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Desconocidx
Felicidad. Ese era un término que había abandonado mi ser desde hace mucho tiempo, simplemente aprendes a vivir sin él y a continuar.

Todos mis días eran monótonos, no se podía decir que eran rosa o gris, simplemente no tenían color; y todos sabemos que las cosas sin colores no gustan a nadie, por eso nadie se me acercaba.

Todo a mi alrededor perdía el sentido cada segundo que pasaba y yo tampoco podía hacer nada para solucionarlo. Era como si a un jardín lleno de girasoles le quitas la única rosa que ha sido capaz de crecer dentro de él, ya todo es igual y nada tiene sentido, la belleza y originalidad que la rosa le había dado al jardín ya no se encontraba. Y posiblemente, las posibilidades de que volviera a crecer otra rosa eran escasas, y más escasas todavía si esperabas que creciera exactamente la misma rosa.

Me encontraba vagando por los mismos caminos de siempre, encontrándome las mismas caras desde hace ya un tiempo y deseando dejar de verlas algún día.

Finalmente, conseguí llegar a mi objetivo y abrí la pantalla del ordenador de delante mía, volviéndome a sentar en la misma silla de todos los días y con la misma esperanza de siempre.

Observé el teclado, en el cual siempre marcaba lo mismo cuando llegaba esta hora y lo que hice ahora no fue diferente, volví a sumarme en internet en busca de esa información, de ese punto de esperanza que todavía me quedaba para encontrar a mi bella rosa.

En vano, por más que buscaba y buscaba ya no tenía ni idea de qué sitio visitar, de a quien buscar para llegar a mi objetivo.
Había contactado con una de esas personas, pero tampoco me brindó ninguna información acerca de ella, era como si la tierra se la hubiese tragado.

Los días pasaban y mi paciencia se agotaba, esta no es la vida que yo quería; yo me había imaginado algo mucho más diferente.

Yo quería mi propio jardín pero lleno de rosas.

Me aferraba a esa idea como si mi vida dependiera de ello, todo porque estaba lleno de miedo. Tenía miedo de olvidar esa sensación, esa sensación que tanto me gustaba. Tenía miedo de olvidar el sentimiento que me carcomía por dentro, pero que poco a poco se iba disolviendo.

Estaba olvidando su voz.

Esos terribles pensamientos me torturaban día tras día, noche tras noche. Noches que pasaba en vela, pensando en una solución a todo que sabía que en realidad no iba a funcionar, pero aún así lo intentaba.

Porque yo no me rendía.

Porque si no encontraba mi rosa, pronto olvidaría los colores de sus pétalos y olvidaría sus espinas, espinas que tantas veces me habían herido y que tantas veces estaba dispuesto a que volvieran a herirme.

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¡Hola!

Sé que he estado un tiempo sin escribir y ante todo pido perdón, pero sinceramente quería escribir este capítulo y no tenía inspiración (gracias al estrés universitario:) ) pero he tenido un pequeño respiro y he podido escribir el capítulo entero.

Antes que nada, sé que es corto y os prometo ir pronto subiré otro capítulo; pero creo que este capítulo va a ser muy necesario.

¿Qué opináis sobre el capítulo?

¿Os ha parecido poético?

¿Quién creéis que puede ser nuestrx desconocidx?

Mil gracias por leer la novela y nos vemos muy pronto ☺️.

Atte: NQ♥️

(D)estrucción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora