Renacimiento en un mundo mágico

Capítulo 66

El rostro de Lockhart palideció de miedo y pánico cuando vio que su hechizo no tenía ningún efecto visible. Presa del pánico, lo intentó de nuevo, "Obliviate, Obliviate, Obliviate".

Con cada intento fallido, la preocupación en el rostro de Lockhart aumentaba. Me senté allí tranquilamente, sin reaccionar a ninguno de sus hechizos. Cuando fui a buscar las debilidades de los encantamientos de memoria, descubrí que no podían superar los escudos de Oclumancia.

Después de sus tres intentos fallidos, Lockhart soltó una risita nerviosa: "Bien hecho, señor. Lo estaba probando y lo aprobó con gran éxito".

Al ver que no me lo creía, Lockhart hizo la segunda cosa en la que era bueno, huir. Justo cuando se volvió para correr, murmuré: "Libramen".

Desde debajo de la mesa, tenía mi varita apuntando a las piernas de Lockhart. Cuando el Tripping Jinx golpeó sus tobillos, Lockhart cayó con fuerza, agitando los brazos para intentar frenar la caída.

Levantándome de mi asiento, lentamente me pavoneé hacia Lockhart. Mientras me paraba sobre él en silencio, incliné mi cabeza y sostuve mi varita como si estuviera tratando de encontrar la mejor manera de lidiar con él.

"Por favor, no me hagas daño", suplicó. "Haré lo que quieras. ¿Necesitas dinero, contactos, fama? Lo que quieras, te lo puedo dar".

Me di cuenta por la mirada de sus ojos, que finalmente estaba donde lo quería. Le mostré que sus hechizos no funcionarían y que no podía alejarse de mí. Ahora que le había quitado deliberadamente sus herramientas principales, Lockhart volvió a la cobardía. Hacer que se sintiera impotente era la única forma en que podía pensar para conseguir su ayuda. Las personas como él siempre buscarán una salida si tienen alternativas.

Inclinándome sobre él, señalé hacia una de las sillas y dije con mi voz más amenazadora. "Siéntate ahora." Mi voz se apagó, dando una advertencia silenciosa y dejando que su imaginación pensara en las consecuencias si se negaba.

Como predije, Lockhart se arrastró hasta la silla y se sentó obedientemente en la silla. En su rostro había una sonrisa inocente en su rostro como si no hubiera tratado de borrar mi memoria y huir. Casi puse los ojos en blanco ante su descarada demostración de sinceridad. Supongo que su encanto es lo que le permitió borrar los recuerdos de tanta gente. Se hace amigo de ellos, y cuando menos lo esperan, ataca.

Volviendo a mi asiento, saqué la última preparación que hice para esta noche. Saqué un contrato mágico y se lo lancé a Lockhart. Todavía no era lo suficientemente bueno para crear uno que fuera tan restrictivo como el que firmé. Entonces, me inspiré en Hermoine y hechice el contrato con un hechizo que sé que Lockhart temería por todo lo demás. Fue un hechizo que tiene como objetivo una de sus mayores debilidades, la vanidad.

No estoy seguro si usé el mismo hechizo que Hermoine, pero si no, estuvo cerca. Era una maldición que cubriría toda tu cara con pústulas que goteaban y que no desaparecían. Estoy seguro de que la maldición podría romperse eventualmente, pero los hechizos adjuntos a los contratos que firmas voluntariamente, se arraigan profundamente en ti y son un dolor en el trasero eliminarlos.

Me acordó que lo que le estaba haciendo a Lockhart probablemente era similar a lo que le sucedió a mi abuelo. Apuesto a que Delvin Whithorn usó a los matones de su padre para matarlo, o tal vez amenazó a su familia. Lo que sea que se usó, fue efectivo, y apuesto a que borraron sus recuerdos después. Cuando el abuelo George desapareció, Delvin se abalanzó y tomó lo que quería.

Una pequeña parte de mí se sentía terrible haciendo algo similar, pero al menos estaba en contra de Lockhart. Era un ser humano basura, cuyos días estaban contados. No sentí la necesidad de evitar que cometiera el tonto error de usar la varita rota de Ron para intentar borrar permanentemente las mentes de Harry y Ron.