Capítulo 30

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Al cabo de un prolongadomomento de silencio, Derek carraspeó. 

—Bueno, creo que voy ainterrumpirlos. Me gustaría saludara la chica del cumpleaños. 

Fue hacia allí, él y susuplantador intercambiaron unaspalabras. Luego Derek se llevó aMelissa de la mano y ambos fueron asentarse en unas sillas vacías. Jordan ya había recorrido la mitad de la distancia que le separaba denosotros cuando recordó de prontoque era heterosexual. 

Enderezó loshombros, y así siguió caminandohasta incorporarse al grupo. 

—Necesito una copa —resopló Matt. Fue hacia el porche y dijopor encima del hombro—: A menosque no sepa leer, Lydia, tu abogadaya tendría que haber acabado. 

—¡Bien! Ha ido todo lo bien quepodía ir, la verdad —reprimió unacarcajada isaac en cuanto Matt no pudo oírnos. 

—¿Qué hace Derek aquí? —pregunté—. Debería estar en carretera. Se suponía que pasaría a vera su madre de camino a Seattle.¿Por qué está aquí? 

—A lo mejor ha hecho unaparada para felicitar a Melissa por sucumpleaños —comentó Scott

—.Oh, lo más probable, que hayavenido a solucionar las cosascontigo. 

Me eché a temblar, esperandocontra toda probabilidad que miprimo tuviera razón. Allison se me acercó y señaló conla cabeza las sillas junto a la pistade baile. 

—¿Quién es el que está con melissa? 

—Derek —suspiré.

—¿El auténtico Derek? Vaya. 

—Oye, sin ofender —protestó Jordan. 

Yo le pasé el brazo por lacintura. 

—Tú también te mereces unvaya, jordan. De hecho, esta nocheeres mi héroe. —Él me devolvió el abrazo. 

—Tú eres mi novio número uno.Verdadero o falso. 

Vi a Derek y Melissa charlar comoviejos amigos. Él se reía de algoque ella decía. Ella se inclinó y ledio un palmadita en la rodilla.Pensé interrumpir pero,sinceramente, si Melissa estabahaciendo campaña a mi favor, meparecía bien. Maya y Iker seacercaron y se subieron en susrodillas con toda la naturalidad delmundo. Maya le dio un beso en lamejilla. Aquello me rompió elcorazón. Lo adoraban, y también leshabía dolido cuando él se despidióla última vez. Supongo que yodebería haber pensado en eso tresmeses atrás. 

Oí un timbre de teléfono familiar. Jordan sacó mi móvil de su bolsillo yme lo dio. Le había pedido que melo guardara, porque estabaesperando la llamada de miabogada y no tenía bolsillos.Miré la pantalla. 

—Es Lydia, gracias a Dios. —Bajé hasta la playa para alejarmede la música.—Hola, Lydia. 

—Hola, Stiles. Solo queríadecirte que el documento pareceaceptable. Me aseguré de queincluyera una cláusula según la cualsi él no te entrega la parte de dineroque te corresponde en noventa días,la propiedad vuelve a ser tuya. Asíno puede instalarse y olvidarse depagarte. También añadí unadisposición para que puedas viviren cualquier parte de Michigan sinque él pueda utilizarlo comofundamento para futuros pleitos porla custodia. 

—¿Y si me traslado a Seattle? 

—¿Qué? —Meneé la cabeza. 

—Es una broma. No me voy aningún sitio que no sea Bell Harbor. 

—De acuerdo. Pero sigues sintener que firmarlo, ¿sabes? Puedesconservar la casa. Esa treta delabandono que él se ha sacado de lamanga no se la tragará ningún juez. 

Podía conservar la casa. Podíarecoger las sandalias, las toallas deplaya y los niños y volver aGlenville, a mi casa cara y enormeen mi barrio elegante. Podía comeren restaurantes con impecablesmanteles de lino, con aparcacochesy con supuestas amigas y amigos quellevaban meses sin llamarme. Podíatomar café en paz y tranquilidadcada mañana, sin Scott y Melissa martilleándome el oído con cosasabsurdas. Tendría mi propio cuartode baño No, gracias. 

—Gracias, Lydia. La casa sela puede quedar. La verdad es queme hace mucha ilusión trasladarmeaquí. Creo que será divertido. 

Colgué el teléfono y lo apretécontra mi corazón. Divertido, sí, meconvenía un poco de diversiónahora mismo.Por lo visto, todo el mundoestaba bailando en la pista, enparejas intercambiadas. Mi madrebailaba con Aiden, Allison con Derek, Scott con Jackson, Isaac con Maya y Jordan con Anita Parker. Incluso Matt y Barbie estaban bailando. 

Pasé junto a ellos y subí a lacasa. Los documentos estaban en lamesa del comedor. Busqué unbolígrafo y garabateé mi nombresobre la línea de puntos, otra vez. 

Esperé que apareciera elarrepentimiento, que la tristezainvadiera mi corazón, pero no fueasí. En lugar de eso me invadió unasensación de alivio. Esa casa yGlenville eran mi pasado. Mi futuroestaba en Bell Harbor, donde el solsalía sobre el lago y todos los díasestaban llenos de posibilidades. 

Bajé otra vez los escalones delporche. Me encontré a Scott y Jordan de pie junto a Allison y Aiden. Isaac subió al escenarioimprovisado, delante de todos.Cuando la gente se calló, Isaac dijo: 

—Gracias a todos por venir.Estamos aquí esta noche en honorde una mujer extraordinaria. Unamujer sencillamente encantadora. 

Se oyó una carcajada discretaentre los invitados. 

—Mi mamá tiene muchascualidades maravillosas. No puedoenumerarlas todas, aunque estoyseguro de que a ella le encantaríaque lo intentara. Pero dejadmedecir solamente que cada día, de unmillón de maneras distintas, me haenseñado a vivir mi vida conhonestidad, con decisión y sobretodo con espíritu de aventura. Tequiero, mamá. ¡Feliz cumpleaños!.

Se oyeron aplausos yvoces cantando cumpleaños feliz,mientras Isaac ayudaba a Melissa asubir al escenario con él. Ella sesecó los ojos con la manga de suvestido de Marie Osmond. Derek captó mi mirada desde variosmetros de distancia. La expresiónde su cara me hizo temblar deesperanza. Se abrió paso a travésde los congregados hasta llegar ami lado. Intercambiamos sonrisasde tanteo antes de volver acentrarnos en lo que pasaba en elescenario. 

—Muchas gracias a todo elmundo —dijo Melissa. Tenía la vozrota de emoción—. Significamuchísimo para mí que hayáisvenido todos, y más aún porque osavisaron con tan poca antelación.Me gustaría dar las gracias a misqueridos hijos, Isaac y Scott,que han trabajado tanto por estafiesta. Y a mi sobrino, Stiles, y anuestros queridos amigos Jordan y Jackson, y a Derek también. Os quieromucho a todos. ¡Habéis conseguidoque este sea un cumpleaños muyfeliz! Ahora, como dijo una vez lagran dama Eleanor Roosevelt,dejémoslos comer tarta.

Mi Segunda Primera Vez ||Sterek UA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora