Capítulo 2

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El rubio sonríe un poco y antes de irse mira el baño en el cual se había quedado un olor muy particular que era bastante dulce, sonríe.


— ¿Sera una chica? — decía curioso para si mismo para luego salir del cuarto y cerrar con llave, corre y alcanza a la morena la cual lo único que quiere es no sucumbir ante ese cuerpo Griego — eres nuevo te perderás si vas solo y a mí me regañarán por no indicarte el camino — decía caminando a su lado con un rostro serio


La chica sin mirarle le responde pues el simple echo de compartir habitación con él la ponía nerviosa.


— Puedo ir solo, si me pierdo solo debo preguntar — contesta asegurándose de hablar de si misma en masculino


— No me importa... Si eres mi compañero de cuarto llegarás temprano... — decía muy serio caminando junto a él para asegurarse que no se perdiera


Misaki mete sus manos en los bolsillos del pantalón y sonríe.


— ¿Ves? Llegamos y no me perdí — entra en la sala


— ¿Lo dice que la persona que casi dobla izquierda cuando era a la derecha? — dice en tono de burla


La chica se sonroja al recordar aquella vergonzosa escena, el chico estuvo riéndose al menos durante 3 pasillos más, intentando ocultarlo en vano.


— ¡Un fallo lo tiene cualquiera! — se queja entrando en la sala y tomando asiento al frente donde por supuesto nadie quería estar


El chico entra y por alguna extraña razón quería sentarse junto a el extraño nuevo así que optó por sentarse en la silla contigua a la de Takashi, aunque en el lugar que daba a la ventana por si se aburría y quería irse.


— Hola compañero — decía con una sonrisita


—  ¿De nuevo tú? — resopla dando por echo que este chico hará lo que sea para seguir molestándola — hay más asientos libres — señala a sus espaldas


— Este asiento parece interesante — dice con una sonrisa mirándola a los ojos — además tengo que prestar atención a la clase o podrías superarme — dice en un tono sarcástico dando a entender que eso era imposible


La morena alza una ceja como signo de molestia y su ceja derecha se mueve arriba y abajo nerviósamente al mismo tiempo que la vena de su frente se hincha. Momentos después se tranquiliza perdiéndose de nuevo en esos ojos.


Cuando terminó la clase fueron a otras dos, luego a su habitación tras comer y se quedaron allí hasta que llegaran las próximas tres clases.


— Has de sentirte muy honrado de ser compañero del mejor estudiante del instituto — alardea


Ante esa actitud de chico popular inmaduro creído e indiferente ella no tuvo más que responder a sus provocaciones.


— Pues la verdad es que no es la gran cosa — responde sin interés


— Ah entonces no me crees — le responde riendo — bueno qué te parece una pequeña apuesta, saldré de este cuarto y te apuesto que a la primera chica que le coquetee se enamorará profundamente de mí — le dice con una mirada burlona


La morena le mira y alza una ceja.


— ¿Te recuerdo que este Instituto es sólo de hombres? — contesta con el ceño fruncido, acto seguido se tumba en la cama — no tengo tiempo para esas cosas


— Claro que sé que el instituto es de hombres, me refería a fuera del instituto, después de clases, yo nunca me confundo — le dice — entonces qué ¿Aceptas la apuesta? — le mira retándolo


— Ya te dije que tengo cosas más importantes que hacer — le mira con los ojos ardiendo en furia — no vuelvas a preguntarme más tonterías como esa — señala los libros del escritorio — lo más importante es estudiar y nada más — suspira


— Mmm bueno entonces te reto a sacar mejor nota que yo en la primer examen corto que haga el profesor, el que pierda hará lo que quiera el otro por dos días es un trato — le acerca la mano para cerrar el trato


Enojada por ese trato tan engreído y confiado de si mismo acepta agarrando su mano.


— Acepto — dice arrepintiéndose de eso segundos después


— Jeje, bueno se acercan la hora de entrada sera mejor que nos cambiemos — se empieza a quitar la ropa delante de ella, como piensa que es un chico no le importa 


Desvía la mirada hacia la maleta, el pulso de la chica se acelera y se sonroja al ver de reojo sus marcados abdominales, malditas hormonas piensa.


— No deberías haberte quitado la ropa para volver a ponértela — contesta mirando el libro nerviosa


La chica infiltrada [Kaichou wa maid sama]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora