Capítulo 13

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— ¿No? ¿Qué clase de respuesta es es...? — el chico no puede continuar al ver el rostro de la chica — ¿Por qué lloras?

— No estoy llorando — dijo secando sus lágrimas

— Estás llorando — se acercó

— No...

— Estás llorando, Misaki — la abraza — ¿Qué ocurre?

— Tenías razón Usui — admite mientras sus mejillas se empapan en tristeza — desde que llegué aquí pensé que sacar estas notas sería mi sueño cumplido pero... ¿Por qué me siento tan vacía? — mira sus ojos — ¿Por qué me duele tanto si no estás ahí acosándome? 

— ¿A qué te refieres con eso Misaki? — preguntó mientras la sangre subía a sus mejillas

— No quiero que dejemos de vernos — dijo entre dientes — de alguna manera... Te has convertido en un compañero de habitación bastante especial para mí

— ¿Tan solo soy un compañero de habitación especial? — dijo encarnando una ceja y apretándola un poco más contra su pecho

— Já, no seas tan arrogante — contestó tratando de sonar segura de si misma, pero su tono de voz la delataba complétamente

Echaba de menos a Usui, sus bromas y esa manera tan tonta que tenía de acosarla. ¿Por qué las cosas podían llegar a ser tan difíciles en ocasiones? A veces te gustaría poder leer la mente de la otra persona, pero esta vez era diferente. Misaki deseaba que él pudiera leerle la suya, como esas veces en las que la miraba a los ojos leyendo sus más íntimos secretos.

¿Por qué era tan difícil? No debería serlo, y menos con alguien como Usui. Con alguien como él... Incluso si te declaras y te rechaza, con que digas que es broma se lo creerá. No debería ser difícil.

Pero a pesar de que su corazón sabía eso, su cabeza no lo entendía, para ella Usui solo era el rubio molesto que tanto le ha fastidiado y ha hecho sentir bien. 

— Deberías irte ya, se hace tarde y la gente se está extrañando al ver que abrazo por tanto tiempo a un "chico" — dijo soltándola y haciendo comillas con sus dedos

— Jajaja, serás estúpido — se dibujó una media sonrisa en su rostro y alzó la mirada suspirando, no quería irse pero debía — ¿Crees que volveremos a vernos?

— ¿Quieres escuchar la verdad o lo que te gustaría que fuese verdad? — dijo con la voz apagada y sin ese hermoso brillo en los ojos

— La verdad — susurró

— Volveré en el momento en el que llegues a contar todas y cada una de las estrellas del cielo. Lo cierto es que no puedo prometerte nada, quizás te pases noche tras noche contándolas, esperando por mí, y ese momento nunca llegue a suceder — dice desviando la mirada y metiendo las manos en sus bolsillos — también puede ser que mañana mismo esté en la puerta de tu casa — ríe chistoso — quién sabe

— Usui, idiota — dice con una sonrisa 

— ¿No te preocupa que no volvamos a vernos? — pregunta rodando sus ojos

— No demasiado, en el momento en el que piense que necesito a un payaso, tan solo tengo que contar las estrellas del cielo — ambos sonrieron 

Y sin decir nada, la chica se subió en el autobús, se sentó en el último asiento, ella sabía perféctamente que si giraba la mirada aquel rubio seguiría allí, observándola. Pero no quería mirar, no pensaba hacerlo. Ya que no quería que viera sus lágrimas.

El autobús comenzó a moverse, Misaki apretaba sus puños con fuerza, conteniéndose para no mirar hacia atrás. Solo unos metros más y girarían, ya no lo vería más.

— Solo unos segundos más... Tan solo unos... Segundos más — se repetía a si misma en voz baja — tan solo...

Sin darse cuenta, sin saber cómo ni por qué, se encontraba de rodillas en su asiento mirando por el cristal trasero a un Usui despidiéndose con una sonrisa a lo lejos. Y de algún modo, a Misaki le pareció ver algo parecido a una lágrima cayendo por su mejilla antes de torcer la esquina.

— Quizás algún día volvamos a vernos, Usui 

La chica infiltrada [Kaichou wa maid sama]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora