– No hay necesidad de estar tan nervioso ¿sabes? Ya hemos hablado muchas veces antes – tiene una gran sonrisa en su rostro la cual de una forma u otra me molesta
¿Por qué estoy temblando? Ni siquiera puedo hablar.
Ella elimina cualquier rastro de seguridad en mí mismo y comienzo a preguntarme sobre lo mal que me puedo ver después de estar todo el día saltando de árbol en árbol.
– Hijo mío, ve a darte una ducha y luego cenaremos con esta agradable señorita ¿de acuerdo?
Miro a mi madre por unos momentos y luego voy a mi habitación a hacer lo que me ha dicho. No quiero verla más enfadada de lo que está, puede ser temible.
Realmente esas dos son unas brujas.
No solo han conseguido encontrar a Misaki, si no que también han hecho que ella pueda ir siempre un paso por delante mía.
– Eres terrible, Ayuzawa – me digo a mí mismo entrando en la ducha
Tras unos minutos salgo, me pongo unos pantalones grises y una camiseta blanca ajustada.
Quiero verme bien pero no demasiado o mi madre y hermana no dejarán de molestarme con eso el resto de mi vida. Ya que normalmente cuando traen chicas a casa suelo vestirme de vagabundo.
Aunque no tiene mucho sentido negar lo evidente, esa chica me tiene loco.
Salgo de mi habitación y me asomo levemente al comedor, ya está todo puesto en su sitio y mi madre habla animadamente con Misaki.
– Creo que comienzo a entender por qué nuestro pequeño Usui te ha elegido
Mierda, mamá aprende a cerrar la boca.
– ¿A qué se refiere? – pregunta Misaki
– Ya estoy – grito apareciendo y sentándome al lado de mi madre en frente de la chica
– Anda, pues entonces yo ya me voy, los dejo solos – se pone la mano cubriendo su boca y comienza a reirse mientras se va
Espeluznante.
Miro a la muchacha la cual ya ha empezado a comer y la imito, sigue yendo un paso por delante mío.
– ¿Te gusta? – pregunto para romper el silencio
– ¿El qué? – responde con otra pregunta, realmente no me dejará ponerme a su nivel tan rapidamente como yo quisiera
– Pues la casa, mi familia, la comida – por unos momentos mi mente me gritaba que dijera "yo" pero no lo hice
– La casa es preciosa, no tiene nada que ver con la mía, tu familia es muy agradable y la comida deliciosa, gracias – continúa comiendo
Vuelve ese silencio tan incómodo, y lo peor de todo es que sé que mis padres y mi hermana están mirándonos "disimuladamente".
La chica mira su reloj de pulsera y se levanta rápido.
– No me puedo creer que ya sea esta hora, lo siento no podré quedarme a terminar la comida – se inclina disculpándose – ha sido un placer verte de nuevo, bueno adiós
Camina hacia la puerta de salida y miro a mi madre la cual me hace gestos con las manos para que la siga, mi padre me levanta el pulgar hacia arriba y mi hermana hace con sus manos un corazón.
Maldita familia.
Sigo a Misaki hasta la puerta y se la abro.
– Gracias, dile a tu familia que le agradezco lo de hoy y que se pueden pasar por el café cuando quieran
– Espera – recuerdo con algo de grima a mi familia – te acompaño
– No hace falta – pone una de sus manos sobre el músculo de su brazo opuesto y sonríe – si aparece alguien le daré una paliza
– ¿A si? – paso mi mano por su cintura y la acerco a mi pecho – ¿te das cuenta de que sigues siendo una chica a pesar de todo? Vamos, te acompañaré
Le hago una señal a uno de nuestros chofers para que traiga un vehículo, él asiente y va hacia la cochera.
– Realmente no hacía falta Usui – su rostro está levemente rojo, al igual que el mío
Esto es demasiado ¿cuándo acabará? Supongo que es nuestra culpa por ser tan lentos y torpes en esto del amor, pero ya son demasiadas las señales. Y no sé si podré contenerme por más tiempo.
Entramos en el coche, aunque no me siento a su lado si no enfrente suya. Miro por la ventana sin mucho interés, no sé de qué hablar y mirarla no ayuda mucho a mis nervios.
– Misa... – me detengo al ver que se ha dormido, sonrío
Tener tanta energía te deja agotada al final ¿cierto? Me siento a su lado y acarico su cabello, luego beso su frente.
– Misaki, tú – su cabeza se queda apoyada en mi hombro y recuesto la mía sobre la suya – me gustas
Cierro los ojos, estar así es demasiado relajante como para no quedarse dormido.
– Usui-sama – alguien mueve mi hombro – Usui-sama, hemos llegado
Abro los ojos, miro al chofer y asiento, ella sigue durmiendo.
– Misaki – susurro en su oído, soplo un poco y despierta de inmediato, va a decir algo pero pongo el dedo índice en mis labios para que guarde silencio
– ¿Dónde estamos? – susurra
– Acabamos de llegar a tu casa, te has quedado dormida
– Ah, lo siento – se quita el cinturón y abre la puerta del coche
Salgo antes que ella y me coloco a su lado, miro al chofer para que se meta en el coche y nos deje algo de intimidad.
– Usui-sama, he recordado que tengo que ir a comprar algo, volveré en unos quince minutos, si me disulpa
Asiento, le estaré eternamente agradecido.
– ¿Me harías compañía hasta que él vuelva? – pregunto
– Claro – siento un gran alivio cuando dice eso
– ¿Escuchaste algo de lo que dije en el coche? – pregunto mirándola de reojo
– ¿Algo como qué? – no lo ha escuchado, no sé si sentirme aliviado o no
Tomo aire, trato de calmarme, tengo que decírselo ya, no tengo opción. No volveré a tener una oportunidad como esta.
– Misaki – tomo su barbilla con mis dedos y la acerco a mí – ¿qué sientes por mí?
Estoy siendo más seductor que romántico, pero no tengo tanta fuerza de voluntar como para declararme.
– ¿A-a qué te refieres? – se ruboriza y desvía la mirada, pero no trata de alejarme como en otras ocasiones
– ¿Puedo besarte? – trato de sonar calmado pero mi corazón late demasiado rápido
Ella no contesta, me mira con timidez a los ojos, se mantiene así por un rato y luego los cierra. Ya tengo mi respuesta, y no podría ser mejor.
Cierro los ojos y la acerco más a mí hasta posar mis labios sobre los suyos. Creo que nada puede superar la sensación de besar a la persona que amas por primera vez.
Coloco una de mis manos en su rostro y la otra en su cuello, ella pone su mano sobre la mía.
Ella es mía y yo soy suyo.
Enamorados.
Juntos.
Hasta el final.
~~FIN~~
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La chica infiltrada [Kaichou wa maid sama]
FanfictionDesde que era pequeña mi madre la cual me crió sola me enseñó a ser mejor, mejor que todos incluso que los hombres. Desde ese momento me prometí dar lo mejor de mí. Pero en un mundo donde los hombres tienen una injusta preferencia me vi obligada a o...