4

5.1K 633 16
                                    

No lo sintió del todo, ya que apenas avanzaron cayó dormido.

Ya era tarde cuando salieron de ahí, ya que los hicieron esperar por horas, pero Steve sabía que no podía dejarlo ahí a su suerte.

A los minutos llegaron a su mansión, agradecía haber contratado a pocos empleados, y que en ese momento sólo se encontrara una cocinera y los guardias afuera. Subió al Omega a la que sería su habitación, estaba a un lado de la de él en la planta alta, al fondo del pasillo. En el transcurso del día pidió que le compraran un cambio de ropa para dormir y dos para salir, al día siguiente lo acompañaría por su ropa, incluso si gustaba le compraría más.

Lo depositó en la cama, despertandolo poco a poco, al hacerlo se sobresaltó, temblando y sollozando.

— Tranquilo, Anthony— Lo miró con ojitos de súplica, pues no quería que le hiciera daño, su aroma a miedo lo delataba, como si hubiera leído sus pensamientos, continuó — No planeo lastimarte, al contrario, si te quedabas ahí, si lo harían— Continuó temblando, incluso más, decidió desplegar sus feromonas para tranquilizarlo, este aspiró con más calma. — Tu padre era un buen amigo mío, te traje aquí para ayudarte y para ayudarme a mí— El Omega abrió los ojos, el pánico comenzaba a apoderarse de él. — No es lo que piensas bueno... Dios,tengo un pequeño cachorro que perdió a su madre, más tarde te explico, dúchate, te traeré algo de cenar. No es nada malo, lo prometo, lo conocerás.

Asintió un poco más tranquilo, así como mencionó esas palabras, salió de su vista.

Media hora más tarde tarde el Omega ya se había duchado y cambiado con la muda de ropa que había encontrado al pie de su cama, junto a unos zapatos de su talla.

La cama era matrimonial, contaba con un enorme clóset vacío,una mesita de noche y dos buró, aún quedaba mucho espacio disponible, al parecer era un cuarto de huéspedes.

Cuando ya estaba listo tocaron su puerta, “¿Está abierta?", Pensó acercándose para corroborar, al abrirla vio al Alfa con una charola de comida.

— Debes estar hambriento— Asintió, sin querer se ruborizó, la realidad era que moría de hambre. La depositó en la mesa para que comenzara a comer, era una deliciosa sopa con verduras, a ojos de Tony se veía apetitoso. — No tardan en terminar de preparar la cena si gustas acompañarnos a mi cachorro y a mí, o comer solo.

El Omega sólo asintió, no supo cual había sido su respuesta pero no lo presionaría, se acercó a la terraza para darle privacidad, la vista era muy linda, esperaba le gustara al joven, pues si aceptaba esa sería su habitación.

Ya había pensado y analizado lo que le diría, lo que menos pensaba era lastimarlo, herirlo o humillarlo.

A los minutos decidió entrar, el Omega ya se encontraba de pie, Dios, debió devorar eso en segundos, — ¿Quieres más?— se ruborizó— Si gustas puedes acompañarnos a cenar— Asintió, sabía que no podría hacerlo hablar tan rápido, aún así ese chico se veía tan dulce y tierno. — Antes tengo que mencionarte la razón por la que te traje conmigo, como ya te había dicho quise ayudar a un amigo— Volvió a asentir— De igual manera tengo un cachorro, muy pequeño de hecho, perdió a su madre hace casi tres años, tiene apenas 7  — El semblante del Omega se entristeció, no podía imaginar el dolor de ese pobre cachorro, si él la perdió un poco más grande y se sintió devastado, había sido peor para ese niño. — Su nombre es Peter, un niño muy alegre, tú sabes que necesita el aroma de un Omega, es lo que quiero que hagas, claro si aceptas.

— No tengo opción señor— Este negó

— La tienes, quiero salvar a mi cachorro pero no quiero condenarte en el intento,buscaré la manera de salvar a mi hijo— El castaño tragó con dificultad — Te pagaría por cada año que estés con nosotros. Yo también como Alfa salí afectado pero no tanto como mi hijo, si aceptas también, amm, po-podrías ayudarme a mí.

El Omega retrocedió por inercia.

— Tranquilo no es lo que imaginas, necesitaría tu aroma, el doctor propuso que un Omega me envolviera con su aroma— No le diría lo de las noches, al menos no por ahora. Y los celos nisiquiera lo mencionaría. — Lo hablamos mañana, ¿de acuerdo?— Asintió— Entonces, ¿Aceptas?

El Omega asintió, no tenía a donde ir y no sabía de la que era capáz Obadiah, necesitaba terminar la universidad, ser mayor de edad, cuando fuera así, huíria del país. Si en verdad su instinto no se equivocaba, por algún tiempo talvez esté a salvo con él.

Steve sonrió agradecido — Muchas gracias Anthony, vamos a conocer a Peter.

Abrió la puerta para que el Omega pasara, observó el largo corredor y las escaleras, estaba en una enorme mansión, como la de su padre, se veía majestuosa, no había podido verla ya que cuando pasó con Steve se encontraba dormido.

Bajaron las escaleras, el piso se encontraba tapizado de una hermosa alfombra azul, en el salón había un precioso piano, la sala era enorme y acojedora, una pantalla plana se encontraba vistosa, las paredes eran claras y luminosas, se encontraban adornadas con diferentes pinturas.

Cuando entraron al comedor un niño les sonreía, al estar cerca, Steve se dirigió al Omega — Anthony, te presento a mi hijo — Peter Benjamin Rogers.

— Mucho gusto— El cachorro mencionó sin quitar la sonrisa de su rostro.

— El gusto es mío— Peter siguió sonriendo pues el aroma del Omega era muy bonito.

— Hueles a duraznos— El joven se sonrojó.

— Cariño no avergüences a Anthony.

— To-tony, pueden llamarme Tony si gustan.— Los dos asintieron, Steve corrió la silla para que se sentara a un lado de Peter, y este a su lado, él se sentaría donde siempre, en la cabecera de la mesa.

La cena fue servida, era lasagna, el Omega aspiró el aroma, pues era su comida favorita, amaba el queso.

El rubio le sirvió a los tres, cuando terminó de hacerlo comenzaron a comer, Steve platicaba con Peter de su día, claro que sin mencionar lo de la subasta, sólo que había trabajado por la mañana y por la tarde había ido por Tony. Claro que había estado ahí desde muy temprano, sólo que omitió esa parte.

— En la escuela hoy jugué a la pelota en el recreo— Volteó a ver a Tony que cenanaba lo más lento que podía pero la realidad era que no podía resistirse, pues la cena era deliciosa — Tony, ¿Tu estudias?

Bajó el rostro con resignación — Ya no— Mencionó con tristeza.

— Te falta terminar un mes de este semestre y uno más, ¿cierto? — Asintió— Termina la carrera Tony, mientras Peter está en la escuela, tú igual.

Negó de inmediato— No la eh pagado, las prácticas las hacía en la ya desaparecida industrias Stark, no creo que en otra lugar me revaliden las horas.

— Yo tengo mi Despacho Tony, mañana hablamos al respecto, ¿de acuerdo?— Asintió con algo de esperanza reflejada en su rostro.

Al terminar los tres se dirigieron escaleras arriba, al estar frente a la habitación del cachorro, se despidió de Tony con un abrazo, Steve quiso detenerlo, pero vio como sonreía, la primer sonrisa que había visto en su rostro y correspondía al abrazo, envolviéndolo con su aroma.

— No tardo hijo, ponte tú pijama— Asintió entrando a su habitación, continuaron caminando hasta llegar a la habitación del Omega. Hizo lo mismo que con Peter, pues su trabajo ya había comenzado y desplegó sus feromonas alrededor del rubio, este aspiró profundamente y pudo observar destellos rojizos en sus ojos, al parecer a su Alfa le había gustado el aroma, no pudo evitar sonrojarse. — Gracias por la ayuda, Anthony, disculpa, Tony.

Negó, desde que se despidieron de Peter su rostro era el mismo, triste y decaído — Gracias a usted señor Rogers.— Se despidió con una reverencia pero antes de terminar el rubio lo detuvo.

— No es necesario, porfavor, no lo hagas— Asintió un poco extrañado y cerró la puerta, el Omega vio que había una pijama y se la puso. Se asomó por la ventana, se veía algo de vigilancia alrededor, talvez tres o cuatro guardias, la idea de escapar sonaba tentadora pero ya había aceptado, ese hombre pudo dejarlo ir.

Se sentía protegido, y sabía que no podría huir toda la vida.

[•••]

1398 palabras de lectura
En el transcurso del día subiré 2 capítulos más
💐

Omega Sustituto (Stony-Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora