loquito x ti

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Estábamos en la sala, como siempre el Chenle se sentó al lado mío. Mark y compañía nos miraban sin ni siquiera molestarse en hacerla piola.

Locos sapos — pensé.

El profe Siwon todavía no llegaba y yo quería puro irme a mi casita. Estaba pensando en hartas cosas, en que me gustaba mucho el Chenle, porque sí, asumí que a lo mejor salí medio wekereke. En que sus besos eran un manjar, en que quería estar con él pa toda la vida, en un montón de cosas la verdad.

— Yapo Jisung —sentí que me gritaba el rucio y ahi recién salí de mi mundo—, ¿me estabai escuchando?

— Eh, no —le dije y vi cómo se amurraba, le di un piquito rápido y se le pasó—, disculpa.

— Ya oh, no importa, te decía que sí cachabai al Mark.

¿El Mark? Ah, el culiao cahuinero que me había venido a preguntar sí estaba en algo con el Chenle.

— Ah sí, ayer vino a hablar conmigo.

— ¿Qué te dijo? —preguntó medio preocupado, aer, aer ¿qué estaba pasando aquí?

— Na po, que eran amigos desde kinder y que ahora ni le hablabai.

— Oi el culiao mentiroso —dijo y yo quedé más metio que colalé a la raja—, mira lo que pasa es que-

Estaba apunto de contarme cuando el profe llegó.

— Disculpen la tardanza chicos —dijo y se sentó de lo más tranquilo, viejo culiao me caía como el hoyo.

— Pucha, chanchito —ay me dijo chanchito—, después te cuento.

•••

La clase se me hizo eterna, además de que quería saber lo que me iba a decir el rucio, también quería puro volver a comérmelo.

Por fin habían tocado el timbre, pesqué mis cosas y las guardé rapidito. Esperé al Chenle y lo tomé de la manito pa salir de la sala.

— ¿Queri ir a tomar un helao? —me preguntó.

— Pucha rucio, es que no traigo niun peso.

— No te pregunté sí teniai plata o no, te pregunté sí queríai un helao.

Si era más lindo, era inteligente, sabía jugar basket y tenía plata que era lo más importante según mi mamita, igual a mi me gustaba por cómo era.

— Mmm ya, cuando pueda te lo pago.

Le sonreí y le chanté otro beso mierda, la vergüenza ya no existía pa mi. Él Chenle era como medio salvaje pa la wea, me dio otro beso y me mordió el labio, muy sexy diría el Jaemin.

Llegamos a una heladería que estaba en el mall que quedaba cerca del liceo. El Chenle pidió un helado de menta con chocolate y yo uno de chocolate suizo. Mientras esperábamos que llegaran comencé a hacerle cariñito en la mano, él me sonreía noma, puta que era bonito.

— Ay Jisung —me dijo después de un rato—, ahora te voy a contar lo que no pude en clase.

Yo estaba terrible metio con qué sería, mi lado cahuinero salió a la luz.

— Pucha mira, es verdad que yo soy amigo del Mark desde kínder —la pensó un poco y siguió hablando, ¿qué wea estaría pasando?—, pero también fuimos pololos.

Terminó de hablar y yo era literalmente este: Ö.

— Yaa... ¿y eso noma era? —le pregunté, yo sabía que había algo que el rucio todavía no quería decirme.

— Es que mira, desde que comencé a juntarme contigo que esta escribiéndome weas súper incómodas, como que estoy rico, que quiere volver conmigo y weas —dijo medio apenao, yo sentía cómo me dolía el alma al verlo con esa carita—. Además el Donghyuck es terrible pesao, antes de todo éramos amigos los tres, pero ahora nada es igual.

Yo supuse que el tal Donghyuck sería el loco moreno que siempre andaba pegao al mark, parecían poto y calzón.

— Mira rucio —le dije yo, enojao por lo que me acababa de contar, ¿quién se creía el Marcos culiao pa andar diciéndole esas weas?—, no te puedo explicar todo lo que haría por ti, las guerras a las que iría por ti, a la gente que mataría, tu dime "mátame a ese" y yo lo mato, voy mi rey y lo mato, le saco la conchesumare a él y a toa su familia. Tú dime qué hacer y yo lo hago, si queri que haga cagar al tal Mark culiao ese, yo lo hago.

Puta que soy romántico, el Chenle no pudo hacer na mejor que enamorarse de alguien de población. Vi como se reía y me reí con él, me gustaba verlo así, no apenao por un weon que no vale la pena.

— No, chanchito —me dijo chanchito de nuevo, que es lindo—, no hace falta, yo sabré cómo arreglármelas.

— ¿Tai seguro, rucio?

Me asintió con una sonrisa y yo me sentí más tranquilo.

•••

Habíamos terminado de comernos el helado, el rucio pagó todo y a mi me dio vergüenza, pero apenas tuviera plata se lo pagaría.

Estábamos camino a nuestras casas, gracias a la virgencita (Princesa Alba) la micro que nos servía pasaba por afuera del mall. Y ahí estábamos, el Chenle como siempre tenía su cabeza apoyada sobre la mía y yo le iba haciendo cariñito en la mano.

Llegamos al paradero donde tenía que bajarme y me dio pena irme, quería quedarme con el Lele pa siempre.

Le di un piquito y le dije lo mucho que lo quería pa después bajarme de la micro. Lo miré y se estaba despidiendo con la manito, ay que era precioso. Me tenía definitivamente loco este cabro, algún día le dedicaría "loquito por ti".

yeta | chenji chilensisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora