sácate uno

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Estaba acostaito en el pasto de la plaza junto con el Jeno y el Jaemin que eran mis amigos de mi anterior liceo. Estábamos cagaos de la risa porque el Jaemin se había sacado un finito.

— Y a ti Jisung, ¿cómo te ha ido en tu nuevo liceo? —me preguntó el Jaemin mirándome con los ojos terrible rojos.

— Piola —le respondí mientras le pegaba otra aspirada al pito.

Ya les había contado a los cabros de mi caída en el metro porque apenas me vieron me preguntaron qué wea me había pasao en la rodilla, tenía el sendo moretón y todo pelao.

— Conocí a un mino que se llama Chenle. Simpático el cabro. —les comenté.

— ¿Y es lindo? —me preguntó el Jeno moviendo las cejas de arriba a abajo.

Hice una care asco y lo empujé suavecito.

— Jeno oh, sí ya te he dicho que no soy weco.

— Oi el culiao desagradable —me dijo—, si te estoy preguntando si es lindo, no si te lo queris culiar.

Le pegué un combo en el hombro y se quejó, el culiao exagerao, igual lo quería.

— Ya, si igual es bonito —dije, cuando fumaba se me salía lo sincero—. Mira, se parece a ese rucio que va caminando por allá.

Le apunté a un mino con el mismo tono de pelo que el Chenle, hasta tenía la polera del colo que dijo que le gustaba. Ah chucha, era él.

— ¡Chenle! —le grité y vi cómo miraba pa toas partes menos hacia mi lao—, ¡por acá, sacowea!

Ahí me vio y partió corriendo pa acá, en un ratito ya estaba a mi lao. Le palmeé el suelo pa que se sentara y me hizo caso altiro, qué perkin.

— Wena rucio —lo saludó el Jaemin.

— Hola, hola —saludó el Chenle a mis dos volaos amigos.

— ¿Fumai? —le preguntó el Jeno mientras enrolaba.

— No, pero me gustaría probarlo.

Ahí se me quitó todo lo volao y me puse modo mamá.

— Nopo Chenle —le dije—, es malo pa tu salud, además ¿qué vamo a hacer si te da la pálida?

— Tú me cuidai po lindo —me dijo como si fuera algo obvio, y después caché.

Ay me había dicho lindo. Me sonrojé un poco y miré pa otro lado, era tímido, nya.

— Ya oh, pero sí te pasa algo no me echis la culpa a mi.

Me asintió con la cabeza y el Jeno le pasó un pito terrible bonito, a mi me quedaban desastrosas las weas porque era medio tiritón.

El Chenle prendió el pito y yo lo miraba, se veía bonito... ¿por qué acabo de pensar esa wea? Ya, no importa. Al principio pareció como si no le gustara pero le pegó otra pitiá como pa darle una segunda oportunidad. Se largó a toser y yo estaba que me daba un patatús, que iba a hacer si se me moría el rucio. Le pegué unas palmaditas en la espalda y ahí como que se calmó un poco.

— ¿Tai bien? ¿Te gustó? —le pregunté y él me mostró el deo gordo pa arriba, dándome la aprobación.

Mish, quién diría que al rucio le gustaba la mota.

•••

— Yapo Jaemin —le decía el Jeno mientras lo meneaba de lao a lao—, sácate otro.

— Jeno culiao, sí ya te dije que no.

— Yapo si es el último —dijo, y era claramente una falacia porque "el último" había sido tres pitos atrás.

El Chenle los miraba cagao de la risa, yo ya estaba preparándome pa irme porque se estaba poniendo oscuro y mi mamita se pasa las medias películas cuando no llego temprano.

— Oye rucio —le dije y me miró con esos ojitos brillantes que tenía, puta que era lindo—, ¿nos vamos ya?

Me asintió y se levantó, nos limpiamos la raja porque teníamos los pantalones llenos de pasto y nos fuimos, dejando a la parejita peleando sola.

Por suerte al Chenle no le había dado la pálida. Íbamos olorositos a colonia Itzy de la rosada por miedo a que nuestras mamis nos fueran a cachar.

•••

Íbamos en la micro camino a nuestras casas. Al rucio le había dado tuto y venia recostado en mi hombro, yo tenía mi cabeza sobre la suya.

— Ya, Lele —le dije después de un rato y me miró adormilado—, aquí me bajo.

— Ya, avísame cuando llegues —me sonrío. Yo estaba apunto de bajarme de la micro cuando lo vi darse vuelta y hablarme—. Te quiero.

CON CHE TU MA RE.

Me bajé rapidito de la micro porque el chofer ya estaba cerrando las puertas y no me dio tiempo de responderle. Había sentio como la wata se me daba como vuelta, y tenía miedo de que fuera un peo de nuevo.

Caminé hasta mi casa, todo el camino pensando en el rucio. Por la puta, ¿qué me habría hecho ese cabro?

yeta | chenji chilensisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora