Prólogo

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La conocí en segundo año de primaria, yo apenas tenía ocho años. Mis días no eran los mejores que podría vivir un niño a esa edad; no tenía amigos, no salía de casa..., realmente era un fenómeno introducido en un trance mental de comics e historias de aventuras y ficción. Desde pequeño la lectura me ha fascinado, leer era mi pasatiempo favorito, yo no era lo que comúnmente denominan "un niño normal". Era el niño tímido y callado del salón, aquel que prefería quedarse sentado afuera del aula a preferir ir a jugar futbol con los demás, contaba solo con un amigo en todo, Liam.

A Liam lo conocí cuando se pasó a vivir con su familia justo enfrente de nuestra casa cuando ambos teníamos cinco años. Al principio no me hablo. Yo lo veía a través de mi ventana cuando salía a jugar con los demás chicos del vecindario, era muy bueno jugando a la pelota, lo admiraba.

Un día mi madre me pidió que la acompañara al supermercado, yo realmente no quería ir, pero termino convenciéndome, al estar haciendo las compras mi madre, vi a lo lejos en una repisa varios comics de superhéroes, le dije a mi madre que iría a dar un vistazo a los comics, quería saber si ya había salido el nuevo número de Batman, fue entonces cuando ambos estábamos parados enfrente de las historietas, ambos vimos el último ejemplar del comic y fue entonces cuando ambos lo tomamos al mismo tiempo.

—Creo que ambos tomamos al mismo tiempo el comic —dijo amablemente Liam, pensé que me diría que dejara el comic, pero no fue así. No pude contestarle con palabras, realmente era muy tímido, así que solo moví de arriba hacia abajo mi cabeza.

—¿Deberíamos compartirla —me pidió con una sonrisa.

No sabía que decirle, jamás había conversado con nadie, era algo nuevo para mí.

—Me llamo Liam Walters, ¿y tú?

¿Tendría el valor de decirle mi nombre a ese niño?

Era mi vecino aunque no sabía realmente si él ya lo sabía.

—Mme lla-mo Jonathan Hudson —le dije oscilando, jamás había visto a nadie a los ojos.

Liam era un poco más alto que yo, tenía un cabello lacio color castaño, una piel blanca un poco más que la mía y sus ojos verdes hacían reflejarme y verme realmente como era yo.

—Te llamare Jona —me dijo—, ¿tu eres mi vecino, verdad? —me preguntó.

Moví nuevamente mi cabeza de arriba para abajo confirmándole su pregunta.

—Entonces podemos compartirla, te invito a mi casa mañana y la leemos juntos.

Al día siguiente asistí a su casa y leímos juntos el comic, más tarde me invito a jugar videojuegos y en la noche me invito a cenar junto a su madre, desde ese día ambos nos convertimos en los mejores amigos, me conto que era hijo único y que sus padres estaban separados, que él vivía con su madre pero que su padre en ocasiones lo visitaba y para vacaciones lo iba a visitar a su casa.

No sé cómo fue que el siendo un chico normal me hablo, fue algo extraño, pero desde ese momento él se convirtió más que mi amigo, él era como mi hermano. Me sentía muy bien con Liam, no necesitaba nada más, pero la vida no se trata de ser quien eres, a veces la vida te enseña a ser realmente quien necesitas ser.

Pero mi historia no trata sobre mi amistad con Liam. Mi historia trata acerca de mi primer amor, ese amor que se aferra a tu piel como un tatuaje, casi imposible de borrar, no solo trata sobre mi primer amor sino también sobre mi primera desilusión amorosa.

Yo no pedí enamorarme, pero así sucedió, ya nada podía hacer. Jennifer Ann Stewart revoluciono mi mundo, cambio mi forma de ver todo, así, convirtiéndome en ser un fan de su belleza. Con apenas ocho años la conocí y caí rendido a sus pies.

Esta es mi historia contada desde mi niñez hasta la actualidad, este soy yo realmente, y ella era Jenny.

Apareció en mi vida como cuando notas los primeros rayos del sol después de una gran tormenta, después de ver el cielo gris observas el alba en tus ojos. Ella llego y se adentró en mi corazón sin pedir permiso..., claro que no lo necesitaba.

Apenas había comenzado el segundo día del segundo año cuando me encontraba dibujando en la parte trasera de mi cuaderno, dibujar era lo único que me entretenía en la escuela en esos días antes de Jenny, todos platicaban de cosas tontas como caricaturas que vieron en vacaciones, como les había ido en sus visitas a los parques de diversiones o que habían visitado con su familia, o los regalos que les obsequiaron por haber pasado de grado, otros se conocían nuevamente, habían dos nuevos compañeros y todos querían conocerlos, en cambio yo, me quede en mi escritorio sin saber que era una conversación más que solo con Liam, solo veía a los demás niños relacionarse unos con otros.

Pero ese segundo día de clases era como cualquier otro día, pero fue entonces cuando la puerta se abrió desde ese momento ya nada fue lo mismo, fue como si alguien encendiera un bombillo en una total oscuridad. Al entrar en el salón el director Payton llevaba a su lado derecho a lo más hermoso que jamás mis ojos hubieran podido observar, desde ese día ya nada volvió a ser lo mismo en mi vida, ella entró y fue como si toda mi vida ocurriera en cámara lenta, como si tuviera una luz resplandeciendo en ella, su cabello, su rostro, su sonrisa y su infinita esencia movieron mi vida.

Cuando el director menciono su nombre mis dibujos dejaron de ser pintados en mi cuaderno y desde ese día su nombre quedo escrito en mis cuadernos: Jennifer Ann Stewart, y en todos mis cuadernos quedaba una muestra de que ella era lo mejor que me había pasado ese día.

Después de la presentación del ángel que llegó ese día, ella se sentó delante de mí, me sentía raro enserio, comprendí entonces que eso era a lo que llamaban enamorarse, todo ese movimiento en el estómago, la sensación de nerviosismo y sudor en las manos.

Se giró y me saludo extendiendo su pequeña palma blanca, al ver más profundamente sus ojos azules, tan claros como un lago cristalino comprendí que ya no podía pensar en nada más a partir de ese momento. Me dijo su nombre y me pidió ser su amigo, no le pude contestar nada, solo estaba sentado detrás de ella, congelándome en ese momento, solo me sonrió y ella en ese instante se volvió en mi vida.

Me arrepiento de no poder haberle dicho "hola", pero realmente no supe que hacer o decir. No era muy hábil con las palabras y menos con Jenny. Un ángel que llego a enseñarme lo que era amar, así llego ella. Jennifer Ann Stewart era mi vida, ella era mi todo..., hasta entonces.

Nuestro Pequeño... Para Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora