Capítulo 34: Nos vamos de boda

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Ivelina

Me despierto sola en la cama. No es la primera vez que me duermo en la cama de los chicos. Entre sus brazos y despierto sola. Oigo ruidos en el baño. Deben estar allí. Me levanto y me dirijo allí. Abro la puerta y me reciben los gemidos y gruñidos de estos dos hombres que me tienen loca. Los quiero tanto. Son mi inyección de vida todos los días. Ellos como siempre están al lío. Álex está con el culo en pompa, los brazos estirados apoyados en el lavabo y la cabeza entre ellos bajando su espalda para que Chris tenga mejor acceso. Chris agarra sus caderas y embiste con fuerza. Chris abre los ojos y me mira a través del espejo. Me quito la camiseta y me agacho al suelo. Gateo y me pongo justo debajo de Álex. Me voy incorporando y cuando llegó a la altura de su entrepierna saco mi lengua y le lamo. Meto su pene en mi boca y salivo bien para empapar su miembro erecto. Me levanto entre sus brazos y me siento en el borde del lavabo. La cabeza de Álex queda entre mis piernas quien me mira y sonríe de lado. Chris sigue embistiendo y decido entrar en su juego. Abro mis piernas dejando mi sexo casi en la cara de Álex, con mis manos agarro mis pechos y pellizco mis pezones. Entonces Álex se levanta poco a poco haciendo que Chris ralentice sus embestidas. Ambos se acercan a mí. Álex besa mis labios.

- Buenos días princesa. - veo aparecer sobre su hombro la cabeza de chris. Me sujeto en los he hombros de Álex para besar a Chris y entonces Álex me sujeta de las nalgas y se acerca penetrándome sin avisar. ¡Me encanta! Chris me besa y empieza a embestir de nuevo de forma suave a Álex. Cada vez que embiste Álex me embiste a mí. Solo se oyen sus gemidos y los míos. Se oye el ruido de nuestros cuerpos al chocar. Yo cierro los ojos y echo la cabeza hacia atrás. Estos son mis chicos. Seguimos así un rato más hasta que noto que mi orgasmo está cerca, se lo hago saber subiendo el volumen de mis gritos. Porque ya no son gemidos. Chris comienza a embestir muy rápido y con mucha fuerza, haciendo que Álex golpee contra mí de forma muy violenta. Álex pone su cara en la curva de mi cuello y lo besa.

Siii
Siiii
Siiiiiiiiii. ¡¡Dios mío!! Voy a morir de placer. Oigo a Chris gritar, sé que el es quien estalla primero. Álex le sigue en la siguiente embestida y yo estallo a la vez que él. Álex mete su lengua en mi boca y me besa.

Me encantan sus besos. Adoro los besos de Chris. Son violentos, rudos y durante el sexo son lo más, me encanta que agarre mi pelo y tire de él mientras me folla. Pero Álex, Álex es especial. Sus besos son dulces, saben a hogar. Sus labios son más gruesos y me encanta succionar su labio inferior. Además me folla más tranquilo. Con más paz. Y ambos, a la vez son lo mejor del mundo.

En toda mi vida he vivido el sexo como dolor, sufrimiento, algo malo. Ellos me han demostrado que el sexo es una manera de liberar las tensiones del día a día. Me encanta hacerlo con ellos por la mañana. Por las noches les dejo solos. Yo simplemente les miro y me masturbo o simplemente, cierro los ojos mientras les escucho y les siento en la cama. Sin intervenir. Otros días me voy a mi cama. Pero allí, solo hay pesadillas. Con ellos no tengo pesadillas. Me arropan entre sus brazos y soy feliz. Dana me contó que ellos, los dos fueron su refugio en los peores momentos de su vida. Ahora son el mío.

Hasta hace un mes solo, me había acostado con ellos. Quiero decir por placer, lejos de mi vida anterior. Pero hace un mes. Dana y Luca me incluyeron también en una de sus sesiones. Chris y Álex se habían ido al cine y cenar. Los niños se quedaron conmigo. Dana se ofreció a venir con Luca y los niños y no estar sola. Después de acostar a los niños Luca comenzó a besar a Dana. Cuando baje la escalera les vi muy acaramelados. Me quedé quieta mirándolos. Me puse tan cachonda como con Chris y Álex. Me senté frente a ellos y comencé a tocarme. Luca al moverse se dió cuenta de lo que hacía y me invitó a unirme. Al principio me dio vergüenza pero Dana se incorporó y se arrodilló frente a mí. Comenzó a lamer la humedad de mi sexo y se nos fue de las manos. Me corrí como cinco veces. No exagero. Esos dos son puro fuego. Encadenan uno, con otro, con otro y tienen un aguante y capacidad de recuperarse brutal. Yo acabé durmiendome en un sofá mientras ellos seguían su juerga.

Un Amor Imposible.  (Serie Amor Libro II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora