21- Martes, 26 de abril 2005

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Martes, 26 de abril 2005.





Gabi seguía sin poder creer aquella vieja historia del anciano que les había contado mientras seguía en la clínica y un par de lágrimas de desconcierto rodaron por sus mejillas. Si bien no había forma de corroborar la veracidad del relato, la seriedad de Levi le indicó que tal vez él no mentía. Sin embargo, había algo atorado en su garganta y la duda se había convertido en un nudo de angustia.

Tal parecía que Falco estuviese pensando lo mismo que ella, pero ninguno de los dos se atrevía a preguntar por esa mujer ante el temor de una respuesta no tan agradable de oír.

No era necesario preguntar lo que sentía aquel anciano por esa mujer, porque era evidente que incluso después de decenas de años la seguía amando con la misma intensidad desbordante e inquebrantable de su juventud.

—¿Cómo logró sobrevivir a esa explosión? —. Preguntó entonces Falco, con expectación.

Levi dibujó una curiosa sonrisa antes de responder y su mirada brilló ante la sola mención de Hanji.

—Ella me salvó y no hay día en que no esté agradecido por haberla conocido.





***



1939. Sin fecha, ni hora definida.

Probablemente el amanecer.




Sus cuerpos se separaron por la fuerza de las aguas y entonces Hanji recordó de manera vaga, las lecciones de natación que alguna vez recibió de Levi.

Una cosa era nadar en un sereno lago y otra muy distinta era querer ir en dirección contraria a la corriente del caudaloso río.

Sus brazos y sus piernas se movieron por simple instinto de supervivencia, pero las aguas llevaban tal fuerza que por momentos Hanji se sumergía por completo y era difícil mantenerse a flote bajo esas condiciones.

Logró divisar a Levi que había quedado atrapado entre algunos arbustos caídos en las orillas del río y eso le dio al menos la calma de que él estaría bien mientras ella era arrastrada río abajo.

Pero Hanji no se rendiría y no pensaba morir de aquella forma. Sus brazos comenzaron a moverse de manera que se le hizo más fácil mantenerse a flote y pese a que le era imposible controlar la fuerza abismal de la propia naturaleza, logró aferrarse a lo primero que estuviera a su alcance para evitar ser hundida por las caudalosas aguas.

Hanji se aferró con todas sus fuerzas a una corteza de árbol, donde difícilmente podía ver algo más que agua por todas partes, porque el agua la golpeaba con fuerza en el rostro.

Su cabeza lo único que hacía era pensar en Levi. Él estaba herido y ella apenas podía asegurar su propia supervivencia, debía salir de ahí o de lo contrario no solo ella perdería la vida.

Cartas para Hans (Levihan/Historia completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora