Capítulo 8: Arrivals

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Álex

Aquí estoy media hora antes de tiempo en el aeropuerto de Roma y como un flan. Sí lo lees bien, estoy como un flan. ¿Porqué? Pues por que hoy por fin después de tres semanas voy a ver a Chris. Mi Chris. Parezco un adolescente enamorado y es que quizá ya no soy adolescente pero estoy perdidamente enamorado de ese idiota de ojos color miel que me vuelven loco y me la pone como un piedra. Porque llevo media noche pensando en el momento de verle y haciéndome pajas para aliviar el dolor de huevos que tenía. No sé si debo seguir con esto. Fiorella no sabe que Chris va a estar aquí cinco días y tampoco quiero que se entere o me joderá para que no pueda verlo. Estoy muy cansado de ella, de sus gritos que cada vez son más, de sus desplantes y de sus maltratos y también estoy cansado de sus amenazas y de su desapego hacia nuestra hija. Me jode haberme venido a Roma a vivir. Yo quería seguir estando en Madrid. Con Chris. Pero no me arrepiento por mi hija. Despertar y darla el desayuno. Vestirla, llevarla a la guarde, merendar con ella, llevarle al parque, jugar con ella y dormir con ella. Porque en este tiempo he dormido con ella en su camita. Con Fiorella casi no tengo relación. Antes ella era profesora pero desde que nació Alma se fue a trabajar para su padre. Su padre es un hombre osco, huraño, con mal carácter y yo no le gusto por ser hijo de quién soy. Soy el hijo de Cara, la familia que renegó de ella cuando decidió casarse con mi padre. Una historia de amor y superación preciosa. La familia de mi madre y la de Fiorella son enemigos. Se enfrentan por los negocios y hasta donde sé también han pasado a lo personal, yo no conozco a la familia de mi madre. La familia de mi padre al casarse con mi madre pasó a estar en el punto de mira de mi suegro. Aunque como mi familia no se mete en mis cosas, mi suegro les deja tranquilos. Fabián es otro rollo, el hermano de Fiorella, tiene pinta de matón. Estuvo a punto de ir a la cárcel por peleas que acabaron mal pero siempre se libra. En fin no voy a pensar en eso. Quedan quince minutos para que llegue el avión de Chris. Voy a la cafetería y me estoy tomando un café cuando alguien se sienta a mi lado. Levanto la vista y es Gina. La tía a la que me tiré en el motel el otro día. ¡Mierda!

- Hola, guapo - me guiña un ojo y yo me cago en todo lo cagable - ¿Qué haces aquí tan solito?

- Estoy esperando a mi ... Mejor amigo. Llega hoy desde Madrid. Y llevo tiempo sin verle.

- Ya. Yo he venido a recoger a mi marido. Él viene de un viaje de negocios. También de Madrid. Seguro que vienen en el mismo avión. ¿Te importa si espero contigo?

- Claro tu marido. Seguro que tienes ganas de verlo. - ella levanta su mirada y me sonríe, es una sonrisa tierna y bonita. Cómo cuando te acuerdas de algo que te gusta. Se nota que está enamorada. - ¿Porqué te acostaste conmigo si parece que estás enamorada de tu marido?

- Bueno, - agacha la mirada - él es el amor de mi vida. Pero trabaja lejos a menudo y pasa largas temporadas fuera del país. Hace un tiempo decidimos que podríamos mantener relaciones sexuales con terceros mientras él estuviese lejos. Siempre y cuando nos lo contemos después. La sinceridad es clave. Y bueno funciona de momento. Aunque como mi marido no disfruto con nadie.

- ¿Una relación abierta? - ella me mira y asiente con la cabeza. Esto me da una idea. Esta semana la disfrutaré con Chris y luego le propondré una relación abierta. Quiero una relación con Chris, volver siempre al otro, prácticamente ya lo tenemos, bueno abierta, mejor no. Aunque tampoco quiero que se agobie. La sonrío. Por el rabillo del ojo veo que el avión de Chris acaba de aterrizar. - acaban de aterrizar. ¿Vamos?

Asiente y nos vamos a esperar a nuestros amores. Sí, lo que te decía un puto adolescente que bonita purpurina y esas mierdas. Gina y yo seguimos hablando. Es una tía súper maja. Me dice que si queremos podemos ir con ellos a una fiesta el sábado. Nos damos los teléfonos y cuando estoy anotando el suyo lo veo. Tengo como un radar interno que me dice cuando Chris entra en la misma sala que yo. Está espectacular con esa sonrisa que me dedica. Viene acompañado de un hombre moreno, muy alto, más que Chris que es decir. Se dan la mano y el hombre viene directo a mí. ¿A mí? Cuando está a punto de llegar se lanza sobre mi acompañante. Uuuuuu, su marido. Chris se acerca y cuando está casi a mi lado me lanzo a abrazarle. Le abrazo fuerte y él rodea mi cintura con sus brazos. Huele genial, pongo mi nariz en su cuello, su piel se eriza, lo noto y aspiro su olor. Huele a limpio, a hogar. A la casa de Madrid. Huele a Chris. Sólo él huele así. Él me aprieta más y ríe en mi cuello. Me hace cosquillas.

Un Amor Imposible.  (Serie Amor Libro II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora