Con miedo no hay libertad💔 ( Se va a mejorar, No LEER)

💔5 Recuerdos dolorosos

Recordaba ligeros instantes de su infancia que deseaba olvidar con todas sus fuerzas, pero que siempre seguían en su memoria y se manifestaban de vez en cuando en sus sueños. A veces era como si recordara todo, y en otras ocasiones como si no recordara nada.

Se despertaba en medio de la noche, a altas horas de la madrugada, bañada en sudor, con la respiración acelerada e invadida por el pánico durante algunos lentos y sofocantes segundos. Cuando dormía con Eloy, que era la mayoría de las noches, se sentía apresada por sus brazos, estaba acompañada, pero de todas formas se sentía profundamente triste, completamente sola, y a veces incluso lloraba muy bajito sin tan siquiera moverse.

De lo que estaba segura y lo que sí que recordaba perfectamente, era que un día se levantó y ya no estaba allí, en aquella horrible casa. Creyó que jamás volvería, pero cuando su abuelo murió, el maldito destino volvió a llevarla de vuelta. Solía pensar que las personas siempre terminan volviendo, quieran o no, adónde de verdad pertenecen.

Los recuerdos eran dolorosos y escalofriantes, intentaba librarse de ellos, pero estaban guardados en su subconsciente, y en realidad la marcaban e identifican. Quizás la habían modelado hasta convertirla en la chica de diecinueve años que era. El recuerdo que al principio no comprendía bien y que luego con el paso del tiempo entendió, era el que más se repetía. Puede que aquel instante la marcara tanto que hubiera llegado a trazar sus sueños y su destino.

No sabía bien qué edad tenía, era demasiado pequeña, quizás tres o cuatro años. Aún no hablaba del todo bien, aunque en esa casa nunca lo hizo, allí nunca hablaba con nadie, solo a veces con su madre cuando estaba serena.

Andaba desorientada por el pasillo, todo estaba sucio, enseguida llegó al redondeado y pequeño salón, los cojines de los sofás estaban tirados, había botellas rotas y cristales por el suelo... y ella estaba allí, su madre. Su pelo rubio claro le caía por los hombros, tenía su mirada azul extremamente clara, casi blanca y totalmente perdida. Su cuerpo estaba, pero era como si en realidad no estuviera. Entonces sintió un dolor muy fuerte en el pie, miró y había sangre, un cristal enorme se había clavado en su pequeño piececito, lloró fuerte, gritó, su madre ni siquiera la oía, no se movía, no hablaba, simplemente no estaba consciente... se arrastró como pudo hasta ella dejando un riachuelo de sangre en el suelo, se sentó a su lado, casi encima, se rodeó con su brazo resguardándose de todo, tenía liado en él una venda negra muy apretada, un color morado fuerte salía de los bordes y el resto de su piel estaba muy pálida. Le acarició la cara, pero tampoco la miró, siguió llorando con todas sus fuerzas y tocándola una y otra vez, pero simplemente emitió un gemido ahogado y profundo, y luego hubo más silencio. Era como si estuviera muerta, aunque no lo estaba. July solamente oía el sonido de sus propios lloros, sentía dolor y tenía muchísimo miedo, y de golpe todo se volvió oscuro, como si acabará sin más, como si de repente se hubiera dormido entre sus propias lágrimas.

También recordaba esa sensación de hambre. Aquella habitación le daba miedo, recordaba llorar durante mucho tiempo en ese espacio y estar siempre sola.

La cama era grande, las sábanas estaban esparcidas, bajo ella había un colchón blanco sucio, la puerta estaba cerrada, ese lugar le parecía inmenso, aunque la habitación era pequeña. Fuera se oía mucho ruido, ruido de música, gente riendo, cristales rotos y muebles moviéndose. No entendía por qué no venía nadie. Estaba segura de que en aquellos momentos era muy pequeña, no sabía cómo recuerdos tan lejanos podían permanecer intactos en su mente, deseaba que desaparecieran, pero siempre volvían y estaban ahí, en el interior de su cabeza y de su alma. Lloraba muy alto, tenía hambre, pero nadie la ayudaba, sentía miedo, estaba sola, y su preciosa madre nunca venía.