( No Tan Inocente II)
RomanceElisabeth se ha marchado y ha dejado todo atrás, su vida, sus amistades y sus viejos amores. Cuando su vida parece tener algo de forma, su pasado parece pisarle los talones cada vez más. Pero ahora tiene otros motivos para luchar. Ya no es la misma...