despidete bien

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— YA PO RENJUN PIENSA — le estaba gritando el Chenle a la vieja cahuinera que tengo por mejor amigo. Estábamos en mi casita haciendo el trabajo grupal de filosofía, cómo odiaba filosofía.

— PIENSA TÚ PO, RUBIO AWEONAO.

El rucio se puso una mano en el pecho y se tiró pa atrás como si eso le hubiera llegado al directo al corazón.

No entendí en qué momento el Jun y el Lele se habían hecho tan buenos amigos, pero me alegraba la verdad, seguía rezándole al tatita Dios pa que este grupito de tres funcionara.

"Ya po Diosito, yo nunca te pido nada..."

Eso iba pensando cuando estábamos los tres camino a mi casa. Parece que me leyó la mente porque si estaba funcionando... ¿Diosito puede leer la mente?

Sentí al rucio reírse y una mirada asesina por parte del Jun. Sacudí la cabeza pa avisparme y los miré.

— ¿Qué pasó chanchito? —ay, me daba vergüenza que me dijera así delante de mis amigos, ya les dije una vez, soy tímido.— Estabai pegao y terrible concentrado mirando el suelo.

— No nada —le dije todavía pegao mirando el suelo, disociar mi pasión.—. La verdad no sé, sólo sé que nada sé.

El Lele se echó a reír con esa risa culia de delfín que tenía, me encantaba.

— Ya oh tórtolos culiaos, pongámonos a hacer el trabajo mejor. No sé por qué hicimos grupo si no sirven pa ni una wea.

— Txa y de dónde saliste vo feo culiao —le dije al Jun, espero que sepa que es de webeo.—, Jun vamo a pelear terrible brígido.

El Renjun hizo el ademán de pegarme y yo me eché pa atrás porque ese weón tiene la mano dura, me daba cuco de repente.

•••

Por fin habíamos terminado el trabajo, después de mucho pensar y muchas amenazas de pegarnos patadas en las axilas.

Estaba yendo a dejar al rucio al paradero, íbamos tomaditos de la mano y yo estaba terrible contento. Se me olvidó comentarles que me daba miedo cuando el Chenle me decía cosas bonitas o hacía actos cariñosos porque a mi me daba vergüenza y se me subía la presión, no eran sonrojos, era la hipertensión... tan joven y tan cagao estoy.

Iba jugando a no pisar las líneas del piso, porque en mi cabeza si las pisaba el rucio se iba a morir; y ahora que lo pienso eso debe ser un problema porque no creo que la gente normal vaya pensando weas por la vida. Llegamos al paradero y justo iba pasando la micro, estaba medio lleno así que el Chenle se demoró en subirse.

— Ya wawita —puta le había comentado de mi hipertensión y seguía con la wea, igual lo quería—, mañana nos vemos, te quiero.

— Yo igual te quiero, chao.

Me estaba dando la vuelta pa irme y sentí como me tiraban pa atrás.

— Pero despídete bien sipo.

Y fue lo último que escuché antes de que el Lele me chantara el sendo beso en el hocico. Me daba wiwi porque habíamos comido pan de ajo y mi aliento estaba de la perra, pero el suyo también así qué pasó piola.

Nos separamos y sentí como tenía hasta las orejas rojas, seguro la presión se me había ido a la chucha. Vi como el rucio se subió a la micro y me miró por la ventana con esa sonrisa coqueta que tiene. Pesao culiao, me encanta.

•••

oliwis, disculpen la demora chanchitas ah qiwnkdnqls adivinen quién estuvo en un hospital psiquiátrico y no de visita, spoiler: la autora de esta wea. bno si se lo preguntaban ya estoy de pana así que planeo escribir más para terminar este fic luego. eso noma, los quiero y gracias por sus votos y comentarios, me ayudan a seguir adelante con este fic terrible fome tot

yeta | chenji chilensisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora