THREE

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Semanas habían pasado desde que Tyrande descubrió, por medio de su hija, que la Reina Banshee andaba rondando por Teldrassil, por lo qué mandó a un par de centinelas a que vigilaran a Nahiara día y noche, y desplegó a varios más por los lugares más cercanos a Darnassus; pero también prohibió todo contacto de Nahiara con la naturaleza y el exterior en sí.

- Pero madre- dice la niña con su carcaj en la espalda y su arco en mano- solo quiero practicar con el arco y ver criaturas, Shandris puede ir conmigo o Ash'alah, prometo no alejarme demasiado.

- Ya dije que no saldrás del Templo de la Luna Nahiara- le responde su madre- entiende que solo te estoy protegiendo.

- Ni siquiera sé qué es lo que te preocupa- le contesta la pequeña elfa colocando el arco en una mesa a su lado y cruzando sus brazos- ¿tan malo es para que me dejes encerrada por tanto tiempo?- le cuestiona- no me podrás retener aquí para siempre.

La líder kaldorei se queda observando los celestes ojos de su pequeña, no podía imaginar que sería de su vida sin Nahiara en ella, y que a pesar de no tener su sangre ni parecido alguno entre ambas, la protegería con su vida si hiciera falta para que no se le fuera arrebatada de su lado, incluso de su verdadera madre; pero la niña tenía razón, no siempre iba a estar a su lado.

- No quiero que te hagan daño hija- le responde acariciando sus cabello platinado- ni que te separen de mi lado, no lo soportaría.

- Mami- le dice abrazándola- siempre me tendrás a tu lado, pero también tendré que buscar mi lugar en el mundo.

- Para tener siete años no deberías pensar de esa forma Nahiara- le dice antes de besar su frente y verla a los ojos- no crezcas más, ¿sí?

- Eso será imposible mami- le contesta entre risas, para luego soltarla y hacer gestos con sus manos- ahora... ¿Puedo ir a prac...?- es interrumpida.

- Ni creas que voy a caer esta vez Nahiara- le responde- te quedarás aquí y no saldrás.

- Pero...

- Nada de peros- la vuelve a interrumpir- ve a tu habitación, que ahora tengo algunos pendientes que no pueden esperar más- le dice para luego retirarse.

Nahiara vió a su madre salir de la habitación, para luego agarrar su arco de mala gana, pero luego analizó la situación y empezó a escabullirse por los pasillos con un plan en mente; salir del Templo de la Luna sin ser vista. Al empezar a caminar por los pasillos agudizó sus sentidos de audición y sin dejar de caminar, pudo sentir los pasos de dos centinelas detrás suyo, por lo que siguió su camino hacia su habitación para encerrarse y disimular que estaba siguiendo las órdenes de Tyrande; se apoyó en la puerta y cuando yo no sintió a los centinelas se alejó para acercarse a su cama y poner algunas almohadas debajo de las mantas simulando su cuerpo. Se dirige a su ventana, la cuál abre para luego salir por ella, no sin antes ver que no había nadie camuflado entre la espesura del bosque, cerró su ventana y se deslizó por la enredadera de la muralla y poder mimetizarse entre las sombras para no ser vista.

Mientras se adentraba al bosque tuvo que esquivar a varios centinelas y a las lechuzas rastreadoras de estos, lo que le hace pensar ¿por qué su madre no le ha querido decir la necesidad de tanta vigilancia y su negación a dejarla salir?, no le gusta estar entre cuatro paredes, prefiere estar entre los animales y el resto de la naturaleza, le hace sentir tranquila y libre; el hecho de estar encerrada provoca frustración en ella, es por ello que centra todo lo negativo cuando practica con su arco. Sumida en sus pensamientos y sin darse cuenta, llegó a un lago que no había visto antes; estaba rodeado por distintas especies de frutas y diversos animales, se quitó sus sandalias para poder sentir la hierba en sus pies a la vez que soltaba un suspiro junto a su arco y se quitaba el carcaj con flechas antes de meter sus pies en el agua.

La Hija de la PlagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora