Capítulo 18

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—¿De verdad crees que esto va a funcionar? —pregunté, con el codo hundido en pasta de galletas pegajosa.

isaac me miró desde su banqueta de la isla de la cocina.

—No puedes hacerle galletas de chocolate normales. Eso no implica

«Soy espectacular. No me dejes escapar».

—¿No? —melisa se ajustó el delantal de volantes.

—No. Eso implica «Ama de casa solitaria cambia galletas por sexo».

—¿Y eso es malo? —preguntó scott desde su puesto en la mesa, donde miraba muestras de tela.

Era inútil. Derek no me perdonaría nunca. Por si alguien llevaba la cuenta, ese era mi tercer strike.

—Empecemos con galletas normales y luego añadimos algún ingrediente especial —sugirió malisa.

—¿Como cuál? —isaac, el chef profesional, era escéptico.

—Como semillas de lino —contestó melisa.

—¿Semillas de lino? —isaac se echó a reír—. ¿Vais a hacer que se enamore de Stiles o que mejore su tránsito intestinal?

—Dana ed llasmise ed noli —murmuró scott (nada de semillas de

lino).

—Las galletas no cambiarán nada —sollocé. Mi frágil optimismo se evaporaba.

—No se trata de las galletas. Eso es la excusa para ir hasta allí. Cuando vayas a su casa y él vea lo arrepentido que estás, todo será distinto. Te

perdonará. —melisa chasqueó los dedos—. Polen de abejas. Y miel de pita. Eso lo convencerá, seguro.

—A no ser que sea alérgico a las abejas, en cuyo caso las galletas lo matarán —añadió scott.

¿Alérgico? Eso era imposible.

—scott, cariño, ahora mismo este comentario tuyo no ayuda demasiado. Mira lo que le estás haciendo a Stiles.

Mi cerebro era un caos. ¿Cuál era la pena por envenenar accidentalmente al objeto de tus atenciones con galletas caseras mal elaboradas? ¿Cadena perpetua? ¿Servicios comunitarios en Galletas María? Eran demasiadas cosas a tener en cuenta todo eso del tránsito intestinal y las alergias. A lo mejor debía llevarle un pack de cervezas y una bolsa de patatas. O cacahuetes de bar. A los hombres les gustan los cacahuetes de bar, ¿no?

isaac tenía razón. Yo intentaba comprar cariño con dulces, y no iba a funcionar.

(***)

Examiné mi imagen en el espejo, confiaba en tener un aspecto tan encantador como arrepentido. Tuve que conformarme con parecer sonrojado y ansioso.

melisa se había llevado a los niños al parque después de hacerme prometer que entregaría mis galletas de mea culpa. Llamé al timbre de Derek con una cesta de galletas en la mano como Caperucita Roja. Scott había forrado la cesta y envuelto las galletas con una servilleta de cuadros y un lazo de topos. Yo tenía serias dudas sobre mis posibilidades de éxito, pero estaba decidido a intentarlo.

Derek abrió la puerta con cara de resignación. Llevaba una camiseta blanca, unos pantalones anchos y estaba comiendo una manzana.

Yo levanté la cesta y pestañeé.

Dio un mordisco a la manzana.

—¿Qué es eso? —Su tono de voz no pegaba con su cara ceñuda.

Mi Segunda Primera Vez ||Sterek UA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora