6- 1 de enero, 1939.

414 48 18
                                    



Hubo un ligero momento de silencio que solo era interrumpido por los fríos vientos montañosos que silbaban contra las ventanas.

Sin embargo, Levi sintió calor como nunca.

Hanji sonrió ladinamente, sintiéndose genuinamente divertida al observar el rostro desconcertado de ese hombre que parecía completamente descolocado.

Y entonces esa sonrisa desapareció de su rostro cuando Levi con sus brazos la hizo girar y los roles se invirtieron ventajosamente para Levi quien vio a Hanji sobre el colchón y al hacerlo, sus pechos rebotaron ligeramente.

Hanji casi pudo oír su corazón acelerado y sus narices se rozaron por una mínima fracción de tiempo, pero aquello parecía ser suficiente para haber aceptado el reto.

Por inercia, Hanji movió los brazos, pero se vio apresada por completo. Levi antes se veía vulnerable por las heridas frescas en su rostro, pero Hanji había subestimado quizás la fuerza innata de un hombre que había pasado mucho tiempo esculpiendo su cuerpo bajo las profundidades de una mina de carbón.

La sensación de verse sometida le inquietó y la hizo querer moverse con más fuerza, a lo que Levi respondió sosteniéndola de ambas muñecas y todo su peso corporal cayó sobre el suyo.

—No la soltaré, hasta que me responda porqué rechazó mi invitación—. Levi pareció muy serio de pronto y sus acciones parecían realmente toscas y un tanto desesperadas ante el inminente rechazo.

Hanji giró el rostro, no se atrevía a observarle a los ojos otra vez.

—¿A qué viene todo esto?—. Hanji bufó indignada e intentó moverse, pero era imposible para ella siquiera pensar en la posibilidad de ganar en esa batalla absurda.

—Porque se ha estado burlando de mí todo este tiempo, pero pese a todo lo que dicen de las mujeres promiscuas como usted, es imposible para mí sacármela de la cabeza.

—Ese no es mi problema—. Hanji acercó su rostro al suyo de una forma peligrosamente retadora.

—El problema de las mujeres como usted, es que no se toman nada en serio. Ahora me siento profundamente decepcionado.

—¿Decepcionado de qué?—. Hanji masculló con rencor—. ¿Decepcionado de que su primera vez fuera con una mujer como yo?

—Y sigue con eso...—. Levi tomó un momento para respirar e intentar calmarse—. ¿Qué le hace pensar que yo...

—La que debería estar decepcionada soy yo, no me interesan los hombres sin experiencia. Supongo que el trabajo en la mina solo consiguió transformarlo en un hombre solitario y sin tacto alguno, cuando comprenda como tratar a una mujer quizás...

Las palabras de Hanji se vieron interrumpidas, ese hombre se había apoderado de sus labios impidiéndole seguir escupiendo su odio. Quizás a besos podrían llegar a un buen acuerdo.

—Lo sabía, ni siquiera es tan buen besador como aparenta. ¿Había besado antes a alguna persona?

Levi gruñó irritado y volvió a silenciarla por un momento con sus labios, pero no fue eterno. Hanji cada vez parecía más furiosa por su atrevimiento.

—Por favor, deténgase. En vista en que es un pésimo besador y pésimo tratando con mujeres, le enseñaré como hacerlo, pero primero suélteme.

Hanji hablaba en serio y se mostró más calmada una vez que Levi dejó libre sus brazos.

—Bien, enséñeme—. Dijo Levi una vez que soltó a Hanji.

Le tomó un momento a Hanji buscar a tientas la mano diestra de Levi y guiarla con la suya hasta su rostro. Podían sentirse sutilmente frías al tacto, así como ásperas por el trabajo duro.

Cartas para Hans (Levihan/Historia completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora